CLAVES
¿Qué ha ocurrido con la vacuna española que acaba de ser suspendida?
El fin de semana saltaron las alarmas después de que se pusiese freno a la vacuna española más avanzada. El fármaco desarrollado por el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y la empresa Biofabri estaba a punto de iniciar la fase de ensayos en humanos, pero la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) no los ha autorizado. Desde que salió a la luz el sábado pasado, la información oficial ha sido escasa y no han dejado de aflorar las teorías. Esto es lo que se conoce sobre la vacuna que estaba más cerca de convertirse en una opción real justo cuando España lidia por conseguir más dosis de las extranjeras.
¿Qué se sabe hasta ahora?
Para lo único que se ha pronunciado el CSIC ha sido para desmentir una de esas teorías. “Es totalmente falso que la administración de la vacuna haya producido la muerte por lesiones pulmonares de uno de los macacos empleados en los ensayos preclínicos”, apuntan en su comunicado de prensa, refiriéndose a una noticia de El Español que daba por sentada esa hipótesis.
Tanto el CSIC como Biofabri aseguran que “se han seguido todos los protocolos internacionales usuales en el desarrollo de los ensayos preclínicos de vacunas y que, en base a los resultados de seguridad y eficacia, se ha considerado adecuado solicitar el ensayo de la fase clínica”. Por lo tanto, “si se hubiera producido la muerte de un macaco por una lesión pulmonar tras la administración de la vacuna, no se hubiera solicitado el ensayo clínico”. El desmentido del centro de investigaciones no aporta las razones reales del “aplazamiento” –puesto que descartan hablar de suspensión o cancelación– y ceden la palabra a la agencia de regulación española.
Mariano Esteban, virólogo y jefe del Grupo de Poxvirus del CSIC, encargado de esta vacuna, también evita pronunciarse antes que la AEMPS. “Hasta que no tengamos ese informe, no podemos definir las causas y responder adecuadamente”, se disculpa el investigador. Por su parte, la AEMPS ha informado a este diario de que sus técnicos están ultimando el dosier y que “en los próximos días” lo remitirán a los promotores del ensayo. “Por respeto absoluto a su decisión, se proporcionará la información adicional una vez se reciba dicha respuesta”, prometen desde el CSIC.
¿Es una suspensión temporal o una cancelación definitiva?
Aún no se sabe. El Hospital La Paz, lugar designado para realizar los ensayos en personas, fue informado de la paralización el viernes por la tarde, “sin fecha prevista” para retomarlos y cuando ya habían convocado a una serie de candidatos, según informan a elDiario.es. El centro sanitario madrileño estaba reclutando a voluntarios de entre 18 y 39 años, sanos y que no hubieran pasado la COVID ni estuvieran vacunados. Esta etapa es conocida como la Fase I del ensayo clínico, en la que la vacuna se administra a un pequeño grupo, de entre 50 y 100 adultos, para comprobar inicialmente que el fármaco es seguro. Como es la fase más delicada, también es la más escrupulosamente vigilada por las agencias de regulación.
¿Qué fases tiene el ensayo de una vacuna y cuáles había superado la del CSIC?
La vacuna desarrollada por el equipo de Mariano Esteban había concluido la Fase III de los ensayos preclínicos, que consta en estudios in vitro (realizados en un laboratorio) e in vivo (en animales). “Hemos demostrado en dos modelos animales, ratones y hámsters, que la vacuna cumple con los requisitos básicos. Es decir, produce anticuerpos neutralizantes y linfocitos T, que son las células encargadas de reconocer y destruir la célula infectada de coronavirus. En ambos ensayos, con una eficacia del 100%”, revelaba Esteban en abril en entrevista con este diario. En ese momento, su equipo estaba pendiente de recibir el resultado de la Fase III preclínica, realizada en macacos.
Con todo ello, los grupos de investigación prepararon un dosier clínico para presentárselo a la AEMPS. “En cuanto nos den el visto bueno, nos gustaría empezar el ensayo clínico antes del verano. La Fase I, con unos 112 voluntarios, sirve para demostrar la seguridad, y la fase II, con un mayor número de personas, unos 500, para confirmar la seguridad y demostrar la inmunogenicidad. Si todo va bien, llegaríamos a la III con 20.000 o 30.000 personas sanas para demostrar la efectividad, pero todo depende de los datos obtenidos”, reveló entonces.
Lejos de ser un proceso burocrático más, el intercambio de información con las agencias es la etapa más complicada. “La AEMPS nos hace preguntas y nos pide incorporar más datos. Nosotros hacemos un documento, pero luego ese documento se revisa y eso es lo que hemos ido completando”, decía Mariano Esteban al ser preguntado por los motivos generales que retrasaban la fase clínica en humanos. “Estamos en la fase de ir limando los detalles con ellos. Te meten mucha caña, pero eso está muy bien y estoy muy a favor. No tenemos ninguna queja al respecto, sino todo lo contrario. La relación es estupenda”, decía entonces el científico.
Los detalles con los que la AEMPS es más exigente, según Esteban, son los relativos a la “seguridad y eficacia comprobada en la fase preclínica”. “Revisan toda la bibliografía, lo que se ha publicado al respecto y te avisan si hay alguna referencia que se te haya pasado. Son muy estrictos a la hora de pedir, pero forma parte de nuestro haber diario”, explicaba el científico antes de añadir que no hay “una sola solicitud que haya ido hacia delante sin comentarios, lo cual es muy positivo”. El encargado del CSIC aseguraba también que “las agencias de regulación están para ayudar, no para crear problemas”.
¿Es normal que se suspenda el ensayo de una vacuna?
No es la primera vez que se paraliza un ensayo de las vacunas contra la COVID o la propia administración de las dosis. AstraZeneca lo hizo en septiembre de 2020 después de que uno de los voluntarios presentase una enfermedad rara tras haber recibido la vacuna. Después de comprobar que no se trataba de un efecto secundario, los ensayos siguieron su curso. “Es una decisión rutinaria que debe tomarse siempre que haya una enfermedad potencialmente inexplicable”, dijeron entonces los encargados del desarrollo del estudio.
En primavera de este año, las vacunaciones con Janssen y AstraZeneca también se paralizaron a la espera de estudiar una serie de eventos trombóticos relacionados con ellas. Cabe destacar que en esa ocasión ya habían sido aprobadas y revisadas por la EMA (Agencia Europea del Medicamento) y la FDA (la agencia estadounidense). “Todos los ensayos tienen que ser muy perfectos, estar muy bien estructurados y tener toda clase de detalles”, entendía Esteban, que hace unos meses consideraba “muy positivo” el protocolo de vigilancia continua de las agencias reguladoras.
¿En qué consiste esta vacuna española?
La vacuna del CSIC y Biofabri no usa ninguna de las tecnologías conocidas hasta ahora: ni ARN mensajero (Pfizer o Moderna) ni adenovirus (AstraZeneca y Janssen). Se trata de un vector viral que ya se usa en siete vacunas contra enfermedades diferentes a la COVID.
“Nosotros usamos una estructura más compleja que estas. La vacuna está basada en una variante que se usó contra la viruela y, sobre este vehículo, hemos incorporado el gen de la proteína S del coronavirus, de la espícula. Es un virus atenuado, lo que quiere decir que el vehículo transportador tiene la ventaja de penetrar en muchos tipos de células y de descargarlas. Estos virus han sido diseñados por la naturaleza para penetrar fácilmente en las células, a diferencia de una molécula de ARN metida en una partícula de grasa, que no es algo fisiológico”, expresaba Mariano Esteban.
El científico defendía que la respuesta inmune sería “mucho más amplia y duradera”. La razón es que “da mayor amplitud al sistema inmune para activar muchas poblaciones de células de memoria y de linfocitos T, que es lo que necesita una protección duradera”. Por otro lado, en abril plantearon que el ensayo clínico consistiese en dos pinchazos aunque en el ensayo preclínico habían conseguido datos del 100% de efectividad con una única dosis.
Si se llegase a cancelar, ¿significa que es una investigación perdida?
En absoluto. Todo lo descubierto hasta este momento, y sobre todo en el caso de una nueva tecnología “más compleja y duradera” contra la COVID, es de mucha utilidad para el futuro. Además, la del Centro Nacional de Biotecnología era solo una de las tres vacunas que se están llevando a cabo en España, todas ellas desarrolladas en distintos departamentos del CSIC.
El aclamado virólogo del CSIC, Luis Enjuanes, prepara una vacuna de administración intranasal y monodosis, que no solo evitaría la enfermedad, sino también la transmisión del SARS-CoV-2. A su vez está en marcha la de Vicente Larraga, que se basa en el ADN, una molécula “enormemente estable” que produce “una proteína reconocida como extraña” y genera una respuesta del sistema inmune.
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