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DATOS

España registra un aumento del 47% en la mortalidad pero los expertos piden tiempo para relacionarlo con el coronavirus

Oriol Solé Altimira / Raúl Sánchez

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Hay más muertes por coronavirus de las que se registran oficialmente, pero es pronto para saber qué parte del aumento de la mortalidad en España es achacable a la pandemia. Este es el diagnóstico de los expertos sobre el incremento de los fallecimientos que constatan los informes semanales de los registros civiles de todo el país. Solo entre el 17 de marzo y el 4 de abril, España registró un exceso de mortalidad del 47,2%, según el último informe que agrupa los datos de los registros civiles publicado este lunes.

Casi 4.000 registros civiles, correspondientes al 92% de la población española y que incluyen todas las provincias, envían sus fallecimientos registrados al Sistema de Monitorización de la Mortalidad (MoMo) del Centro Nacional de Epidemiología. Las estadísticas comparan los datos registrados los últimos días con las medias históricas de mortalidad entre enero de 2008 y 2019.

A nivel nacional, entre el martes 17 de marzo y el sábado 4 de abril se registraron 31.472 defunciones por todas las causas, lo que supone un exceso del 47,2% frente a la media de la última década en el mismo periodo. Por sexos, el aumento de mortalidad en los hombres fue del 54,2% y del 36,9% en las mujeres. Por edades, la subida se concentra en los mayores de 74 años, con un exceso de mortalidad del 53,3%, mientras que el incremento fue del 46,3% entre los 65 y 74 años y del 13,4% en los menores de 65.

El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Pere Godoy, pide “prudencia” a la hora de valorar los datos de los registros civiles. “Que hay más muertes por coronavirus de los que indican las estadísticas oficiales es seguro, pero es muy complicado imputar a día de hoy un porcentaje concreto del exceso de mortalidad total al virus”, explica este experto. La pandemia se ha cobrado ya la vida de 13.055 personas, según el balance oficial de este lunes del Ministerio de Sanidad.



Godoy hace hincapié en que hay que interpretar “de forma muy distinta” el exceso de mortalidad detectado entre los menores de 65 años que el de los más mayores. Así, según Godoy, buena parte del exceso de mortalidad en los menores de 65 años sí sería imputable al coronavirus ya que en este grupo de edad son menos frecuentes las patologías previas. Sin embargo, según los datos de los registros, en este grupo de edad se registraron 394 fallecimientos más, muy por debajo del aumento de 8.279 decesos de los mayores de 74 respecto a la media de los últimos años.

Por contra, la tasa de comorbilidad, es decir, la existencia de dos o más enfermedades en la misma persona, que se sitúa en torno al 80% en los mayores de 65 años en España, dificulta, a criterio de Godoy, establecer con precisión la incidencia del coronavirus en los más mayores. “Señalar el coronavirus como la causa única de la muerte en pacientes con enfermedades previas es más complicado. Sí es más probable que en muchos casos el virus sea un desencadenante”, asevera.

El presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), Joan Ramon Villalbí, es de la misma opinión. “Es evidente que la epidemia está precipitando la muerte de gente que ya era muy frágil. Pero hace falta tiempo y perspectiva para interpretar la totalidad de los datos. La estadística de exceso de mortalidad es una de las piezas del puzle para saber la incidencia del virus que tendremos que completar con los fallecidos a los que se ha hecho la prueba, los casos notificados, los hospitalizados, pero también con lo que reporten los médicos de Atención Primaria”, sostiene Villalbí.

Villalbí cree que será necesario esperar unos meses para ver el comportamiento del exceso de mortalidad. Por ejemplo, para ver si el coronavirus produce el mismo que la gripe o las olas de calor, consistente en acentuar durante un periodo la mortalidad de los pacientes más “frágiles”, como los que sufren cardiopatías o problemas respiratorios previos, para posteriormente verse reducidos los fallecimientos.

Villalbí también reflexiona sobre el debate que puede generarse a la hora de contabilizar las muertes y sus causas: “¿Si un paciente con cáncer de pulmón fallece habiendo presentado síntomas de coronavirus, qué situamos como causa de la muerte? El coronavirus puede haber influido, pero la causa será el cáncer”.



Al margen de la causa de la muerte, los expertos además indican que hará falta esperar para que los datos de los 8.200 registros civiles que hay en España estén completamente actualizados, ya que el propio Sistema de Monitorización de la Mortalidad advierte de un “notable retraso” en la notificación de defunciones en los registros de La Rioja, algo que en semanas anteriores ocurría en Galicia, Catalunya o Madrid. Fuentes sindicales consultadas indican además que aunque estén informatizados, los registros civiles de Barcelona y Madrid, donde se han producido más fallecimientos, acumulan retrasos en la tramitación de expedientes por la reducción de personal provocada por el estado de alarma.

Incluso de forma oficial el Tribunal Superior de Justicia de Castilla–La Mancha (TSJCLM) ha alertado de que, en base a los expedientes que manejan los registros civiles de la comunidad, puede haber más del doble de fallecidos con coronavirus de lo que indican las cifras oficiales. Por todo ello Villalbí cree que hasta dentro de un año o un año y medio, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) publique la estadística oficial, no se podrá disponer de una imagen completa de la mortalidad durante la pandemia.

En este sentido, los informes del Sistema de Monitorización de la Mortalidad muestran una distribución distinta entre los aumentos de mortalidad registrados en cada comunidad autónoma al basarse los datos en periodos temporales dispares. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Navarra y Madrid encabezan los registros de exceso de mortalidad, mientras que la Comunitat Valenciana, Asturias, Baleares y

Andalucía presentan las subidas más moderadas.

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