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En qué van a gastar los obispos el dinero del nuevo 'cepillo' online

El obispo de Vitoria se despide con recuerdo al compromiso de la Iglesia con la paz

Jesús Bastante

El pasado año, la Conferencia Episcopal española recibió más de 250 millones de euros a cuenta de los presupuestos generales del Estado. Casi nueve millones de españoles marcaron la famosa X de la Declaración de la Renta en la que se permite ceder el 0,7% de los impuestos a la Iglesia católica. A ello hay que sumar toda una serie de partidas de las distintas administraciones –incluyendo la exención del IBI–que suponen, según distintos cálculos, que la Iglesia católica en España recibe un total de 11.110 millones de euros al año, ya sea por subvenciones directas o exenciones de tributos.

Además, las 23.000 parroquias, 70 diócesis y, desde ahora, la Conferencia Episcopal, pueden recoger todo el dinero que quieran. Se trata de los famosos “cepillos”, o donativos a la Iglesia, una cantidad imposible de cuantificar, y a la que hay que añadir los llamados “estipendios”, o dinero que se da, de forma pretendidamente voluntaria, al párroco de turno por oficiar funerales, bodas, bautizos o comuniones.

Los obispos quieren más. Anunciando que “cerca del 40% del sostenimiento de la Iglesia procede de los donativos que los creyentes y las personas que valoran la labor de la Iglesia ofrecen generosamente”, la Conferencia Episcopal acaba de lanzar su portal de donativos, que están exentos de pago de impuestos en virtud de la Ley de Mecenazgo. Esa ley ofrece la posibilidad al donante de desgravar hasta el 75% de su aportación.

El contribuyente recibirá su correspondiente recibo de pago y, desde ese momento, pasa a formar parte de una lista de distribución que los obispos entregarán a Hacienda para que, llegado el momento de la Declaración de la Renta, puedan desgravar sus donativos. También, para que las diócesis puedan ponerse en contacto para distintas campañas informativas o de donaciones, tal y como apuntaron los responsables del portal, implementado por Indra.

“Este es un agregador de instituciones”, apuntó el gerente del Episcopado, Fernando Giménez Barriocanal, quien dice que todavía no se ha decidido el destino de los donativos que lleguen directamente a la Conferencia Episcopal. ¿Qué significa esto? Que cualquier católico puede aportar su donación a la Conferencia Episcopal, y que será ésta la que decide el fin último de su donación. Esto es: el dinero que llega a la Conferencia Episcopal puede ir al Óbolo de San Pedro (una suerte de fundación para garantizar las obras sociales del Papa), a pagar los sueldos de los sacerdotes o, incluso, a inyectar dinero, por ejemplo, en 13TV. Otra de las organizaciones financiadas por la Conferencia es Cáritas.

El “cepillo virtual” de la Iglesia española se presenta la misma semana en que los obispos celebran el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada en la que todas las limosnas se dedicarán a proyectos de financiación de la Iglesia. La jornada tenía su origen en la intención de la Iglesia de trabajar en su autofinanciación, por si en algún momento el Gobierno de turno considera que la X de la Iglesia en la Renta no tiene razón de ser. O si, como parece, cada vez más Ayuntamientos comienzan a exigir el pago del IBI a la Iglesia católica.

Junto a estas razones, el obispo responsable de la financiación de la Iglesia, Antonio Algora, dejó caer el hecho de que las limosnas están desapareciendo: “La debilidad económica es la debilidad del país”, argumentó, aunque posteriormente quiso apuntar que todo se debe a una “modernización del pago”, como en el caso de las velas eléctricas.

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