La primera reina que fue decapitada en público en Inglaterra: intrigas, complot y una leyenda en la Torre de Londres

Retrato de Ana Bolena (c. 1501–1536), que fue segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra, de autor desconocido.

Andrea Blez

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El ascenso al poder y la muerte de Ana Bolena sucedieron con tan solo tres años de diferencia. En 1533 se había casado en secreto con el rey Enrique VIII de Inglaterra, que no tenía entonces la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, y el 19 de mayo de 1536 sería ejecutada en la Torre de Londres, el mismo lugar donde había sido coronada reina consorte.

Aquella sería la primera ejecución de una reina en público en Inglaterra, y una multitud se acercaría para ver como moría decapitada Ana Bolena, que impresionó por su serenidad momentos antes, e incluso generaría dudas sobre su culpabilidad por su convencimiento al hablar en el patíbulo. Su hija, Isabel I sería una de las reinas más relevantes de la historia inglesa.

La planificación de Enrique VIII de la ejecución de Ana Bolena

La historiadora Tracy Borman fue la autora de un hallazgo relevante en la historia de Inglaterra, un documento en el que el rey Enrique VIII dio instrucciones para la ejecución de la que fue su segunda esposa, Ana Bolena, y que se encontraba en los Archivos Nacionales del Reino Unido, entre las páginas de un cuaderno de disposiciones reales del siglo XVI.

El rey Tudor planificó toda la ejecución de Ana Bolena, desde la ubicación en el patio del edificio de Waterloo en la Torre de Londres, hasta quién sería la mano ejecutora y lo que se haría después con el cuerpo de la reina consorte, que tuvo unos trámites diferentes a los que recibieron otros condenados.

La ejecución de Ana Bolena, grabado de Bilder Saals, de 1695.

Una de las grandes diferencias de la decapitación de Ana Bolena fue que no tuvo lugar con un hacha como era habitual en Inglaterra, sino que su ejecución se dio por medio de un espadachín que se buscó concretamente en Francia, para evitar el sufrimiento de tener que recibir más de un golpe para cortar su cabeza. Otro hecho distinto fue que sus damas de compañía quitaron todas las lujosas vestimentas y reliquias al cuerpo, que era habitual que se usara como incentivo de los verdugos, algo que Enrique VIII quiso evitar circulara según la historiadora Alison Weir.

Ana Bolena y la leyenda sobre su muerte

Tan solo un día después de la ejecución de la reina consorte Ana Bolena, Enrique VII anunciaría su compromiso con Jane Seymour, quien sería su tercera esposa y la única que le dio un hijo varón, Eduardo, quien solo reinaría seis años y fallecería a los 15 y sería sucedido por su hermana María, hija del primer matrimonio del rey con Catalina de Aragón.

Precisamente la obsesión por tener un hijo varón fue una de las que propició la caída de Ana Bolena, de la que el rey se había cansado y por ello la condenó de “adulterio y altra traición” debido a mantener relaciones sexuales con cinco hombres de la corte, entre ellos su hermano, y aunque cuatro lo negaron, bastó que el músico Mark Smeaton, uno de los acusados, confesara su delito bajo tortura. Los historiadores apuntan a que fue una farsa organizada por el rey Tudor para poder casarse con Jane Seymour, su nueva favorita, y que sería la tercera de las seis esposas que tendría.

Los restos de Ana Bolena se enterraron en una tumba sin nombre que se puso al lado de la de su hermano, que también fue ejecutado tan solo dos días antes. Tras ello, comenzaría una leyenda que ha dado pie a todo tipo de conjeturas, incluso que su fantasma decapitado vaga por los diferentes edificios de la corona inglesa, entre ellos la Torre de Londres donde fue ejecutada, y son hasta 30.000 apariciones las que han llegado a ser recogidas por la prensa británica.

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