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ENTREVISTA

Jesús Tomillero, el árbitro que salió del armario: “El fútbol en España es homófobo y machista”

Jesús Tomillero durante el arbitraje de un partido de fútbol

Cristina Armunia Berges

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Jesús Tomillero tiene 27 años, vive en Algeciras y en 2016 fue el primer árbitro profesional de fútbol en salir del armario en España. Aquel no fue un acto planeado. Su único objetivo fue defenderse y luchar por sus derechos. Pero aquello que comenzó con una reacción de impotencia frente a la agresión, lo alejó de los campos de fútbol y evaporó su sueño de arbitrar en Primera División. Los polémicos tuits que publicaron este fin de semana Iker Casillas y Carles Puyol han devuelto a Tomillero a la sensación de tristeza que acompañó su abandono de los estadios tras recibir miles de amenazas y agresiones después de hablar abiertamente de su homosexualidad. “Alguno puede pensar que gestos como ese tuit son una tontería, pero hacen mucho, mucho daño”, asegura.

Tomillero ha abandonado el fútbol como profesión –ahora es cocinero en un asador de pollos–, pero no ha renunciado a intentar cambiar el mundo del deporte que añora. Hoy se dedica al voluntariado y preside una asociación que ayuda a víctimas de delito de odio, ya sea por orientación sexual o identidad de género. Y denuncia que la frivolidad con la que muchos afrontan este tema supone un retroceso en un ambiente ya de por sí machista y homófobo: “Necesitamos referentes reales, referentes de verdad. No unos a los que lo único que les importa es el dinero y la fama”.

¿El fútbol español es homófobo?

Sí, el mundo del fútbol sigue siendo homófobo y es así desde que se creó, lamentablemente. Y lo es aún más porque tenemos una ley del deporte que no incluye la LGTBIfobia como delito de odio. Una ley que no se modifica desde 1980.

¿Y machista?

Muy machista. Estamos en un país machista. A mí, a diario cuando tenía que arbitrar, me llamaban “maricón” y me decían que lo que tenía que estar haciendo era planchar o jugando con muñecas. Y a mis compañeras, pues igual, las llamaban “machorras” o “guarras”. El mundo del fútbol sigue siendo muy machista, aunque tengamos una liga femenina. Tenemos que seguir avanzando, pero queda mucho camino por hacer.

Fue el primer árbitro en España en decir abiertamente que era homosexual. ¿Qué supuso esto para usted a nivel laboral?

Tuve que dejar mi carrera por todos los insultos y delitos de odio que recibí. Recibí más de 1.500 amenazas de muerte por decir públicamente que era gay. Tampoco fue algo que yo me propusiera un día, fue en un partido de fútbol, cuando un encargado de material empezó a insultarme por mi orientación sexual. Tras expulsarlo, otro jugador llegó a llamarlo “comepollas”. Al avisar al delegado del árbitro de lo que había ocurrido, me dijo que tenía que seguir arbitrando y que no podía suspender un partido de esas características por lo que me habían dicho. Una vez finalizado el encuentro, llegaron a tirarle piedras. Estaba indignado. Tenía que haber llamado a la policía. Pero la impotencia me llevó a ponerlo en mis redes sociales y aquello rápidamente se hizo viral. Fue algo que no me esperaba y después no me quise ocultar, ni callar y tuve que defender mis derechos ante todo. No tienes por qué decir que eres gay. Al igual que otras personas no dicen que son hetero.

¿Sigue arbitrando? ¿Qué relación tiene con el fútbol?

Ya no arbitro. Soy presidente de una entidad LGTBI [Roja Directa Andalucía LGTBI], donde trabajo todos estos temas que hay que seguir visibilizando. El año pasado hice una campaña nacional contra la LGTBIfobia en el fútbol, a la cual se sumaron un montón de municipios. Y este año hice otra campaña en febrero, a través de la cual se pudo ver un spot publicitario contra la homofobia en todos los campos de primera división.

Sigo vinculado al mundo del fútbol. No como árbitro, pero sí luchando como activista, y he recibido el apoyo del ministro de Deportes, Miquel Iceta. Hay que seguir trabajando.

¿Ahora a qué se dedica?

Este año hemos ayudado a más de 1.500 personas en toda Andalucía.

Aunque a veces pienso, si no lo hubiera hecho a lo mejor hoy estaría en primera división. Pero las cosas pasan por algo y hay que asumirlas

Aquellos días, cuando el revuelo fue máximo y los insultos se intensificaron en el campo, ¿llegó a arrepentirse de salir del armario?

Sí, la verdad es que sí. Llegué a pensar en el suicidio, lamentablemente. Cuando llegó una amenaza de muerte de cuatro tiros en la cabeza, y me dijeron que me iban a matar por el simple hecho de poner una denuncia por algo que me había ocurrido, dije “¿dónde me he metido? No quiero estar aquí”. Pero luego, el apoyo de mis compañeros, de mi marido y de mis familiares hizo que no me arrepintiera. Hice algo que había que hacer en esos momentos.

Aunque a veces pienso que si no lo hubiera hecho a lo mejor hoy estaría en primera división. Pero las cosas pasan por algo y hay que asumirlas. Si tuviera que volver a hacerlo, lo haría para ayudar a todo el mundo y abrir las puertas que se tenían que abrir para hablar de algo natural que por desgracia fue noticia, pero que no debería de serlo.

¿Llega un momento en el que uno puede quedarse sin fuerzas como para seguir luchando contra la homofobia?

A mí las fuerzas no se me van porque quiero que a cualquier persona que le haya pasado lo que a mí no tire la toalla, y que tenga el apoyo que a mí me faltó. Eso es lo que me lleva a ayudarlas. Ese es mi objetivo poder ayudar, concienciar y visibilizar para que el día de mañana no tengamos que estar hablando de esto. Quiero ayudar para que pronto haya un futbolista de verdad, no como Iker Casillas, diga de verdad que es gay. Que no sea noticia. Que se normalice.

¿Qué opina del tuit de Iker Casillas?

Creo que es un tuit homófobo. Si te hackean una cuenta, no la recuperas en 30 minutos y menos teniendo casi nueve millones de seguidores. Creo que ha hecho algo consciente. La broma se le ha ido de las manos y debería pedir perdón. Para mí es no tener vergüenza, ni sensibilidad, y ser un homófobo encubierto. Porque en su día a mí sí que me apoyó.

Desde la asociación que presido hemos denunciado los hechos para que se investigue si ha sido un hacker o él mismo cachondeándose del colectivo LGTBI, que es lo que nosotros creemos y yo mismo creo. Por cosas como estas me merece la pena no formar parte del mundo del fútbol, porque la gente como él no hace bien al fútbol.

¿Qué pasa cuando una figura pública frivoliza con el colectivo LGTBI?

El simple hecho de que un referente diga que es gay y luego lo ridiculice diciendo que no, y riéndose del colectivo, hace mucho daño. Hay que pensar que hay gente que se autolesiona o incluso se suicida por las situaciones que vive, y muchísimos que dejan de salir del armario por miedo. Necesitamos referentes reales, referentes de verdad. No referentes como ellos que lo único que les importa es el dinero y ser públicos.

Al menos Carles Puyol ha pedido perdón y ha rectificado, algo que no ha hecho Iker Casillas. Pero es un comentario desafortunado, que tiene que mirárselo también. Le hace daño al fútbol. Ya demasiada homofobia y machismo hay dentro del fútbol como para que referentes como Puyol o Casillas hagan este tipo de cosas. No tiene sentido. Es que no hay explicación ninguna.

Todo esto no hace más que retrasar la posibilidad de que en el fútbol los hombres también puedan salir del armario. ¿Cree que se ha avanzado algo desde 2016, año en el que usted se atrevió a dar el paso?

Yo pensaba que sí. Pero viendo lo que vi el domingo, creo que vamos para atrás. La ley del deporte no se modifica desde 1980, y no hay un reglamento legal que te ampare como deportista, porque la propia ley habla de 'cualquier tipo de intolerancia'. Y no estoy aquí para que me toleres, sino para que me respetes. Yo tuve que abandonar mi carrera y a día de hoy no se sabe nada. El Consejo Superior de Deportes no echó mano en el asunto tampoco. Si las propias competencias no trabajan sobre eso, quién va a dar el paso. Nadie. Dudo que de aquí a dentro de diez años salga alguien del armario. Queda mucho camino.

En el fútbol femenino esto sí que se ha producido. ¿Cómo se podría explicar esta diferencia?

Porque se ha visibilizado desde el primer momento. Por desgracia, hay unos roles sobre las mujeres a las que les gusta el fútbol: decir que son lesbianas. Y, por desgracia, este estereotipo social ha hecho que se normalice más. Pero del mismo modo, hay mujeres heterosexuales y mujeres lesbianas. Por eso el fútbol femenino está en auge y está siendo un referente de igualdad y derechos humanos.

¿Qué le parece que se celebre el mundial en un país homófobo como es Qatar?

Hace un mes hice un documental con la UEFA. Les dije que estaba muy bien que hagan un documental sobre delitos de odio y que contasen conmigo como árbitro de fútbol, pero les dije también que no tenía mucho sentido eso y celebrar un mundial en Qatar que prohíbe el acceso de personas LTGBI portando banderas o camisetas. Veo bien que algunos equipos se hayan posicionado y vayan a llevar brazalete para luchar por el colectivo. Incluso yo en su día pensé en ir a Qatar con la bandera para luchar por mis derechos porque nadie te puede prohibir ir al fútbol de la manera que yo quiera vestirme. Creo que es un gran error que se haga un mundial en un país donde los derechos de las mujeres y los derechos del colectivo LGTBI van hacia detrás. Es un gran error.

La selección inglesa ha anunciado que su capitán, Harry Kane, portará el brazalete con la bandera LGTBI. ¿Cree que en España habrá este tipo de reivindicaciones?

Me encantaría que la Selección Española llevara una franja de la bandera LGTBI e incluso se hiciera visible el colectivo LGTBI. Si yo fuera árbitro de un mundial, me pondría los colores de la bandera LGTBI para que sepan que no están solos. Creo que ese gesto hace que el deporte sea más humanitario y más igualitario.

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