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Pedro Sánchez se impone al PSOE del pasado

Pedro Sánchez, tras su victoria en las primarias del PSOE, cantando La Internacional.

Irene Castro

Pedro Sánchez gana la revancha. Los militantes le han dado la razón con una amplia mayoría sobre Susana Díaz y Patxi López. Las primarias que planteó como un plebiscito entre quienes apostaron por la abstención que dio el gobierno a Mariano Rajoy y quienes defendieron mantener el 'no' las ha ganado de calle. Sánchez es de nuevo el secretario general del PSOE con el respaldo de más de 74.200 militantes. Tiene al 50% de las bases detrás de él.

Ha logrado una victoria abrumadora e histórica. Se ha impuesto con bastante holgura en todas las federaciones, excepto Euskadi y Andalucía. Ha golpeado con fuerza a los principales barones del PSOE que estaban al lado de su rival. También a la vieja guardia, representada por Felipe González, Alfonso Guerra, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Bono y un largo etcétera.

“No solo hemos ganado a Susana. También hemos ganado a Felipe, a Zapatero y a Rubalcaba”, decía un afín a Sánchez en la puerta de la sede socialista tras la victoria. Reconocía también que ahora tendrán que gestionar esa situación. Los 'sanchistas' celebraron el triunfo en los bares de la calle Ferraz y después se marcharon a una fiesta con el equipo. El equipo de Díaz se marchó a un hotel a digerir la derrota.

Sánchez, además, ha ganado en la batalla del relato y en su defensa de un proyecto de “izquierdas” que tanto molestó a sus enemigos, que desde los gobiernos autonómicos reivindicaban estar haciendo esas políticas de izquierdas. A esa izquierda progresista se refirió en su primer discurso como secretario general: “Vamos a cumplir con el mandato de las urnas, que es hacer del PSOE el partido de la izquierda de este país, hacer una organización creíble, coherente”.

“A quien teme el presidente actual es a un PSOE unido y lo vamos a tener a partir de ahora y rumbo a la Moncloa”, expresó ante los militantes que celebraron en Ferraz su victoria. Sánchez ha prometido un “nuevo PSOE” frente al que él considera el partido del siglo XX que representaban sus rivales, muchos de ellos aglutinados en torno a la presidenta andaluza más por su odio hacia él que por creencia en las capacidades de Díaz. Les ha derrotado.

El triunfo de Sánchez deja al PSOE en un futuro incierto en varios frentes. El primero, el parlamentario y de la gobernabilidad. El vencedor ha asegurado que harán una “oposición útil” frente a la corrupción y los recortes. Sánchez ha dejado la puerta abierta a buscar los apoyos para que salga adelante una moción de censura contra Rajoy. Será una de las incógnitas que tendrá que ir despejando. En las filas 'susanistas' también temían que una victoria de Sánchez empujara a Rajoy a convocar elecciones anticipadas. Sánchez está convencido de que con él al frente tendrán más fuerza.

En el Congreso tendrá que tomar su primera decisión: nombrar al sustituto del portavoz parlamentario que él mismo nombró, Antonio Hernando, y que presentó su dimisión nada más conocerse el resultado. La gestora tendrá que proponer el nombre al grupo parlamentario, como dirección interina, pero Sánchez ya es quien manda. Adriana Lastra, José Luis Ábalos, Meritxell Batet o Margarita Robles son a los que miran muchos diputados como posibles portavoces, pero nada se ha dicho al respecto todavía.

La familia “rota” y el desencuentro absoluto

El siguiente reto de Sánchez es lograr integración en el congreso del mes de junio en el que tendrá que configurar su Ejecutiva. “Mi compromiso sigue firme hoy más que nunca. Vamos a hacer un congreso en positivo, a construir un nuevo PSOE –dijo ante un público entregado–. Somos una gran familia, la del PSOE”.

Pero la “familia del PSOE” sigue igual de rota. Susana Díaz ha defendido un proyecto que se definía incompatible con el de Sánchez. Ha perdido, pero la han apoyado 59.041 militantes (un 40% del total). La presidenta andaluza, a la que los suyos ya allanan el camino al asegurar que con un 70% de respaldo en la federación seguirá al frente, le ha felicitado, pero le dejó un mensaje claro.

“Nos vamos a poner a disposición de lo que el partido necesite de nosotros, lo que el PSOE requiera de este proyecto colectivo y siempre para conseguir algo que quiero que el conjunto de los españoles tengan claro: debe ser la alternativa, defendemos ese proyecto autónomo y coherente que los ciudadanos necesitan”, dijo en su comparecencia tras conocerse los resultados. Díaz le reprochó recurriendo a uno de los argumentos de su campaña derrotada en las urnas.

La presidenta andaluza ni siquiera mencionó al vencedor por su nombre y se limitó a dar la enhorabuena al “secretario general electo”. No se puso a su disposición, sino a disposición del PSOE en su conjunto. El hacha de guerra no está enterrada.

Los aparatos regionales del PSOE quedan muy tocados con este resultado. Sánchez se ha impuesto en todos los territorios –excepto Andalucía y Euskadi, donde ha ganado Patxi López pero él le sigue de cerca–. En muchas federaciones dirigidas por los presidentes que apoyaban a Díaz el resultado ha sido inferior al número de avales que recogieron, lo que demuestra que “se ha apretado”, como reconocían en la campaña. Las urnas se les han vuelto en contra.

'Shock' en el 'susanismo'

“Hay que analizar”, es lo poco que expresan los 'susanistas' tras una derrota que no supieron ver. Los dirigentes del PSOE despreciaron las capacidades del líder socialista. Pensaron que retrasar las primarias le haría caer en el olvido, que su ausencia en el Congreso le dejaría sin visibilidad, y después pusieron en cuestión su avance en mítines en los que decían que los asistentes no eran del partido. El resultado de los avales fue el primer jarro de agua fría, pero pensaron que conseguirían mantener la distancia. No dieron ni una.

Todos han perdido. Javier Lambán ha preferido no decir nada este domingo –en Aragón Sánchez ha vencido a Díaz por 200 votos–. Sánchez le ha sacado 900 votos a Díaz en Asturias, la tierra de Javier Fernández, presidente de la gestora. El extremeño Guillermo Fernández Vara se ha puesto a disposición del nuevo secretario general. Ximo Puig le ha felicitado y ha recordado que ahora tiene que seguir trabajando por los valencianos.

Los dirigentes del oficialismo temen que les planten batalla en los congresos regionales que se celebrarán en los próximos meses y creen a los 'sanchistas' capaces de tumbarles pese a ocupar gobiernos autonómicos. En los últimos días, Sánchez ha intentado rebajar la tensión respecto a ese futurible.

En Ferraz este domingo el escenario era de vencedores y vencidos. Los derrotados sí veían factible que les corten la cabeza. Los vencedores no hablaban de eso, aunque destilaban rencor: “Susanista el que no bote”, gritaron durante la celebración. El nivel de tensión ha sido máximo en los últimos meses en el PSOE y la temperatura aún no ha bajado.

“Cuando hay ganas, ilusión e ideas todo es posible y lo hemos logrado”. Con esa frase terminó Sánchez su primera intervención como secretario general electo de un partido que prometió será “de los militantes”. Lo hizo en la misma sala en la que ocho meses antes vivió el momento más duro de su vida política, cuando se vio forzado a presentar la dimisión al ser vencido por quienes hoy han perdido. Ahora tiene otro difícil reto por delante: no desencantar a quienes ha ilusionado.

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