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La jefa de patentes de EEUU: “No vamos a permitir patentar inventos de la inteligencia artificial”

Kathi Vidal, subsecretaria de Comercio y directora de la Oficina de Patentes y Marcas de EEUU.

Carlos del Castillo

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Kathi Vidal (1968) es subsecretaria de Comercio y directora de la Oficina de Patentes y Comercio de EEUU. Asumió el cargo en abril de 2022, solo unos meses antes de la llegada de las inteligencias artificiales generativas que amenazan con protagonizar la mayor revolución tecnológica desde Internet. Una revolución que obliga a “repensar todo el sistema de patentes”, así como a “explorar” si se deben expandir los derechos de autor a áreas como la voz, a la vista de las denuncias de cantantes y actores de doblaje que acusan a sistemas de inteligencia artificial (IA) de haberles robado sus voces.

Vidal explica la visión de su oficina y los movimientos de la Casa Blanca sobre “los retos y amenazas de la inteligencia artificial” en esta entrevista en exclusiva con elDiario.es, que concede en la residencia de la embajadora estadounidense en España tras una visita al país para reunirse con sus homólogos españoles.

¿En qué han consistido esas reuniones con las autoridades españolas?

Hemos tenido dos reuniones. Una con la Oficina de Propiedad Intelectual y otra con personas que luchan contra la falsificación y la piratería. En la primera reunión, hemos hablado de nuestros objetivos comunes, de lo que estamos intentando solucionar y de cómo podríamos colaborar juntos, no sólo en España sino también en los países latinoamericanos. La mayor parte del trabajo en el que queremos colaborar se divide en tres categorías. Una es la falsificación y la piratería, para encontrar formas de trabajar juntos. No hemos tomado decisiones definitivas, pero queremos asegurarnos de que trabajamos más en el ámbito de la aplicación de la ley y más juntos en el de la educación para desalentar el tipo de comportamiento que da lugar a la compra de productos falsificados o a la piratería. La segunda categoría gira en torno a la mujer, para incorporarlas a las patentes, al ecosistema de la innovación y a la iniciativa empresarial.

Hemos hablado del espacio verde, donde a menudo vemos una desconexión entre dónde inventa la gente y dónde se invierte el dinero

La propiedad intelectual sirve para incentivar la innovación en ese ámbito porque sabes que puedes protegerla y obtener los beneficios de toda la investigación. Pero también se necesita un sistema de propiedad intelectual sólido para que repercuta en la gente, para que la gente invierta en lo que estás haciendo. Por eso también hemos hablado del espacio verde, donde a menudo vemos una desconexión entre dónde inventa la gente y dónde se invierte el dinero. Así que tenemos que encontrar la manera de conectar los puntos porque todos los inventos del mundo no van a importar nada si acaban colgados en la pared o en un cajón. Tenemos que asegurarnos de que la gente inventa las tecnologías que realmente queremos comprar y que los gobiernos y la financiación privada quieren comercializar.

Su campo es uno de los que pueden verse más afectados por las inteligencias artificiales generativas. ¿Cómo lo afronta el Gobierno de EEUU?

La inteligencia artificial es una de las áreas en las que más estamos trabajando en la Casa Blanca y en todo el Gobierno porque es la mayor oportunidad para nuestros países, pero también la mayor amenaza. El presidente Biden ha anunciado que va a haber una orden ejecutiva [una directiva emitida por el presidente de EEUU que tiene fuerza de ley y se aplica a la administración y operaciones del Gobierno federal] sobre IA. También hay que tener en cuenta que los asuntos relacionados con la inteligencia artificial son cuestiones internacionales, no se detienen en las fronteras. Los tenemos que resolver juntos, a nivel internacional.

Los asuntos relacionados con la inteligencia artificial no se detienen en las fronteras. Los tenemos que resolver juntos, a nivel internacional

En términos de IA estamos, por supuesto, centrados en los riesgos y en las oportunidades. Estamos colaborando con la Oficina de Derechos de Autor [que pende de la subsecretaría de Vidal]. Han emitido una solicitud de información y van a hacer un estudio sobre el tema. Se trata de una consulta en la que buscan información del público para que, cuando tomemos decisiones sobre políticas relacionadas con la formación en el uso de material protegido por derechos de autor, contemos con la opinión de las partes interesadas. También hemos tenido consultas con el Congreso. Hemos testificado ante el Congreso de los EEUU en relación con la IA, tanto sobre los derechos de autor como sobre otros tipos de propiedad intelectual, como las patentes. Para hacer política necesitamos tener todos los datos. También trabajamos en todo el mundo. Queremos asegurarnos de que colaboramos con otras oficinas, porque no sirve de nada que uno de nosotros adopte una política si otra oficina en otra parte del mundo adopta una diferente; eso solo provocaría que la gente se mueva a los lugares más beneficiosos y cosas por el estilo.

Muchas de las empresas a las que se está acusando de violar la propiedad intelectual en el entrenamiento de sus inteligencias artificiales son estadounidenses. George R.R. Martin y otros escritores han demandado a los creadores de ChatGPT por “robo sistemático”. ¿Podría explicar la postura del Gobierno estadounidense respecto a esto? ¿Cree que debe haber una compensación para los autores?

Diré que esta es la manera en la que damos forma a una política, así es que primero necesitamos los comentarios. Hemos escuchado opiniones de ambos lados, de las industrias artísticas, de la música, del cine, también de los periódicos. La semana pasada me reuní con directivos de prensa y escuchamos sus comentarios sobre cómo no podrán sobrevivir si sus contenidos se utilizan para crear otros contenidos. Cómo, de repente, los creadores de contenidos originales no tendrán ningún valor y realmente necesitamos a esos creadores de contenidos originales. También escuchamos a algunas de las empresas que entrenan inteligencias artificiales que creen que es un uso justo, ya que la IA hace igual que un humano que podría leer un montón de artículos de periódico y aprender a escribirlos.

Las organizaciones que entrenan inteligencias artificiales creen que hacen un uso justo de los contenidos

Lo que estamos haciendo es (y el Congreso de EEUU también está escuchando diferentes posicionamientos) tratar de averiguar cuál es la política adecuada. Por eso la consulta de la Oficina de Derechos de Autor es tan importante. Queremos saber: ¿hay sistemas que podríamos inventar que funcionen? ¿Hay ideas que se hayan propuesto? ¿Debería haber un sistema de exclusión voluntaria en el que el usuario pueda elegir si quiere que la IA no pueda entrenarse con sus datos? ¿Debería haber un sistema de pago automático? ¿Cómo debería ser ese sistema? Antes de que el Gobierno de EEUU elabore una política, tenemos que conocer todos estos datos.

¿Cuánto tiempo cree que durarán esos trabajos? La falta de regulación está provocando que los implicados empiecen a actuar: ya hay muchas páginas web que están bloqueando la posibilidad de que la IA las lea.

Sabemos que muchos de estos problemas serán resueltos por el sector privado, como el ejemplo que ha dado. Hay soluciones eficientes. Donde estamos trabajando es en saber qué podemos hacer a nivel internacional. Estamos tratando de averiguar dónde debe estar esa política y si la industria puede resolverlo, si se le ocurren soluciones. Por lo general, nos apartamos si a la iniciativa privada se le ocurre una solución eficaz que funcione para todos y no hay necesidad de que el Gobierno actúe. Sabemos que esto es terriblemente importante y que tenemos que movernos lo más rápido posible y al mismo tiempo dar a las partes interesadas tiempo suficiente para exponer su opinión. La mayoría de partes interesadas dicen que necesitan tres meses para dar su opinión. Tenemos que asegurarnos de que tienen la oportunidad de ser muy reflexivos y que podemos dar una respuesta política basada en sus opiniones.

El copyright es un área conocida porque ya existe regulación previa. Pero quería preguntarle sobre otros aspectos como la voz, que no está cubierta por la propiedad intelectual. Ahora los cantantes o actores de doblaje se están encontrando con que la IA puede copiarles la voz y generar nuevas obras sin su intervención o consentimiento. ¿Cree que la propiedad intelectual debería empezar a contemplar elementos como la voz?

Lo estamos explorando. Una parte de los trabajos del Congreso es si debemos crear un nuevo derecho de propiedad intelectual. El sistema actual no está diseñado para las prácticas comerciales que están apareciendo. La industria nos ha dicho que deberíamos centrarnos en esto y tener una ley específica al respecto. Es algo que está estudiando el Congreso. En el ejercicio de mis funciones, asesoro al Congreso en este tipo de asuntos, así que escucharé a las partes interesadas y contribuiré al proceso a medida que reflexionen sobre si deberíamos tener este derecho y cómo sería.

Estamos explorando si debemos crear un nuevo derecho de propiedad intelectual [que incluya aspectos como la voz]

Como asesora del Congreso de EEUU en esta cuestión, ¿cuál es su punto de vista?

Aún no tengo una orientación concreta porque no he escuchado a todas las partes interesadas al respecto. Necesito escuchar a todo el mundo, lo que están experimentando, y luego sacar conclusiones. Algunas personas han lanzado ideas como crear una nueva propiedad intelectual. Ciertamente, si eso termina siendo hacia donde vamos, entonces también queremos trabajar a nivel internacional. Queremos asegurarnos de que todos estamos de acuerdo con los mismos derechos, porque es muy importante que tengamos infraestructuras de propiedad intelectual coherentes, armonizadas y sólidas en todas partes.

¿Cree que los métodos de entrenamiento de las inteligencias artificiales deberían ser transparentes? Es algo que se solicita desde múltiples sectores pero hasta ahora las empresas han ocultado por completo qué materiales utilizan para entrenarlas.

Creemos en la transparencia. Imagino que las posiciones de EEUU sobre algunos de estos temas se darán a conocer en la orden ejecutiva del presidente Biden. Esa orden ejecutiva articulará los pensamientos y políticas de la administración en torno a la inteligencia artificial (IA). En términos de transparencia, estoy de acuerdo con usted, pero no tenemos una posición final hasta que escuchemos a las partes interesadas.

¿Cómo cree que la inteligencia artificial va a afectar al sistema de patentes?

Sobre las patentes, solo voy a decir que es realmente importante que nos replanteemos todo el sistema, porque lo primero que tenemos que pensar es en la invención. Hemos decidido que la IA no puede ser inventora, que no vamos a conceder patentes cuando sea la IA la que cree la invención. Lo que ahora tenemos que hacer es elaborar una política sobre cuánta intervención humana y qué tipo de trabajo humano se necesita para que podamos conceder una patente. Sabemos que otros países también están pensando en este tipo de cuestiones. Hay otros temas como los requisitos para obtener una patente. Esto cambia cuando se piensa en la IA. Estamos revisando toda la infraestructura de patentes. El sistema de propiedad intelectual está destinado a incentivar la innovación, pero no queremos bloquear innecesariamente la innovación.

Tenemos que elaborar una política sobre cuánta intervención humana y qué tipo de trabajo humano se necesita para que podamos conceder una patente

Así que si tenemos un sistema en el que patentamos demasiado, entonces no estamos animando a los empresarios de las pequeñas y medianas empresas a innovar. Tenemos que encontrar el equilibrio y asegurarnos de que tenemos un sistema lo suficientemente fuerte como para que la gente siga queriendo participar en la innovación. Que sigan queriendo obtener patentes, ingresos e inversiones para que sus innovaciones tengan impacto.

¿Cómo podrían detectar hasta qué punto una patente tiene intervención humana o es obra de inteligencia artificial? ¿No sería algo fácilmente falsificable?

Estamos pensando en ello. Tenemos ciertos requisitos en nuestra oficina, como la firma de documentos que dan fe, y estamos estudiando los requisitos y las implicaciones de actuar bajo juramento. Estamos tratando de resolverlo porque nos damos cuenta de que podría haber abusos. Por eso, cuando elaboramos la política, siempre pensamos en qué necesitamos para asegurarnos de que, cuando decimos que esto es ser inventor, la gente está haciendo lo correcto y que es posible para nosotros y el público saber si alguien no ha hecho lo correcto.

¿Cómo está afectando la tensión con China en este sentido?

En lo que respecta al trabajo con China, diré que es un trabajo que está llevando a cabo el Gobierno estadounidense en su conjunto. Nuestro papel, el de la Oficina de Patentes y Marcas, es trabajar con nuestra agencia homóloga china y mantener debates abiertos sobre lo que ven nuestras partes interesadas. En la medida en que estamos de acuerdo y podemos trabajar juntos, intentamos hacerlo. Pero no puedo referirme a las ideas generales del Gobierno estadounidense sobre ningún aspecto concreto de nuestras interacciones con China, porque son delicadas y complicadas. No hay una respuesta fácil.

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