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El policía que investiga la caja B del PP sitúa a Fernández Díaz al frente de las maniobras para apartarle del caso

El inspector de la Policía Manuel Morocho, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar ante el juez García_Castellón

Pedro Águeda

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El policía encargado de la investigación de la caja B del Partido Popular ha ofrecido este martes un completo relato del sabotaje que la formación presidida entonces por Mariano Rajoy realizó a la investigación judicial desde el Gobierno de la Nación. En la cúspide de las maniobras para apartarle del caso, el inspector jefe Manuel Morocho situó al ministro del Interior de la época, Jorge Fernández Díaz. “Me deja usted un panorama desolador”, ha llegado a interrumpirle el juez del caso Kitchen, Manuel García-Castellón, en un momento de la declaración de Morocho como testigo. 

Durante sus comparecencias ante las comisiones de investigación del Congreso sobre las actividades de la brigada política, en general, y del espionaje a Bárcenas, más recientemente, Morocho había ofrecido episodios del acoso al que había sido sometido por sus superiores cuando investigaba los casos Gürtel y caja B a las órdenes del juez Pablo Ruz. Pero hoy ha hecho precisiones en sede judicial desconocidas hasta ahora, como que Fernández Díaz estuvo detrás del ofrecimiento de un destino en la Embajada de España en Portugal para que dejara el caso. 

Según ha relatado Morocho, el ofrecimiento le llegó en persona de su jefe directo, el comisario José Luis Olivera, al frente de la UDEF entonces, en pleno apogeo del caso de la caja B. Olivera se reunió con él, le ofreció el destino en Lisboa y Morocho se negó. El comisario quedó contrariado y entonces recibió una llamada: “Sí, ministro, estoy con él”. A continuación, Olivera le hizo otros ofrecimentos que también rechazó, ha explicado el inspector jefe Morocho, según fuentes presentes en la declaración. 

El grado de presión sobre el policía fue tal que cada vez que iba a reportar al juez Ruz en su despacho de la Audiencia Nacional, el directora adjunto operativo, Eugenio Pino, era informado de ello. Incluso proporcionaron a Morocho una dirección de correo electrónico por la cual tenía que remitir los informes de la financiación irregular del PP a los jefes policiales que había puesto el partido en esos cargos, a lo que Morocho se negó, ha contado esta mañana a García-Castellón. 

El policía ha dicho que las trabas a su trabajo comenzaron a finales de 2011, pero que el ofrecimiento para dejar la UDEF llegó antes del verano de 2013. Se da la circunstancia de que Bárcenas ingresa en prisión en junio y es entonces cuando tira de la manta y rebela la financiación irregular del partido en el Gobierno durante al menos dos décadas. También en esas fechas se pone en marcha la Operación Kitchen que investiga el juez del caso Villarejo. 

El inspector jefe Morocho, que sigue trabajando en una segunda derivada de la caja B, ha asegurado que sus jefes le impidieron poner en los informes el nombre de responsables politícos del PP perceptores de sobresueldos procedentes del dinero negro de los empresarios, pero que él logró incluirlos en un anexo. Es entonces cuando el juez, atónito, ha dicho que le presentaba “un panorama desolador”.

Morocho se ha explayado en las presiones sobre un nombre concreto que no debía aparecer en los informes, el del empresario Ignacio López Hierro, marido de la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, e imptuado ahora en el caso Kithen, al igual que su esposa, por participar en el sabotaje del caso de la caja B. Uno de los mandos le pidió retirarlo, él se negó, y al día siguiente Villarejo escribió en su agenda: “Problema con Moroc”.

Con este clima de trabajo, Morocho y sus colaboradores, junto al juez, tuvieron que reforzar las medidas de seguridad contra las filtraciones a la hora de registrar la sede de Génova y de la constructora Unifica, ha explicado el policía. 

Cazaron a “un animal salvaje”

Morocho también ha explicado que a aquellas maniobras se unieron luego otras, ya relatadas, como añadirle un destino en la Dirección Adjunta Operativa para sobrecargarle de trabajo y que no pudiera sacar adelante sus investigaciones de corrupción del PP. En este punto, el de su traslado al nido de la policía política, el agente ha sido especialmente gráfico. Según las fuentes consultadas, Morocho ha dicho que le parecía que sus superiores tenían la sensación de “haber cazado a un animal salvaje y no sabían qué hacer con él”.

En una ocasión, acompañado de su jefe Olivera, se cruzaron con uno de los investigados, el entonces poderoso jefe de la UCAO, Enrique García Castaño, quien en un tono que no supo interpretar muy bien Morocho, le dijo: “Ah, pero tú eres Morocho, pero si tú tenías que estar muerto”. La declaración se ha interrumpido para volverse a retomar con las preguntas de las partes en los próximos días.

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