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Comienzan a funcionar los hoteles medicalizados: nuevas camas para reducir la presión asistencial en Madrid

Entrada principal del Ayre Gran Hotel Colón

Laura Galaup

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La pandemia del coronavirus va a modificar las rutinas en los hoteles que quedan abiertos en la Comunidad de Madrid. Las maletas, los turistas y el personal de recepción han sido sustituidos por mascarillas, ambulancias y profesionales sanitarios que suben y bajan las plantas vestidos con sus pijamas verdes y blancos. Este jueves comenzó a funcionar el primero de estos recursos que va a medicalizar el Gobierno autonómico. El Gran Hotel Colón, situado a pocos metros del hospital Gregorio Marañón, ha sido el que ha estrenado este proyecto sin precedentes, con el que la Comunidad trata de vaciar camas en los centros sanitarios.

Ni el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, ni la empresa propietaria de este primer hotel, ni la asociación empresarial hotelera de Madrid aportan información detallada sobre el funcionamiento de estos nuevos recursos. El primer día de actividad medicalizada del Gran Hotel Colón había desconcierto entre los trabajadores que llegaban a su nuevo puesto de trabajo. “Soy celador, es la primera vez que vengo”, apuntaba uno de los empleados. Profesionales de otros campos también se acercaban; un equipo de Iberdrola acudió para comprobar si el suministro eléctrico del edificio era adaptable al de un hospital.

Asimismo, accedían grupos de médicos jóvenes a los que acababan de contratar. “Nos han dicho que no os podemos decir nada”, se disculpaba uno de ellos, ante los periodistas que estaban en la puerta. Eso sí, aclaraba que aunque la Comunidad anunció que iban a contar con licenciados de Medicina pendientes del examen MIR, él ya había superado esta prueba. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, anunció la semana pasada que estas habitaciones se destinarán a “pacientes que requieran aislamiento domiciliario, con patologías leves, pero que tampoco quieran o puedan estar en su domicilio”.

El objetivo del Gran Hotel Colón es reducir la presión asistencial de los hospitales Gregorio Marañón, Infanta Leonor y La Princesa, en Madrid capital. Y este viernes se habilitaba el Hotel Marriot Auditorium para atender pacientes del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz, el Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares, y el Hospital Universitario del Henares, en Coslada. En un comunicado, el Gobierno regional aseguraba que “a lo largo de los próximos días” habilitarán otros siete hoteles más.

El vicepresidente autonómico, Ignacio Aguado, anunció que calculaban utilizar entre 3.000 y 4.000 camas “en una primera fase”, pero no descartaba ampliar esa cifra en caso de que fuese “necesario”. Por su parte, la Asociación Empresarial Hotelera les ha ofertado hasta 9.000 plazas en más de 40 alojamientos.

Ruiz Escudero aclaró esta semana que los establecimientos de mucha altura y pocas ventanas no estaban indicados para atender a pacientes. Además, explicó que será su Consejería será la que se encargue de todos los servicios, como la limpieza, lavandería y servicio de comedor.

Desde el equipo de Gobierno también reseñaban que planeaban contratar a 4.400 recién licenciados de Medicina, que trabajarán junto a personal de enfermería y técnicos “que se encuentre disponible”, siempre supervisados por profesionales del Servicio Madrileño de Salud.

Los sindicatos denuncian que la Comunidad de Madrid no les ha aportado información sobre el funcionamiento de estos nuevos recursos; desde el sector sanitario de UGT explican que ellos se han enterado de que se está reubicando en estos alojamientos a personal de “centros de especialidades y de consultas que se han cerrado” gracias a sus afiliados. Por su parte, desde la delegación de hostelería de esta misma organización reseñan que en uno de los hoteles del norte de Madrid, cercano al hospital de La Paz, solo se ha quedado un profesional de la cadena, para supervisar el mantenimiento.

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid no ha contestado a las reiteradas peticiones de información de eldiario.es para conocer cuántos pacientes están ya ingresados en estos hoteles, quién se va a encargar de las comidas o de la limpieza de las habitaciones o qué perfiles médicos han contratado.

Este jueves en el hotel cercano al Gregorio Marañón unas trabajadoras que portaban uniformes de la empresa Clece eran las responsables de higienizar las instalaciones. Ese mismo día comenzaron a llegar ambulancias a la puerta trasera de establecimiento, ante la expectación de los vecinos, que veían a los profesionales enfundados en trajes de protección bajando a pacientes. “Mañana, tú o yo podemos estar en una de esas camas. Yo no tengo ninguna queja, entiendo que hay que dejar sitios libres en los hospitales”, reseñaba uno de los pocos residentes del barrio de La Estrella que se encontraba en la calle.

En la puerta principal, el trasiego externo era inexistente, había poco movimiento mas allá de los periodistas que se acercaban para hacer un directo desde ese punto y el relevo de una patrulla de policías municipales que controlaba el acceso. Dentro, a través de las mamparas del hotel, sí que se percibía mayor ajetreo. Profesionales sanitarios subían y bajaban las escaleras, ya con sus batas o pijamas verdes.

La dinámica de trabajo no se paralizó ni para asistir al aplauso que la sociedad les brinda todas las tardes a las 20.00. Continuaron con la reunión que estaban manteniendo en la planta baja, a pesar de que sus nuevos vecinos volvieron a salir a sus ventanas para homenajearles.

Solo uno de ellos aprovechó los vítores para hacerle una fotografía al resto de sus compañeros e inmortalizar el momento con un teléfono móvil, mientras el policía que llevaba toda la tarde controlando el acceso ponía en marcha la sirena y la megafonía de su coche para brindar su agradecimiento a los vecinos de La Estrella: “Sin vosotros, no podemos. Un día más superado”.

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