España restituye oficialmente a los pioneros Emilio Herrera e Irene Aguilera tras la ‘muerte civil’ impuesta por Franco

Los cuatro bisnietos de Emilio Herrera Linares e Irene Aguilera Cappa recibirán este jueves, de manos del secretario de Estado, el documento de restitución de memoria democrática de este matrimonio de pioneros a los que Francisco Franco condenó a la muerte civil y el ostracismo. La restitución, solicitada al amparo de la Ley 20/2022, llega 58 años después de la muerte de Herrera en el exilio e implica la reparación moral y jurídica del ingeniero granadino y su esposa. 

En el caso de Emilio Herrera, el reconocimiento conlleva la nulidad de la resolución de 1942 que lo declaró en rebeldía y la restauración de su honor tras sufrir la muerte civil en el exilio, así como la puesta en marcha de la restitución de su rango de General del Ejército, concedido en 1938 pero ignorado por la dictadura. Para Irene Aguilera, la decisión supone el reconocimiento oficial de su sufrimiento por la persecución, la pérdida de su patrimonio y el duro exilio que padeció junto a su esposo.

Durante el acto, que se celebrará en el Archivo Histórico del Ejército del Aire en Villaviciosa de Odón, se va a proceder a la entrega de la documentación histórica de Emilio Herrera, incluidas sus memorias manuscritas. Los papeles, que hasta ahora se guardaban en el Colegio de Ingenieros Aeronáuticos, pasarán a ser custodiados por el Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio (SHYCEA), donde se iniciará un proyecto de digitalización, para el que la Fundación ENAIRE ha donado 43.000 euros. También se presentará un proyecto expositivo que homenajeará la figura de Emilio Herrera de forma permanente en la sede del Organismo Aviación Civil Internacional (OACI) en Montreal, Canadá. 

La primera mujer en volar

Aunque ha habido diferentes reconocimientos de la figura de Emilio Herrera en las últimas décadas, esta es la primera vez que se reconoce al matrimonio y el papel de Irene Aguilera, a quienes los historiadores atribuyen haber sido la primera mujer española en volar, tras aprender a manejar un biplano en 1911. “La vida de nuestra bisabuela —escriben sus descendientes en la petición de restitución— fue una vida excepcional y a la vez terrible, en la que sufrió la pérdida de un hijo en la Guerra Civil española, vivió gran parte de su vida en el exilio, donde pasó penurias económicas, a pesar de su patrimonio y condición económica en España, y fue testigo directo de las investigaciones de Emilio Herrera, plasmando en dibujos muchas representaciones de esos momentos”.

“Si Irene Aguilera Cappa hubiera nacido más tarde, posiblemente hubiera desplegado una vida más allá de la sombra de su marido. No fue así; los mandatos de género hicieron que ella fuera esa gran mujer detrás de un gran hombre, pero no por ello su historia queda invalidada”, escribe Araceli Martínez Esteban, especialista en Estudios Interdisciplinares de Género, en la documentación presentada por la familia. “Son muchas las mujeres que como ella, desde esos espacios aparentemente secundarios, también han hecho posible que la sociedad avance. Hoy en día no aceptamos estar un paso atrás. Como ya hiciera Irene Aguilera Cappa, queremos volar, pero esta vez dirigir nosotras el vuelo”.

Emilio Herrera se casó en 1909 con Irene Aguilera cuando ya era Teniente Ingeniero militar y uno de los primeros pilotos de globo, dirigible y aeroplano de España. La lista de logros a lo largo de su vida juntos es interminable: fundó la Escuela Superior de Aerotecnia y el Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, inventó la escafandra estratonáutica, con la que pretendía ascender hasta la estratosfera y que inspiró años después a la NASA para diseñar los primeros trajes espaciales. Católico y monárquico, Herrera se mantuvo leal a la República por cumplir su palabra de honor y llegó a ser Presidente del Gobierno de la República en el exilio.

Ambos tuvieron dos hijos: José y Emilio. El primero, conocido familiarmente como 'Petere', fue un destacado poeta de la generación del 27, escritor, periodista y dramaturgo, galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1938. Emilio, apodado cariñosamente 'Pikiki', fue aviador de la República y su avión fue derribado durante la Guerra Civil española en septiembre de 1937, un suceso que marcó profundamente al matrimonio por el resto de su vida. Emilio Herrera recibió la noticia de la muerte de su hijo en Valencia y recorrió los pueblos del frente en su busca, sin éxito. El general franquista Gonzalo Queipo de Llano, en su charla radiofónica nocturna, comentó cruelmente: “Ya que el padre no ha podido subir tan alto como hubiera querido, su hijo ha bajado más deprisa de lo que hubiera deseado”.

Reconocimiento muy tardío

El reconocimiento llega tras décadas de olvido intencionado y persecución por parte de la dictadura franquista. A pesar del inmenso prestigio internacional de Emilio Herrera, reconocido por figuras como Albert Einstein y por instituciones como la Academia de Ciencias de Francia, en España se le borró de la historia oficial y se le despojó de sus méritos militares. La familia vivió el exilio en condiciones precarias, pasando de una posición acomodada a la escasez material, pero manteniendo siempre una conducta ética intachable frente a un régimen que castigó su lealtad democrática.

“La odisea científica y personal de Emilio Herrera fue símbolo de una época y de una generación”, explica el historiador Emilio Atienza en la documentación presentada por la familia, a la que ha tenido acceso elDiario.es. “Su carrera quedó truncada, como la de tantos otros científicos españoles, por la guerra y el exilio que le siguió”. “La democracia estaba en deuda con este matrimonio, que sufrieron juntos las consecuencias de la guerra civil y la dictadura, y fueron a la vez héroes y mártires”, añade Margarita Asuar, directora gerente de la Fundación ENAIRE. 

Para Carlos Lázaro Ávila, especialista en la vida de Emilio Herrera, aunque ha habido varios reconocimientos oficiales anteriores, la restitución de la memoria democrática tiene una significación especial. “Supone el broche de oro a un largo proceso, que ya se inició en 1993, cuando se produjo el traslado de los restos mortales de Emilio Herrera a Granada”, explica. “Y se pone el acento en el papel importantísimo que tuvo en la vida de Herrera su esposa Irene Aguilera. Me parece que es un gesto de culminación del reconocimiento oficial estatal, y una entrada por la puerta grande de su legado en el archivo histórico del ejército del Aire, con su enorme valor científico, político y aeronáutico”.