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The Guardian en español

Una bomba en Malta silenció a la periodista Daphne Caruana Galizia, pero su investigación sigue viva

El coche de la periodista asesinada en Malta.

Juliette Garside

Malta —

La explosión fue tan fuerte que hizo temblar los cristales de la casa familiar.

Matthew Caruana Galizia corrió descalzo presa del pánico hacia la puerta principal. “En aquel momento, al abrir la puerta, con los perros ladrando, la luz, pensé que me iba a desmayar allí mismo en el suelo”.

Los vecinos ya estaban fuera. Matthew pasó a su lado, corriendo por el camino de tierra que lleva a la carretera del pueblo, sin notar las piedras que le cortaban la planta de los pies. A mitad de camino vio la columna de humo negro.

Frente a él estaban los restos de un coche en llamas, el coche de su madre. Ella estaba dentro. El asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia hace seis meses conmocionó al mundo.

En Malta, el primer ministro, Joseph Muscat, y su partido fueron acusados de permitir que la corrupción quedara impune, de debilitar las fuerzas policiales y al poder judicial, de hacer posible el ambiente en el que sucedió el asesinato de la periodista.

Pero la cosa va más allá. La Unión Europea ahora debe decidir cómo lidiar con su Estado miembro más pequeño, una isla que parece haberse convertido en un imán para criminales y corruptos, y algunos miembros del Parlamento Europeo temen que además sea una entrada de dinero sucio al resto del continente.

Los profundos interrogantes que despertó el asesinato de Caruana Galizia se han convertido en el foco de una nueva colaboración: el Proyecto Daphne.

Con el apoyo de la familia de Caruana Galizia, un grupo de 18 organizaciones periodísticas internacionales, incluido the Guardian, Reuters y Le Monde, se han unido para investigar el caso. Dirigidos por Forbidden Stories, cuya misión es continuar el trabajo de periodistas silenciados, el grupo ha pasado meses armando la historia de Caruana Galizia y continuando la investigación en la que ella estaba trabajando cuando la mataron.

Hoy, el proyecto lanza su primera parte, con la historia del asesinato, los hombres que serán juzgados por el crimen y el misterio de quién fue el autor intelectual y por qué.

El asesinato: 16 de octubre de 2017

Daphne Caruana Galizia pasó su última mañana trabajando en la mesa del comedor, sentada frente a su hijo mayor, Matthew, de 32 años. El aire estaba tranquilo y pesado por el aroma a hinojo salvaje. El frondoso jardín de la casa, situada en lo alto de una colina en el pueblo de Bidnija, absorbía cualquier ruido de la carretera. Ella estaba absorta en su trabajo y las horas pasaron sin que lo notara.

Justo antes de las 3 de la tarde, Caruana Galizia recogió apresuradamente sus cosas. Llegaba tarde a una cita en el banco. Salió con prisa y volvió a buscar unos cheques que había olvidado. Luego se metió en el coche.

Mientras el Peugeot 108 color gris oscuro se dirigía hacia el sur para salir del pueblo, alguien la observaba. Para sus asesinos, el momento había llegado: una bomba ubicada debajo del asiento del conductor fue detonada con un mando a distancia.

Un vecino, Francis Sant, que conducía en la dirección contraria, recuerda la primera explosión, que lanzó humo blanco y escombros. Momentos más tarde, hubo una segunda explosión, mucho mayor, y el coche se incendió antes de salirse de la carretera.

En una entrevista para este proyecto, Sant explica: “Voy a decir algo que no he dicho antes. Porque sentí que no debía decirlo… Yo la oí gritar… Pero en cuanto gritó se convirtió en una bola de fuego”.

Matthew recuerda que, al acercarse corriendo a la escena, vio un cráter en la carretera. Los árboles estaban en llamas. Vio cristales, plásticos y pedazos de carne.

No podía ver el coche pero lo podía oír: el claxon estaba sonando. Siguió el sonido y el humo, con la esperanza de que no fuera el coche de su madre. Pero entonces reconoció la matrícula. Caminó en círculos alrededor del coche, mirando dentro, pero no se veía más que fuego. Ni rastros de un cuerpo, ni una silueta.

Buscó en el suelo un palo para abrir lo que quedaba de las puertas, cuando oyó las sirenas de los coches de la policía. “Estaba buscando algo en el suelo y de pronto vi una pierna. Recuerdo haber pensado: ‘Vale, hay una pierna en el suelo, hay trozos de cuerpo, obviamente nadie puede haber sobrevivido a esto, así que no tiene sentido seguir”.

Pronto llegó la hermana de su madre y luego, tras agitadas llamadas telefónicas, llegaron su padre y sus dos hermanos menores. La familia se refugió en Bidnija y no salieron de casa durante dos semanas, evitando las cámaras de televisión. Los días pasaron de forma monótona.

Sin embargo, fue el recuerdo tan preciso de lo que estaba haciendo su madre minutos antes de ser asesinada lo que llevó a la investigación de su muerte a un descubrimiento.

La investigación policial

El 4 de diciembre del año pasado, durante una redada a primera hora de la mañana en la zona portuaria de Marsa en la que participaron soldados que llegaron en barco y un equipo Swat que llegó por la carretera, la policía arrestó a tres hombres muy conocidos por la Policía de Malta: los hermanos George y Alfred Degiorgio, de 55 y 53 años, y su socio Vincent Muscat, de 55 años.

A los hermanos les ordenaron a punta de pistola que se tumbaran en el suelo. Muscat fue esposado a un pasamanos de hierro. Las imágenes de la redada, tomadas por un soldado con una cámara en la cabeza, fueron entregadas a la prensa.

El centro de la operación de aquel día fue un cobertizo grande y oxidado desde el que se veía el Gran Puerto de la Valeta. Conocido localmente como el cobertizo de las patatas –ya que alguna vez fue utilizado para almacenar verduras y legumbres–, la estructura ahora guarda los coloridos botes de remo del Club Marsa Regatta.

Uno de los extremos está cerrado por una reja. Contiene bancos de pesas, una barbacoa y una habitación segura con una puerta metálica y persianas de metal. Del techo cuelga un muñeco de Spiderman, equipo de pesca y las cabezas y colas de peces espada.

Aquí es donde los agentes arrestaron a los hombres, y donde suponen que se planificó el asesinato.

“Solían venir aquí a primera hora de la mañana y última hora del día”, afirma un hombre que los conocía. “A veces tenían visitas por la noche. Eran el tipo de personas que te producen escalofríos aunque esté en verano”.

Las pruebas que llevaron a que la policía sospechara de estos hombres fueron recogidas por el inspector Keith Arnaud, un detective de homicidios que conoció a Daphne y que una vez intentó arrestarla.

El inspector brindó detalles de cómo armó el caso en un informe al juez que decidirá si los acusados serán llevados a juicio.

El testimonio, al que tuvo acceso the Guardian, explica cómo la policía dirigió la atención a los hombres arrestados con la ayuda del FBI y un equipo de especialistas forenses de Holanda.

Supusieron que la bomba había sido detonada por mando a distancia y que probablemente estaba conectada a un teléfono móvil, así que la pregunta era: ¿quién había realizado llamadas aquel día y desde dónde?

Las pruebas fueron aportadas por un equipo de investigación del FBI que trabajó desde Estados Unidos, pero las cosas se complicaron porque la antena de Vodafone en Bidnija se encontraba “sin red” en el momento del asesinato.

Se tuvieron que analizar miles de llamadas que habían sido redirigidas a otras antenas hasta que los investigadores encontraron lo que pensaban que estaban buscando: los números de dos móviles que parece que fueron utilizados para detonar la bomba.

Los detectives creen que las tarjetas sim de los móviles fueron compradas un año antes del crimen, el 15 de noviembre de 2016. Los dos números sólo se utilizaron para comunicarse entre ellos.

Un análisis más profundo reveló que una de las tarjetas sim fue utilizada en un teléfono básico de Nokia, mientras que la segunda –que Arnaud llama “el aparato de Dios”– fue conectada a una placa de circuito como las que se utilizan para encender luces o la calefacción central por mando a distancia. O, en este caso, al parecer, para detonar una bomba.

Habiendo aparentemente encontrado el método con el cual detonaron el artefacto, el equipo de Arnaud seguía sin estar seguro sobre quién presionó el botón.

Los servicios de inteligencia ya estaba vigilando el móvil personal de George Degiorgio en conexión con otra investigación.

Arnaud dijo al juez que podía conectar los datos de la localización del teléfono móvil personal de George Degiorgio con otro aparato, que se piensa que puede haber sido uno de los tres teléfonos desechables adquiridos para llevar a cabo el asesinato. Durante semanas, hallaron que los teléfonos desechables enviaban señal a la red de las mismas antenas que los teléfonos personales de los tres acusados.

Los datos aportados por el FBI demostraban que la noche anterior al asesinato, los tres teléfonos desechables estuvieron activos en Bidnija. Y a la 1:41 de la madrugada se encendió la tarjeta conectada a la placa de circuito.

Después de eso, y según el testimonio que Arnaud dio en el tribunal, los sospechosos se separaron. De acuerdo con su relato, Alfred Degiorgio pasó la noche en Bidnija y los otros dos abandonaron el pueblo.

A las 6:15 de la mañana del día del asesinato, la señal que emiten los teléfonos de George los ubica supuestamente en el cobertizo de patatas de Marsa. Poco después, se estima que están en la costa de La Valeta.

La policía cruzó las ubicaciones con imágenes de un circuito cerrado de televisión y encontró una pequeña embarcación de recreo con una distintiva lona verde. Llamado el Maya, el barco estaba registrado a nombre de Alfred. Pero por los datos de los teléfonos, la policía cree que era George el que estaba al timón esa tarde.

A las 14:55 horas, el Maya se detuvo y quedó al ralentí al abrigo de un monumento neoclásico conocido como la Campana del Asedio. Minutos después, se alega, el barco recibió dos llamadas telefónicas desde Bidnija. La primera duró 44 segundos. La segunda, 1 minuto y 47 segundos.

“Si se preguntan por qué hubo dos llamadas, [verán que] encaja perfectamente con lo que nos dijo Matthew Caruana Galizia de que su madre había olvidado el talonario de cheques al salir de casa”, explicó Arnaud ante el tribunal. “En nuestra opinión... el observador vio salir a la víctima, dijo a la persona en el mar que se preparara, la víctima entró a la casa de nuevo, la llamada terminó, pero dos minutos después tuvo lugar de nuevo”.

A las 14:58 horas, el “dispositivo de Dios” recibió un mensaje de texto con un código diseñado para activar el circuito de la bomba.

A pocos minutos de la explosión, Arnaud dijo a los jueces que George envió un mensaje a su novia: “Cómprame vino, amor mío”. A las 4 de la tarde, el circuito cerrado de televisión grabó al Maya navegando de vuelta hacia su amarre.

La policía ha fundamentado su caso en las pruebas proporcionadas por los teléfonos. Es posible que se obtenga más información.

La investigación es más amplia

Tras un barrido del fondo marino en el puerto, los buzos del ejército recuperaron ocho teléfonos que supuestamente habían sido utilizados por los acusados. The Guardian entiende que todos los dispositivos fueron enviados hace varias semanas a la sede de Europol en Holanda para su análisis.

Junto al juez de instrucción que analiza las pruebas policiales contra los presuntos autores de la explosión, otro juez, Anthony Vella, investiga quién ordenó el asesinato. Europol, el FBI y un experto maltés en telecomunicaciones responden directamente a él.

Las esperanzas de la familia de descubrir al responsable último del asesinato descansan en Vella. Temen que la policía no siga las pruebas que puedan llevar hacia políticos. Una fuente cercana a la investigación dice que la policía está centrada en encontrar al fabricante de la bomba y en rastrear cualquier posible vínculo con el crimen organizado.

Según el abogado de la familia, Jason Azzopardi, Vella es “una persona muy minuciosa, meticulosa y que no se anda con tonterías”: “Está bien que estos expertos internacionales respondan ante el magistrado, porque las repercusiones de este caso van más allá de las costas de Malta”.

Los tres sospechosos se han mantenido en silencio desde su detención. George, conocido en la calle como ic-Ciniz (el chino), se limitó a sacar su documento de identidad y ponerlo en la mesa durante el interrogatorio policial. Alfred, o il-Fulu (el frijol), ni siquiera confirmó su nombre.

The Guardian entiende que los detectives sospechan de que hubo un aviso: alguien llamó a los sospechosos antes de que los arrestaran. Cuando los agentes vinieron a buscarlos a Marsa, los teléfonos que supuestamente habían usado ya estaban en el fondo del mar y George tenía escrito en la mano el número de móvil de su socio.

A Simon Busuttil, diputado nacionalista y exlíder de la oposición, le preocupa que la redada pareciera una puesta en escena: “El asalto fue completamente filmado y todo parecía preparado para un máximo efecto de propaganda; las imágenes del asalto circularon rápidamente en los medios y parecían sacadas de una película de acción de Marvel, exageradas”.

Los tres hombres se declararon inocentes y aceptaron asistencia letrada pero se negaron a hablar con sus abogados. Todavía no han sido juzgados y cualquier sugerencia de que actuaron bajo órdenes de otros sigue siendo una especulación.

Lo que es cierto es que Caruana Galizia tenía muchos enemigos y críticos. Escribía sobre cualquier persona que en su opinión estaba obligada a rendir cuentas: mafiosos, empresarios o hasta el actual líder del partido nacionalista, con el que antes se había identificado.

Su segundo hijo, Andrew, culpa al gobernante partido laborista. “Los ciudadanos malteses están completamente indefensos cuando se relacionan con su Estado”, dijo. “No hay una institución independiente entre el ciudadano y el Gobierno. Eso fue lo que hizo posible su asesinato”.

Tras el ataque, y sin el consentimiento de la familia, el Gobierno ofreció un millón de euros al que proporcionara información que condujera a los asesinos. A pesar de los arrestos, la oferta de la recompensa sigue sobre la mesa.

“Se está investigando a los que ordenaron el asesinato; confío en que la policía maltesa investigue este caso con total profesionalidad y sin temores ni favoritismos”, dijo el primer ministro en una declaración que su portavoz envió por correo electrónico. Muscat añadió que el asesinato lo había “indignado y conmocionado”.

“Ningún primer ministro querría que una periodista fuera asesinada bajo ninguna circunstancia. Fue un ataque contra nuestra sociedad y un acto tan absurdo afecta particularmente a un país de nuestro tamaño. Este asesinato no representa al pueblo maltés, que disfruta de una sociedad liberal, abierta y democrática. El Gobierno tiene claro que la policía dispondrá de los recursos necesarios para perseguir y procesar a los responsables”. Tanto para Malta como para la Unión Europea sigue habiendo mucho en juego.

Para una familia destrozada por el asesinato, hay furia, desconcierto y un abrumador sentimiento de pérdida. En la noche del asesinato, el hermano de Matthew, Paul, de 29 años, voló desde Londres y se enfrentó a una visión que nunca olvidará. Su pacífico valle, dijo, estaba irreconocible: los campos familiares completamente iluminados, la carretera llena de policías y de equipos de televisión. Como dijo Andrew, “fue como si el mundo se hubiera derrumbado y ya nadie estuviera a salvo”: “Además de llevarse a mi madre, sentí que me habían quitado mi país”.

Cronología

  • 15 de noviembre de 2016: se compran las tarjetas SIM supuestamente utilizadas para hacer explotar la bomba con teléfonos móviles.
  • 10 de enero de 2017: se activan por primera vez las tarjetas SIM en el área de Żebbuġ. Una va dentro de un teléfono Nokia y se usa para enviar cuatro mensajes de texto al otro teléfono, colocado en un circuito impreso. Después de 20 minutos, se apagan las tarjetas SIM.
  • 19 de agosto: tres teléfonos desechables que se cree fueron utilizados por los hombres que hicieron explotar la bomba se activan con 20 minutos de diferencia entre sí.
  • 21 de agosto: en lo que parece una segunda prueba, las dos tarjetas SIM se vuelven a encender, con el envío de dos mensajes de texto entre ellas.
  • Finales de septiembre: aparece por primera vez un coche de alquiler blanco en las cercanías de Bidnija. En las semanas siguientes lo verán muchas veces, aparcado cerca de un mirador.
  • 15 de octubre: los tres teléfonos desechables de prepago están en Bidnija. El móvil personal de Alfred Degiorgio y el teléfono que se sospecha era su desechable de prepago parecen permanecer allí toda esa noche y la mayor parte del día siguiente.
  • 16 de octubre:
  • 1.41am - La tarjeta SIM del teléfono en el circuito impreso está activada. Por la señal, se sabe que está en Bidnija, donde el coche de Caruana Galizia está aparcado fuera de su casa.
  • 8am - El barco Maya es filmado por las cámaras de un circuito cerrado de televisión mientras sale del puerto Grand Harbour, en La Valeta. Por los datos del teléfono se estima que sólo George Degiorgio estaba a bordo.
  • 8.30am - La antena de Vodafone en Bidnija sale de la red y queda cerrada por mantenimiento hasta las 6 de la tarde.
  • 14.55 - Las cámaras de un circuito cerrado de televisión muestran al Maya deteniéndose al abrigo del monumento la Campana del Asedio.
  • 14.58 - Supuestamente se envía un mensaje de texto desde el barco a la SIM del circuito impreso, haciendo estallar la bomba bajo el asiento del conductor en el coche de Caruana Galizia.
  • 15.20 - Los datos telefónicos indican que el Maya regresa al puerto.
  • 15:30 - George Degiorgio envía un mensaje desde su teléfono personal a su pareja: “Cómprame vino, amor mío”.

Traducido por Lucía Balducci y Francisco de Zárate

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