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Ecuador: El país amazónico más deforestado pero foco de otras amenazas

El coordinador del programa de cambio climático y sustentabilidad de la Universidad Andina Simón Bolívar, Carlos Larrea Maldonado, fue registrado este viernes, durante una entrevista con Efe, en Quito (Ecuador).

EFE

Quito —

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La Amazonía en Ecuador ha perdido hasta un 20 % de su extensión en las últimas décadas y la deforestación es tres veces más alta que en Brasil, aunque los incendios no son su principal amenaza, sino la expansión petrolera y la minería a gran escala.

Ecuador posee apenas el 2 por ciento de la selva amazónica, sin embargo, la Amazonía representa alrededor de la mitad del territorio nacional al ser el segundo país más pequeño de Suramérica.

Pese a tener una tasa de deforestación muy superior a la del resto de los países de la cuenca, hasta tres veces más alta que la de Brasil, los incendios no suponen la principal amenaza a este ecosistema único porque el cambio climático en esta región provoca además del aumento de temperaturas, una mayor pluviosidad.

Así lo explica a Efe Carlos Larrea Maldonado, coordinador del programa de cambio climático y sustentabilidad de la Universidad Andina Simón Bolívar, con sede en Quito, que calcula entre un 15 y un 20 % del territorio forestal amazónico que se ha perdido en las últimas dos décadas.

“En ese sentido, Ecuador tiene una tasa de deforestación del 0,7 por ciento anual aproximadamente. La de Brasil sería en torno al 0,2”, -hectáreas destruidas anualmente por cada mil hectáreas- precisó el experto, que lamenta que las políticas gubernamentales en los últimos 15 años no han podido frenar esta tendencia.

¿Porqué detener la deforestación en la Amazonía es una prioridad mundial?

Larrea apunta que la crisis climática se ha convertido en “una amenaza para la supervivencia de nuestra la civilización y la biodiversidad” y subraya el papel de la Amazonía como el reservorio más importante de biodiversidad en el planeta, un mecanismo que limpia la atmósfera y donde viven 3 millones de especies.

“Es el espacio posiblemente más significativo del mundo para la mitigación del cambio climático, porque los árboles amazónicos tienen una gran capacidad en su crecimiento para transformar el dióxido de carbono, que está contaminando el planeta, en oxígeno”.

En el caso de Ecuador subraya que casi todas las evaluaciones internacionales independientes, incluida la de la FAO, así como datos satelitales sugieren que dentro de los países amazónicos es el que cuenta con una mayor tasa de deforestación, que se ha mantenido constante en los últimos años.

A diferencia de Brasil, donde el fenómeno viene provocado en gran medida por los grandes hacendados a fin de expandir la ganadería y otros cultivos a gran escala, en Ecuador la producen colonos pobres que emigran de la sierra y la costa a la Amazonía y “abren la frontera agrícola”, donde comienzan a sembrar para sobrevivir.

Dice que esto se ha agudizado en los últimos tres lustros por la expansión petrolera y que en la actualidad se está enfocando en el sur del suelo amazónico, en el interior del parque nacional de Yasuní, considerado el lugar más biodiverso del mundo, lo que considera un “crimen contra la humanidad”.

Tres factores contribuyen a esa megadiversidad -abunda-, como son el ecosistema selvático, la cercanía de la cordillera de los Andes y que es atravesada por la línea ecuatorial, lo que hace que tenga gran “pluviosidad y una estabilidad extraordinaria”.

También resalta la amenaza de la minería a gran escala en el sur de la Amazonía, y cita el proyecto Cóndor-Mirador, una mina de cobre a cielo abierto, con la contaminación que conlleva este hecho y el alto riesgo de ruptura de un dique minero.

Natalia Greene, presidenta del Comité Ecuatoriano para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (CEDENMA), alerta que además del impacto de petroleras y mineras, en Ecuador “estamos cortando la Amazonía en dos”.

“Es un porcentaje muy grande de nuestro territorio y necesita la conectividad entre la montaña, donde está el agua, y la Amazonía”.

La también secretaria del Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza, aclara que la carretera Transversal Amazónica, por ejemplo, se encuentra altamente desforestada a ambos márgenes, con abundante colonización y proyectos hidroeléctricos y mineros “que realmente están aislando nuestra Amazonía de los Andes”.

Subraya la importancia de que se mantenga la contigüidad territorial, porque de lo contrario, advierte que se está interrumpiendo la conexión natural entre sierra y Amazonía, y sus biocorredores.

Y en un contexto de cambio climático, las especies necesitarán buscar nichos más fríos y no “van a poder subir”.

Greene afirma que “apenas se conoce el 5 % de la biodiversidad del país y la Amazonía es el lugar más prístino que hemos mantenido. Esto se está perdiendo a un rango más alto de lo que estamos descubriendo”.

Recuerda que Ecuador es el único país del planeta cuya Constitución reconoce los derechos de la naturaleza y subraya que la sociedad civil apuesta por un modelo diferente y los pueblos indígenas están muy empoderados como guardianes del entorno.

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