Los obispos se ofrecen al Estado para “propiciar la apertura de corredores humanitarios” en España
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Tras una semana marcada por la defensa férrea de su inacción ante los abusos sexuales, la Iglesia española ha dado rienda suelta a su vertiente más solidaria y, unidos (esta vez sí) al Papa Francisco, han puesto a disposición del Estado todo su 'músculo social' para que España abra la puerta a los corredores humanitarios, como ya sucede en Italia, Francia o Alemania, entre otros países europeos.
“Dios está llamando a nuestras puertas ante la proximidad de la Navidad”, ha dicho la Conferencia Episcopal en una nota pública pensada para ofrecer “nuestra colaboración a la Administración del Estado para propiciar a todos los niveles (municipal, autonómico, nacional) el establecimiento de corredores humanitarios”, una práctica que, en otros países, gestionan los estados con la ayuda de Cáritas o la comunidad de Sant'Egidio.
El ofrecimiento episcopal llega después de que el Papa Francisco, en la audiencia de este miércoles, y tras encontrarse con un grupo de refugiados traídos de su reciente viaje a Chipre y Lesbos, haya realizado un llamamiento a todos los países europeos “para que respondan solidariamente y colaboren en hacerse cargo de la reubicación de tantas personas migradas y refugiadas en la región mediterránea”.
A su vez, los obispos instan a las autoridades públicas a que “se impulsen nuevos modelos de acogida sostenibles y legales, basados en el patrocinio comunitario con el que ofrecer a migrantes y refugiados una acogida digna, estable e inclusiva, según nuestras capacidades”.
La Iglesia católica, añade la CEE, “conoce de cerca el drama humanitario de las familias y personas migradas o solicitantes de protección internacional. También de quienes pierden su vida en el intento. Son muchas las instituciones, entidades y personas que les acompañan desde su llegada a nuestro país”.
El texto concluye emplazando al conjunto de la sociedad a “acoger con responsabilidad a quienes necesitan de nosotros con un corazón que mira a los ojos de las personas; no desentendernos del destino de cada migrante y refugiado; incidir sobre las causas y motivos que bloquean su futuro en dignidad; buscar soluciones estables y justas que promuevan una legislación y medios económicos centrados en procesos de migración ordenados y en cauces concretos de acogida y hospitalidad que les permitan realizar su proyecto de vida en Europa y en España”.
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