Los dos periodistas procesados en Birmania cayeron en una trampa del Ejército

Los dos periodistas birmanos de la agencia Reuters detenidos en Birmania (Myanmar) en posesión de documentos confidenciales sobre la limpieza étnica contra los rohinyás cayeron en una celada del Ejército, declaró hoy un testigo presentado por la acusación durante la instrucción del caso.

El capitán Moe Yan Naing de la Policía dijo en los juzgados del distrito norte de Rangún que el general de brigada de la citada institución Tin Ko Ko planeó la reunión del 12 de diciembre pasado en esa ciudad entre los acusados y los agentes que les dieron los comprometidos documentos, según el medio Irrawaddy.

El testigo detalló que el general ordenó al cabo Naing Lin que hablase con el periodista Wa Lone y le entregase documentos secretos de las operaciones del Batallón 8 del Ejército en Rakáin, estado que antes se llamaba Arakan y que está situado en el oeste de Birmania.

El capitán Moe Yan Naing justificó luego en declaraciones a la prensa su testimonio con el argumento de la integridad que debe tener todo policía.

El procesamiento de Wa Lone y Kyaw Soe Oo se verifica mediante una ley de secretos oficiales de la época colonial que prevé penas de hasta 14 años de prisión y se encuentra en la fase de instrucción.

Ambos fueron detenidos la noche del 12 de diciembre tras reunirse con los dos policías que les pasaron documentos confidenciales sobre la limpieza étnica en Rakaín de los rohinyás, una etnia mayoritariamente musulmana que no reconoce Birmania.

Los reporteros investigaban el asesinato de una decena de rohinyás descubiertos en una fosa común en la villa Inn Din.

La justicia birmana condenó este mes a siete soldados a diez años de prisión con trabajos forzosos en un remota área del país por aquellas muertes.

Cerca de 700.000 rohinyás han buscado refugio en Bangladesh desde finales de agosto por las operaciones militares de castigo contra el grupo insurgente Ejército Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) por la treintena de ataques que perpetró el 25 de agosto de 2017 en Rakáin.

Según los datos recabados por Médicos sin Fronteras y que no reconocen las autoridades birmanas, unos 6.700 rohinyás pueden haber muerto durante la campaña de represalia militar.

Altos representantes de Naciones Unidas han calificado la persecución contra los rohinyás en Birmania de limpieza étnica con “marcas de genocidio” conforme a los testimonios recogidos entre los supervivientes y refugiados en Bangladesh.

Birmania lo niega y justifica el operativo militar como una respuesta legítima al ataque de “terroristas” bangladeshíes, porque no reconocen la etnia rohinyá, les niegan la ciudadanía, les tratan de inmigrantes bengalíes y les someten a numerosas discriminaciones, como restricciones a la libertad de movimientos.