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De la toma de posesión a la salida de Afganistán: los 50 días más intensos del ministro Albares

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá; y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reciben a un avión evacuado de Kabul

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Cuando José Manuel Albares tomó posesión como ministro de Exteriores el pasado 12 de julio no pronunció la palabra “Afganistán”. Y los titulares de su discurso recogían que se había referido a Marruecos, país con el que se vivía una grave crisis diplomática, como “gran amigo”. Las crónicas señalaban que los problemas con Rabat habían apuntillado a su predecesora, Arancha González Laya, y que la misión más urgente del que fue estrecho colaborador de Pedro Sánchez en Moncloa antes de su salto como embajador en París en enero de 2020 era reconducir las relaciones con el régimen alauí.

Pero nadie preveía, aquel 12 de julio, que cuatro semanas después los talibanes se iban a hacer con el control de Afganistán y que España iba a tener un papel protagonista en la evacuación contrarreloj de los colaboradores de las instituciones europeas en Kabul. “Uno nunca escoge en política exterior las circunstancias que le vienen impuestas. Pero puede escoger su actitud ante ellas. Eso hemos hecho, en consonancia con la sociedad española”, he dicho el ministro este lunes en su comparecencia ante la comisión de Exteriores del Congreso para hablar de la crisis afgana y sus planes al frente de su departamento.

Albares llegó a la cima del ministerio de Exteriores después de haber sido el sherpa de Pedro Sánchez, el virrey del presidente del Gobierno para asuntos internacionales, y en un momento que parecía marcado por los fondos de recuperación europeos para salir de la crisis económica, social y sanitaria de la pandemia, así como por los avances en la vacunación. “Es alguien al que conozco bien”, decía el ministro sobre Sánchez en su toma de posesión. “He trabajado con él, asesorando y aprendiendo de él, siempre en el campo de las relaciones internacionales desde sus inicios como secretario general del Partido Socialista Obrero Español y en la presidencia del Gobierno”.

Y en ese discurso tendió la mano a Marruecos, efectivamente: “Somos un país mediterráneo, y con nuestros vecinos del sur tenemos que reforzar relaciones, especialmente con Marruecos. Nuestro gran vecino y amigo del sur”. Con el tiempo, las relaciones con Marruecos parecen ir reconduciéndose.

En vísperas de la ruptura de relaciones entre Rabat y Argel, el rey de Marruecos, Mohamed VI, zanjó la crisis diplomática abierta con España deseando “inaugurar una etapa inédita basada en la confianza, la transparencia, la consideración mutua y el respeto a los compromisos”.

“Con sincero optimismo, expresamos el deseo de seguir trabajando con el Gobierno español y su presidente, Pedro Sánchez, con el fin de inaugurar una etapa inédita en las relaciones entre nuestros dos países”, afirmó el monarca alauí el pasado 20 de agosto, después, también, de que el Gobierno español decidiera ir devolviendo a Marruecos en grupos de 15 a bordo de furgonetas sin realizar expedientes individuales y sin dar audiencia a niños y adolescentes. Una decisión que ha encallado en un juzgado de la ciudad autónoma de Ceuta por medio de dos autos consecutivos en los que la jueza ha decidido paralizar ese dispositivo que está incumpliendo todos los requisitos que establece la Ley de Extranjería.

La Audiencia Nacional, por su parte, ha rechazado este lunes las alegaciones de Interior e investigará las repatriaciones de menores de Ceuta. Así, el tribunal da un plazo de ocho días a la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado, que interpuso el recurso, para que pueda formalizar la demanda sobre la devolución supuestamente ilegal de menores a Marruecos desde la ciudad autónoma.

“No hemos deportado a niños ilegalmente”, ha dicho Albares en el Congreso, quien ha añadido: “Marruecos es un país amigo, socio y vecino. Quiero llevarme extraordinariamente bien con Marruecos”.

Afganistán: asunto central

Este lunes, Albares comparecía en la comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados. Y esta vez el asunto central ha sido Afganistán, mientras que ha tardado más de una hora en mencionar a Marruecos. Y es que, para Albares, la de Afganistán ha sido la “evacuación más compleja desde la crisis de Berlín de 1948. Nuestra consigna ha sido y sigue siendo clara: no dejar a nadie atrás”. No obstante, como decía la ministra de Defensa, Margarita Robles, se han quedado personas atrás.

“La misión sigue”, ha afirmado Albares: “Seguimos teniendo colaboradores de España en riesgo. Ayer [por este domingo] se ,publicó un comunicado de 100 países, entre ellos España, en el que se habla de que los colaboradores puedan abandonar Afganistán después del 31 de agosto. En eso estamos ahora y no vamos a cejar. Ese no dejar a nadie atrás no es un lema, es en lo que estamos trabajando todos los países de la UE y la OTAN. Hay que conseguir que los colaboradores afganos y sus familias puedan abandonar Afganistán; que se pueda llevar ayuda de emergencia a quienes van a sufrir nuestra ausencia; y el respeto a los derechos humanos”. No obstante, Albares ha evitado dar detalles sobre cómo va a ser la operación a partir de ahora: “El Gobierno de España sigue comprometido con ellos, pongámonos en la piel de los que se han quedado allí pero no se han quedado atrás”.

“Nadie preveía la caída del gobierno afgano en días”, ha dicho Albares, quien ha mencionado informes de EEUU que, aún el 11 de agosto, cuatro días antes de la caída de Kabul, sostenían que el Gobierno afgano tenía recursos para sostener la ofensiva talibán durante varios meses: “Los análisis cifraban el ejército afgano en 300.000 efectivos y con fuerza aérea. Supuestamente estaban bien formados, con 83.000 millones de dólares destinados en estos años. Y, enfrente, había 70.000 talibanes. La autocrítica no puede ser solo de España. Era una operación OTAN. A finales de julio, todos los análisis de inteligencia hablaban de que la llegada de los talibanes podía tardar años o por lo menos 6 meses. Y el 11 de agosto, a días de la entrada en Kabul, las fuerzas norteamericanas hablaban de 90 días”.

Sin embargo, como explican fuentes de Exteriores, “el principal asunto que ha ocupado las energías del ministro en las últimas semanas ha sido la evacuación de Afganistán, una de las más complejas de la historia reciente”. Así, relatan: “El objetivo del Gobierno ha sido, en primer lugar, poner a todos los españoles y sus colaboradores a salvo y, en segundo, mostrar su solidaridad con sus socios. Más allá de la propia decisión de lanzar un dispositivo de evacuación, entre las iniciativas tomadas por el ministro ha estado proponer, en el Consejo de Asuntos Extraordinario del 17 de agosto, que España funcionara como hub de recepción y tránsito de las personas vinculadas a la UE antes de enviarlas a otros países para tramitar las solicitudes de asilo. También ha hablado con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, para asegurar la coordinación de las evacuaciones. El pasado 23 de agosto se puso en marcha el acuerdo entre España y EEUU para que este utilizara las bases de Morón y Rota como centros de acogida temporal [para evacuados por EEUU]”.

Según los datos facilitados por Albares en la comisión de Exteriores, “2.206 personas han aterrizado en Torrejón en 17 vuelos, con un esquema escalonado: primero, los españoles (5 personas en el primer vuelo); y todo el personal de la embajada; luego a colaboradores afganos y sus familias. No es una operación nacional, sino un compromiso de España con sus socios y aliados. Siempre se puede contar con la solidaridad de los españoles.

Tal y como ha detallado el ministro, “se han acogido 2.206 personas, de las cuales 400 son unidades familiares. 1.671 son contingente español; 333 están vinculados al Servicio de Acción Exterior de la UE; 131 han sido de EEUU; 50, de la OTAN; y 21, de Portugal”. Según Albares, “todos han venido después de un importante cribado de seguridad”.

Prioridades a largo plazo

Pero, según explican las fuentes de Exteriores, ha habido otros asuntos en la mesa del ministro en estos 50 días. “Hemos tenido que afrontar alguna otra cuestión sobrevenida, como el intento de Arabia Saudí por trasladar la sede de la Organización Mundial del Turismo desde Madrid a Riad. Desde el Ministerio se han hecho gestiones al más alto nivel con el embajador saudí y el jefe de su diplomacia para mostrarles nuestra más rotunda oposición y rechazo a su iniciativa. Asimismo se ha buscado apoyo entre muchos de los países integrantes de la OMT para intentar impedir la votación o en su defecto lograr su apoyo a la sede de Madrid”.

Además, Albares ha afrontado la remodelación interna del Ministerio. “Ha recuperado la histórica Secretaría de Estado para Iberoamérica, a la que ha añadido, además, la promoción del español en el mundo”, explican en el Ministerio: “También ha llevado a cabo una profunda renovación orgánica en la dirección del ministerio y en las embajadas en el exterior, cubriendo puestos que llevaban tiempo vacantes en destinos como Londres o Nueva Delhi”.

“En cuanto a sus prioridades a largo plazo para la política exterior, el ministro ya ha apuntado a la Unión Europea, Iberoamérica y el Mediterráneo como grandes focos regionales”, prosiguen las fuentes: “Las relaciones con Marruecos han mejorado, como muestran las recientes palabras del rey Mohamed VI llamando a inaugurar una nueva etapa en las relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez. El ministro ha mostrado su deseo de llevar a cabo una política de hechos, acciones y resultados”.

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