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Por qué España tiene un porcentaje de mujeres con estudios superiores más alto que Alemania o Finlandia

Imagen de archivo de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense en Madrid.

Daniel Sánchez Caballero / Cristina Armunia Berges

16 de septiembre de 2021 22:09 h

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Las jóvenes generaciones vienen pisando fuerte. España es el segundo país de la OCDE con un mayor porcentaje de mujeres menores de 30 años con estudios superiores y el primero en cuanto a varones (en términos relativos). El país supera así a naciones europeas como Alemania y Finlandia, y está un par de puntos por encima de la media de la OCDE. No obstante, la diferencia de género en la distribución de ingresos en estudios universitarios sigue siendo significativa en algunas áreas de la ciencia.

Según recoge la edición de 2021 del estudio Education at a glance (Panorama de la educación, en castellano), tanto la tasa de acceso como la de graduados están por encima de las medias de la UE y la OCDE. En concreto, un 63,7% de la población de menos de 30 años accede a estas etapas educativas (Universidad y Formación Profesional de Grado Superior), cuando en Europa es un 50% y en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico un 50,8% de media; en cuanto a los graduados, un 53,6% de este colectivo obtendrá un título en este nivel, también por encima de las medias de la OCDE (un 38,2%) y de la UE (37,2%).

Desglosado, el informe explica que “en España, el 54% de las mujeres de entre 25 y 34 años tenía estudios superiores en 2020 en comparación con los hombres, con un 41%, mientras que la media de los países de la OCDE es del 52% de media para mujeres y del 39% en hombres”. Ampliando el rango de edad hasta los 34 años ese 54% de mujeres con títulos de educación terciaria español sigue lejos de los países con mejores estadísticas en este apartado, como Luxemburgo (64%) y Noruega (60%) en Europa o Canadá (73%) y Corea del Sur (76%) en el mundo.

Pero en Europa, países punteros como Alemania, por ejemplo, siempre según el mismo documento, tienen un 36% de las mujeres y un 33% de las personas de entre 25 y 34 años con estudios superiores (terciarios, pasada la Secundaria, obligatoria o postobligatoria) en 2020. La educación superior, apunta el informe, “se ha expandido en las últimas décadas y en 2020, por norma general, las mujeres jóvenes tenían más probabilidades que los hombres de tener estudios superiores”.

Julio Carabaña, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense, desgrana los datos y explica que el gran mérito de esta estadística entre los jóvenes se debe a la FP de Grado Superior. Cuando se hurga en el informe de la OCDE se observa que España es el tercer país de toda la organización –aunque muchos no ofrecen datos– con mayor porcentaje de personas menores de 30 tituladas en estudios superiores de 2-3 años de duración. Dado que en España apenas hay grados cortos, la mayoría son de cuatro años, solo queda una respuesta: es la Formación Profesional Superior, en la que destacamos solo por detrás de Austria y Chile (un 39% frente a 47% y 46%, respectivamente).

“Los datos universitarios propiamente dichos son normalitos”, explica el catedrático. “El mérito de estos datos está en la educación terciaria no universitaria. Toda la vida queriendo que la gente estudie FP, parece que ahora se ha incrementado mucho”, reflexiona.

Más empleabilidad

La OCDE apunta algunas causas que podrían explicar esta diferencia de tituladas a favor de las mujeres. “Cambios en los cursos de educación superior y el valor social de la educación universitaria para las mujeres jóvenes pueden influir en sus elecciones”, explica el organismo. “Las jóvenes también ganan con la educación terciaria más que sus pares varones, tanto en términos de empleo como de salarios, con lo cual puede que el objetivo de la educación superior sea más atractivo”, añaden.

Rosa San Segundo, profesora catedrática y parte del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid, coincide con la organización y desgrana: “Las mujeres en el ámbito laboral tienen trabajos más precarios, peor contratación, peores sueldos... ¿Cómo pueden sobrepasar esas diferencias? Teniendo mejores titulaciones y mejores expedientes”, y añade que el fenómeno viene de tiempo atrás y que empieza desde la Secundaria.

Estos argumentos se entienden mejor si se tiene en cuenta que, con carácter general, las mujeres ganan menos que los hombres en sus trabajos. Y la diferencia en España entre ambos sexos es más grande que la media. Así, mientras en los países de la OCDE ellas ganan entre un 76% y un 78% de lo que ingresan los varones, en España el dato baja hasta un 73% para las mujeres con al menos un título de Secundaria.



Sucede algo parecido con la empleabilidad en términos generales. A nivel OCDE, para un varón la diferencia entre tener estudios de secundaria o terciarios es mínima (un 6% de paro frente a un 5%). Para una mujer es distinto: con secundaria tienen un 9% de paro, dato que baja al 6% con estudios superiores.

Las cifras parecen dar la razón a la OCDE cuando se analizan los datos españoles. En nuestro país, los varones de menos de 25 años presentan actualmente una tasa de desempleo del 33,6%, cifra que sube hasta el 36,8% en el caso de las mujeres. Sin embargo, si se desglosa y se atiende solo al dato del paro de personas con educación superior, en la franja de edad entre 20 y 24 años ellos tienen un 26,52% de paro, ellas un 24,49%; entre 25 y 29 también salen mejor paradas, con un 16,9% y un 15,92% de desempleo a su favor, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las mujeres le dan la vuelta a la estadística cuando tienen estudios superiores.

Y las jóvenes son especialmente conscientes de su situación de inferioridad laboral, explica San Segundo. “Esta generación lo tiene muy claro. Tiene la evidencia de la generación de sus mayores, ven sus condiciones de trabajo y saben que lo que pueden hacer es estudiar más. Lo ponen de manifiesto los datos académicos, pero es que además consumen más cultura, leen más...”.

Para San Segundo la misma explicación se encuentra tras la diferencia comparativa entre España y otros países europeos avanzados. “Fuera de la administración pública (que por cierto se está feminizando muchísimo), la mujer es mucho más precaria en sus condiciones laborales que en el norte de Europa, donde hay más igualdad”, argumenta. Sin la amenaza de un peor trabajo, explica la experta, no hay tanta obligación de aspirar a una mejor formación.

El Ministerio de Educación, que realiza su propio análisis de los datos, dedica un apartado exclusivo a tratar de explicar por qué acceden más mujeres que hombres a la educación terciaria. “Los factores de este giro [que ha invertido en los últimos años la proporción de mujeres y hombres que acceden a la educación terciaria] son variados, e incluyen la importancia de la segunda etapa de la educación secundaria (la postobligatoria) y las perspectivas profesionales tras la educación terciaria”, sostiene el Ministerio.

Esto es, la elección del programa de estudios en la segunda etapa de la Secundaria (que en España es el Bachillerato o la FP de Grado Medio) puede determinar las opciones educativas de los estudiantes tras la obtención del título (...). El rendimiento educativo de los estudiantes influye en la elección del programa de educación superior (...), por lo que un rendimiento educativo más bajo puede disuadir a los estudiantes de continuar hacia un nivel educativo superior“. Y lo concreta con un ejemplo: ”Las niñas, con resultados superiores a los de los niños en lectura en todos los países (PISA), tienen más probabilidades de completar la segunda etapa de educación secundaria, tanto la general como la vocacional, que los niños“.

Siete puntos más en diez años

La distribución del porcentaje de mujeres y hombres con estudios terciarios o superiores ha aumentado en los últimos diez años. De manera global, el informe muestra que en el año 2010 un 40% de hombres y mujeres tenían estudios terciarios en España, cifra que aumenta en siete puntos porcentuales para 2020. En el año 2010, un 46% de mujeres tenía estudios superiores y, en 2020, esta cifra se sitúa en un 54%. En el caso de los hombres pasa de un 35% a un 41%. En diez años, el número de mujeres con estudios universitarios ha aumentado en ocho puntos porcentuales y en seis puntos porcentuales en el caso de los hombres.

Los datos muestran el camino que ha recorrido España. Si comparamos con lo que ha sucedido en Alemania o en Finlandia encontramos las siguientes situaciones. En el primero, sin distinción de género, se ha pasado de un 26% de personas de entre 25 y 34 años con estudios superiores a un 35% de 2010 a 2020. Esta estadística en el caso de las mujeres pasa de un 27% a un 36% y en el caso de los hombres, de un 25% a un 33%.

Finlandia, uno de los países punteros en cuanto a la Educación, se parece al caso español en cuanto al porcentaje de mujeres jóvenes que ostentan estudios superiores. Están por encima de la media de la OCDE, con un 53%, pero no alcanza el porcentaje español. Para el caso de los hombres de entre 25 y 34 sí que difiere puesto que se sitúa en un 37%, por debajo de la media de la OCDE (39%) y también por debajo de la situación española (41%).

En Finlandia, el total pasa de un 39% a un 45%, que desglosado se traduce en que las mujeres pasan de un 48% a un 55% y los hombres de un 31% a un 37%. Si comparamos estos números con el caso español entre mujeres, se observa que en diez años ha aumentado seis puntos porcentuales.

Pero el informe también señala que España sigue teniendo deberes en cuanto al acceso de las mujeres a los grados relacionados con la ciencia o las tecnologías de la comunicación. De media en la OCDE, el 26% de los nuevos ingresos en estas carreras son mujeres, dato que en España baja hasta el 24%. Mayor es la diferencia en lo que el informe llama tecnologías de la comunicación, donde apenas un 13% de las nuevas matriculadas son mujeres, cuando la media está en el 20%.

En el lado contrario, carreras tradicionalmente femeninas como Magisterio tienen más representación masculina que la habitual en otros países. En un sector en el que a nivel global un 77% de las docentes son mujeres, España tiene un 35% de varones.

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