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La Iglesia expedienta a un cura de Castellón que bendijo a una pareja de lesbianas

Imagen de la ceremonia celebrada en la parroquia de Sant Bartomeu

Jesús Bastante

Rezar junto a una pareja de lesbianas y “bendecir” su matrimonio por lo civil puede costarle muy caro a José García, párroco de San Bartolomé, en Onda (Castellón), quien el pasado 30 de julio celebró en el templo “una bendición del amor” entre dos mujeres, creyentes y feligresas, que el día anterior habían contraído matrimonio por lo civil. La respuesta de la diócesis fue inmediata, contundente: “Una aplicación errónea de la misericordia”. La misma que llevó al hoy Papa a hacer lo mismo siendo arzobispo de Buenos Aires y, ya siendo Pontífice, a instar a un obispo argentino a permitir el bautizo del hijo de una pareja de lesbianas en su país de origen.

Pero España continúa siendo un reducto de la oposición a las reformas emprendidas por Bergoglio. Así, en un durísimo comunicado, la diócesis de Segorbe-Castellón censura la acción de párroco, que “contradice gravemente la doctrina de la Iglesia Católica”. “No solo pretender celebrar ante la Iglesia un matrimonio entre personas del mismo sexo, sino también presidir la celebración de la bendición de una unión civil previa entre personas del mismo sexo”, asegura el comunicado, que advierte de “la gravedad del hecho, aunque solo hubiera sido una bendición, más allá de sus buenas intenciones”.

El sacerdote en un primer momento trató de defenderse ante el vicario y el obispo, apelando que conocía a las dos mujeres “desde hace mucho tiempo”, y que únicamente quiso “celebrar el amor que le tienen a Dios y el amor que existe entre ellas”, sin que hubiera celebración litúrgica del matrimonio (algo prohibido por la legislación canónica). Finalmente, según el comunicado de la diócesis, “ha reconocido ante el obispo el grave error de su actuación”, por lo que “pide perdón a la Iglesia y a todos aquellos para los que su actuación pudiera ser motivo de escándalo”.

Asimismo, en el comunicado facilitado por el Obispado de Segorbe-Castellón se recoge también la promesa del cura de “nunca más volver a llevar a cabo una actuación igual o similar” a la dada. Sin embargo, ello no le librará de la apertura de un proceso informativo que, muy seguramente, concluirá con alguna sanción para el párroco.

Finalmente, y aunque la diócesis subraya la necesitad de evitar “todo signo de discriminación injusta”, hacia las personas homosexuales, su comunicado destaca que “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”. 

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