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El viaje de la basura de plástico: la botella que tiras en Madrid se la come una ballena que va a Grecia

La contaminación de los océanos por plástico podría multiplicarse por diez

Raúl Rejón

Una botella de plástico abandonada en cualquier sitio puede ser el inicio de un viaje que termine en la barriga de una ballena rumbo al otro lado del mar Mediterráneo. La basura que contamina los océanos llega desde tierra firme. Y la producción de material marcha a buen ritmo: se fabrican más de 300 millones de toneladas anuales en todo el mundo. Sobre 60 en Europa, y creciendo, según los datos de la patronal Plastic Europe. Solo en España, unos 30 millones de envases de plástico se abandonan cada día en el medio ambiente, calcula la organización Greenpeace.

La responsable de la campaña de plásticos de la ONG, Alba García, explica la ruta que puede seguir ese envoltorio utilizado a kilómetros de la costa. “En realidad hay varias”, aclara. García cuenta que “una vez en el medio ambiente, los fenómenos meteorológicos acaban por llevarlos a los cursos de agua, a la red fluvial, y a las desembocaduras”. Esta bióloga apunta además a otro foco: “Incluso cuando van a un contenedor, hay plásticos que no se detectan en el proceso de separación y son catalogados como no aptos para reciclarse. Se van camino al vertedero. Allí, si no hay una buena gestión y se cubren, los residuos pueden ser arrastrados por el viento o la lluvia”. Otra posibilidad es, detalla, “las riadas por precipitaciones torrenciales. Sabemos que cuando se producen inundaciones llega muchísima basura al mar”.

En tercer lugar, unas aguas residuales sin tratar constituyen otra vía para la basura plástica. Y puede recordarse que, en julio, la justicia europea castigó a España con 12 millones de euros (más una multa semestral si no se arregla el asunto) por no depurar bien. Luis Francisco Ruiz Orejón, investigador de contaminación marítima por plásticos del CSIC, se muestra algo más escéptico sobre grandes viajes terrestres de basura “al menos de los macroplásticos” hacia el mar: “En la península la red fluvial tiene muchos embalses que podrían retenerlos”, cuenta a eldiario.es. “Otra cosa serían los microplásticos”, matiza y apunta a los estudios realizados recientemente en el río Támesis (Inglaterra) que han hallado estos restos en los sedimentos de los tributarios del gran curso londinense y en el propio lecho del Támesis, especialmente fibras plásticas.

En ese sentido, Alba García añade que “también hay que tener en cuenta las microesferas plásticas que son componentes de cremas, cosméticos o la pasta de dientes que escapan al tratamiento de aguas residuales y terminan en el mar”.

En todo caso, ambos coinciden es en que una vez que llega al mar “no hay quien lo pare”. El viento y las corrientes hacen su efecto: “La microbasura se mueve mucho por la superficie, pero es que apenas supone un 5% del total. La gran mayoría se concentra en el fondo y mucho se va a la fauna y las playas”, explica García. Andrés Cózar, investigador de la Universidad de Cádiz que documentó que cada océano tiene su propia acumulación kilométrica de basura flotante, contaba a eldiario.es que los recursos en el océano son escasos y “casi cualquier cosa es susceptible de ser alimento para la fauna”.

Ruiz Orejón tiene bastante claro que “la solución está en el origen. Las soluciones al final de la cadena como botar un barco que recoja basura o servicios de limpieza de playas son mucho más caros”. La portavoz de Greenpeace lo resume: “Hay que reducir y reutilizar. Hay mucho plástico superfluo”.

Sobrempaquetado de alimentos

Tan superfluo como de un solo uso antes de desecharse: el 43% de toda la basura marina son objetos plásticos de un solo uso, según la Comisión Europea. En la cabeza del ranking, los bastoncillos, la cubertería, los contenedores de comida, las botellas... “Hace falta tomar medidas legislativas concretas que vayan a la raíz del problema y que eliminen su producción y comercialización”, ha dicho esta semana el portavoz parlamentario de Equo, Juantxo López Uralde al defender la moción de su grupo sobre una estrategia integral para abordar este foco de contaminación. Solo el PP se abstuvo.

En este sentido, la patronal de las grandes superficies como Carrefour, El Corte Inglés, Auchan o Eroski, ANGED, pone más el acento en medidas voluntarias del sector: “Las empresas de distribución son desde hace años pioneras en asumir compromisos medioambientales para la reducción y prevención del consumo de plásticos. Desde un enfoque voluntario, que ha permitido involucrar a todos los eslabones de la cadena de valor agroalimentaria en la mejora de la eficiencia”. La Comisión Europea planea prohibir el uso de muchos de estos objetos para atajar el primer paso del viaje de la basura hacia las aguas.

Hace unos meses se lanzó una campaña en Twitter llamada #desnudalafruta para poner el acento en la proliferación del empaquetado de usar y tirar. Los principales interpelados han sido los grandes supermercados. ANGED replica que “las empresas están procediendo a un análisis minucioso para reducir el plástico que no sea necesario y buscar materiales alternativos”.

Aunque Plastic Europe admite que el 40% de su producción se dedica a envases, ANGED insiste en que “el plástico juega un papel necesario en la cadena alimentaria, que viene impuesto por unos requisitos legales y sanitarios. Los envases son fundamentales para evitar contaminaciones y preservar la seguridad alimentaria. Protegen y alargan la vida útil de los productos, minimizando el desperdicio”.

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