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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Dignidad, 1 - Crónicas Marcianas, 0

Equipo de Crónicas Marcianas

Raúl Gay

Hubo una vez un programa de televisión llamado Crónicas Marcianas. Se emitió en Telecinco entre 1997 y 2005. Por entonces la ONCE ya había salido de su accionariado y sus presidentes eran italianos en nómina de Mediaset, el imperio de Silvio Berlusconi. Por el plató pasaron curas, travestis, enanos, empollones y homosexuales enseñando el pene.

En el año 2002, uno de los colaboradores del programa, Javier Cárdenas, “entrevistó” a una persona con discapacidad; en la web aparecía con el siguiente titular: “Periodista, soltero, ligón, busca”.

Esto fue lo que se emitió:

En su momento, la familia denunció porque las imágenes estaban distorsionadas, Cárdenas le confundía con sus preguntas y, tras su emisión, los niños del barrio comenzaron a reírse de él. Aseguran que no conoce el valor del dinero y que su mente es la de un niño de 7 años.

Ahora el Tribunal Constitucional sentencia a la cadena a pagar 15.000 euros. Considera que Cárdenas actuó “con la clara y censurable intención de burlarse de sus condiciones físicas y psíquicas, atentando de esa manera no sólo contra sus derechos al honor y a la propia imagen, sino incluso contra su dignidad”. El Constitucional revoca así una decisión del Supremo, que consideró que prevalecía el derecho a la información y que el discapacitado había aceptado hablar ante la cámara. Señala que la entrevista “no solo carecía de valor informativo alguno sino que, además, fue realizada únicamente con propósito burlesco, para ridiculizar al entrevistado, poniendo de relieve sus signos evidentes de discapacidad física y psíquica”.

En realidad, no sorprende. Crónicas Marcianas se dedicaba a burlarse de las personas. Y la gente lo veía. Mucha gente. Cada noche, millones de españoles se reían con las bufonadas, sandeces y barbaridades que decían el presentador y los colaboradores del programa. A la mañana siguiente, comentaban en el aula y el trabajo lo que había dicho un travesti o un señor con joroba y dos dientes. Era un circo, un freak show, en el peor sentido del término.

Me alegro de la sentencia del Constitucional. Pero quizá habría que plantearse qué ocurrió para que Crónicas Marcianas fuera un éxito. ¿Tan malos somos los españoles? Hay que ser mala persona para burlarse de un retrón; pero también para reírse al ver que alguien se burla de él en televisión. Aquí hemos utilizado el humor negro; yo mismo he escrito chistes encontrados por la red. Pero hay una diferencia.

¿Por qué miles de españoles se reían cuando Cárdenas o Sardá colocaban a alguien con problemas físicos y mentales delante de una cámara? No tengo la respuesta. Tal vez por imitación, porque todos lo hacían. Tal vez porque el ser humano tiene un impulso innato de reírse del débil, del diferente. Pero vivir en sociedad significa controlar esos impulsos (lo “natural” no es tan bonito como parece); y un Estado debe controlar esos impulsos. Las televisiones privadas se han aprovechado de su éxito de audiencia para esquivar cualquier control; “es lo que la gente demanda”, argumentaban (y argumentan). Todos hemos sido en parte culpables: los espectadores por ver, las televisiones pr emitir y el Estado por no vigilar y sancionar.

El Constitucional castiga a Telecinco 12 años después de emitir esas imágenes. ¿Podría repetirse una escena similar? ¿Qué haría entonces el Gobierno? Posiblemente, nada; el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales previsto nunca se creó.

Esta semana encontré a través de twitter un vídeo que tiene mucha relación. Una presentadora británica estadounidense con sobrepeso recibe la carta de un espectador en la que le dice que no puede presentar un programa de salud si ella misma está gorda. La periodista responde así en directo (está subtitulado al español):

Por cierto que Cárdenas ha escrito en su Facebook una respuesta al Constitucional. Argumenta que la familia sólo busca dinero y que el fallo es una especie de venganza del Gobierno por haber criticado a Gallardón. Claro.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

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