Rubalcaba tiene un problema de credibilidad
Tanto en su valoración personal como en la de su gestión política, los resultados del estudio coinciden en destacar que Alfredo Pérez Rubalcaba tiene un problema de credibilidad, palabra que aparece con frecuencia pero en un contexto claramente negativo. Personalmente, “no representa la renovación del partido”.
Eso es algo bastante obvio en un político que llegó al Gobierno por primera vez en 1992, pero si la gente lo destaca es que porque supone que, tras la contundente derrota de 2011, el PSOE necesitaba un cambio de líderes. De ahí que la falta de “credibilidad” y el “desgaste político” sean dos de los factores negativos más citados.
Es lógico que en el caso de un político tan veterano aparezca la “experiencia política” como rasgo positivo. Al igual que en el caso de Rajoy, esos elogios surgen en un porcentaje muy inferior al de comentarios negativos, y se limitan a los que están de acuerdo con no hacer una oposición frontal.
La valoración política es una consecuencia de esa rémora personal. Son muchos más los que definen como “blanda” su forma de hacer oposición que los que la catalogan de “responsable”. Al continuar en la lista de comentarios más frecuentes, se explica por qué. Se le considera “deslegitimado por su gestión en el Gobierno anterior” y no se aprecian “diferencias claras con Rajoy”.
La apuesta del líder del PSOE por alternar críticas duras al Gobierno con ofertas de colaboración no recibe en estos momentos de la legislatura una impresión muy favorable en los comentarios que aparecen en Internet. Puede ser por el alto nivel de rechazo de la política del Gobierno o porque Rubalcaba tiene un serio problema para convencer a la gente de que podría hacer una política diferente al haber sido el vicepresidente del último Gobierno de Zapatero.
