La educación lo es todo y, en estos tiempos de desigualdad, la mejor herramienta para la justicia social. Te contamos cada martes desde las políticas nacionales del Gobierno hasta las pequeñas historias del último rincón del país, con especial atención a la pública como garante de la igualdad de oportunidades.
El comienzo de curso, de la primera generación Lomloe al enfrentamiento universitario
Ya estamos de vuelta, lo que si eres profe significa que ayer te tocó ir al cole –mucho ánimo– y si tienes hijos que te quedan pocos días de buscarles ocupación porque están a puntito de volver ellos también.
A nivel educativo, que aunque a veces se nos olvide es lo que debería importarnos más, este curso se gradúa de la ESO la primera promoción que habrá estudiado toda la Secundaria obligatoria con la Lomloe. Podríamos decir que será la primera generación competencial... si no fuera porque la práctica diaria en la escuela (o institutos) está lejos de ser la que propone la ley. Os lo contamos al final del pasado curso en el ya tradicional artículo de evaluación del año: mucho ruido (quizá más en redes que real) con la nueva ley, poco efecto práctico en las aulas.
Una parte del profesorado no confía en la continuidad de la ley (os invito a leer los comentarios del artículo) y no la está aplicando a la espera de que vuelva a cambiar; otra parte directamente no cree en ella, y hay otra que no tiene la formación que le gustaría. En cualquier caso, los cambios en educación son lentos, y esta ley incorporaba una buena dosis. Lo que sí ha cambiado con la Lomloe, cada ley es peor en ese sentido, es la burocracia, que se come cada vez más tiempo de los docentes.
Al menos para esto el profesorado está encontrando respuesta. La Inteligencia Artificial cada día está más presente en la escuela y maestros y profesoras no son ajenos a la corriente. En la práctica educativa quizá no tanto, pero para tareas rutinarias o burocráticas la herramienta se está revelando como un fantástico aliado, según nos cuentan los propios docentes en este reportaje.
Políticamente el curso va a estar marcado por las protestas docentes, por el estatuto y por la actualización del Real Decreto de creación de universidades privadas.
Las protestas del profesorado por todo el territorio marcaron el final del curso pasado. La docencia se ejerce en unas condiciones cada vez más difíciles, hay comunidades que aún no han revertido los recortes de la década pasada (más de diez años después) y maestras y maestros, profesores y profesoras, están muy hartos. En Asturias, Euskadi, Castilla-La Mancha o Madrid, entre otras regiones, el año académico se cerró entre movilizaciones y huelgas que se llevaron por delante incluso algún consejero (en Asturias). Ahora es tiempo de reorganizarse y debatir en los claustros, pero en junio el espíritu era seguir reivindicando. Veremos.
El estatuto docente es casi lo único que le queda por hacer al Ministerio de Educación, que puso en marcha las negociaciones básicamente para cumplir los plazos legales. El problema, advierten los sindicatos, es que apenas se ha avanzado, y el runrún de que pueda ser otro intento fallido (o nada satisfactorio, que vendría a ser lo mismo) va creciendo. En su totalidad, el Estatuto puede ser un elemento ambicioso y transformador (aspira a regularlo todos los aspectos de la profesión docente y a implantar una carrera laboral que ahora no existe); troceado puede generar más frustración que otra cosa.
La actualización de los requisitos que deben cumplir las universidades para poder lucir ese nombre –tanto las ya existentes como las nuevas, públicas o privadas– promete ser foco de fricción, otro más, entre PP y básicamente todos los demás. El Gobierno, que anunció el endurecimiento de los mínimos que deben cumplir los centros en abril, está demorando el texto, pero prevé aprobarlo a finales de este mes.
Tendrá garantizadas las críticas de los populares, como se dieron la pasada primavera, que hablan de inseguridad jurídica e invasión de competencias, y el rechazo frontal de Ayuso, buque insignia del antisanchismo y de las universidades privadas, que además está preparando su propia ley de universidades para confrontar con el RD del Gobierno. Exactamente lo mismo que hizo con la ley Maestra de Educación al poco de salir la Lomloe. Va a ser un otoño entretenido en Madrid.
Esta semana hemos hablado de
- La Politécnica de Cartagena, la universidad mejor financiada de España. Y la Rey Juan Carlos de Madrid, la peor. Siempre en términos relativos, claro. En julio analizamos con Juan Hernández, de la Universidad de Jaén y una de las personas que más sabe de contabilidad universitaria de España, el estado financiero de los centros públicos. Algunas cosas, como que Madrid es la comunidad que peor financia sus campus, las sabíamos; quizá nos llamó la atención el nivel de infrafinanciación. Otras, como averiguar que Murcia tiene el centro mejor financiado, directamente nos sorprendió. Si te interesa el tema, el artículo tiene un montón de datos y gráficos que ayudan a hacerse a la idea de la situación de los campus públicos.
- Pequeño apartado sobre la Comunidad de Madrid, que está en otro nivel (para mal). La URJC es la peor financiada, pero la Complutense está en la ruina. En los dos últimos cursos ha perdido 140 millones de euros, lo que le obliga a pedir permiso al Gobierno regional para solicitar un crédito de 35 millones. ¿El problema? Que sin cambios, que nos lo ha habido, es un roto para un agujero que volverá a manifestarse.
- El tapón en Medicina: ni un 13 te garantiza una plaza pública. Uno de los problemas de tener universidades en el límite económico es que no pueden abrir plazas nuevas, lo que provoca que las notas de corte de determinadas carreras esté disparada porque hay mucha más demanda que oferta. Sucede con Medicina, donde ni siquiera un 13 (sobre 14) garantiza el acceso a un campus estatal. En este artículo hablamos con tres estudiantes a los que les ha pasado exactamente eso y están un poco desesperadas. Esta situación, por si hay alguna duda, es responsabilidad directa de las comunidades autónomas, que así lo eligen con sus decisiones presupuestarias.
- El obstáculo para estudiar es el alquiler. En ese punto estamos. El precio del metro cuadrado es tan disparatado en algunas ciudades que hay estudiantes renunciando a sus plazas en la universidad porque no encuentran un techo que se puedan pagar. Le pasó a María Ángeles, que tuvo que rechazar ir a Granada por ese motivo. A Avril y sus compañeras de piso les acaban de tumbar un alquiler en Madrid, después de varios años sin problema, tras hacerles un estudio de solvencia económica. Carlos empezará el curso in absentia porque no ha encontrado nada. Son tres ejemplos entre miles que explican en parte la creciente ansiedad de los jóvenes. A la pesadilla de conseguir plaza en según qué grados se le suma ahora poder ocuparla.
Con esto lo dejamos por hoy que, como en el colegio, no hay que abrumar desde el primer día. La semana que viene ya recuperamos el formato completo de boletín.
Muchas gracias por estar aquí de vuelta, bienvenidos y bienvenidas de nuevo, nos volvemos a leer el próximo martes.
Mientras, por si te has quedado con ganas de más, aquí tienes todas nuestras noticias sobre educación.
Sobre este blog
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