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El antes y el después de las cataratas Victoria, que sufren la peor sequía del siglo

Antes y después de las cataratas Victoria (Zimbabwe). / Reuters

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“En años anteriores, durante la época seca, no había llegado a este punto. Es la primera vez que las vemos así”. Dominic Nyambe, vendedor de artesanías en Livingstone, Zambia, mira con preocupación las cataratas Victoria. La principal caída de agua de África (y del mundo) siempre pierde agua en esta época del año, pero lo de este 2019 supera todo lo visto, según informa Reuters.

Para Nyambe las cataratas son casi su medio de vida: sin cataratas no habrá turistas. Y sin turistas no hay ventas. “Nos afecta, los clientes lo pueden ver por internet... No tenemos tantos turistas”, explica. Para Zambia y Zimbabwe también son una importante fuente de ingresos, por el mismo motivo. Para el planeta, la sequía parece un signo de que algo no va bien.

Los datos de la Autoridad del Río Zambeze confirman lo que muestran los ojos. El flujo de agua está en su nivel más bajo desde 1995, muy por debajo del promedio. El presidente de Zambia, Edgar Lungu, lo ha calificado de “crudo recordatorio de lo que el cambio climático está haciendo a nuestro medio ambiente”. Los científicos, sin embargo, se muestran cautos a la hora de señalar directamente al cambio climático, dado que siempre hay variaciones estacionales de los niveles, argumentan.

“A veces es difícil decir que esto se debe al cambio climático, porque siempre ha habido sequías”, explica Harald Kling, hidrólogo de la empresa de ingeniería Poyry y experto en el río Zimbabwe. Añade Kling que la ciencia del clima trabaja con décadas, no con años particulares, aunque matiza que, si empiezan a volverse frecuentes las sequías, entonces sí se podrá señalar al cambio climático.

Cortes en el suministro

La sequía de hecho ya provocado cortes de suministro en Zimbabwe y Zambia. Estos países dependen en buena medida de la energía hidroeléctrica que produce en las centrales de la presa de Kariba, situada aguas arriba de las cascadas en el río Zambeze.

El ingeniero Kling recuerda que los modelos ya habían predicho una mayor de frecuencia de años secos en la cuenca del Zambeze, pero que resulta “sorprendente que la sequía sea tan frecuente”, dado que la última fue hace solo tres años. A medida que el río se calienta por las altas temperaturas, 437 millones de metros cúbicos de agua se evaporan cada segundo.

Richard Beilfuss, director de la Fundación Internacional de la Grulla, que acumula tres décadas estudiando el río, sí cree que el cambio climático está retrasando el monzón, “concentrando la lluvia en episodios más copiosos, que son mucho más difíciles de almacenar, y con una temporada seca mucho más larga e insoportable”.

Mientras los líderes mundiales se reúnen en Madrid en la COP25 para discutir formas de detener el catastrófico calentamiento causado por las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre, el sur de África ya está sufriendo algunos de sus peores efectos, con los grifos sin una gota de agua y unos 45 millones de personas necesitadas de ayuda alimentaria debido a las malas cosechas.

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