“El camino de la luz”: una experiencia sensorial, inmersiva y nocturna por el interior de la catedral de Tarragona
La Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Santa Tecla, más conocida popularmente como la Catedral de Tarragona, se empezó a construir en el año 1171 y fue consagrada en 1331, aún sin terminar. De planta de cruz latina, mide más de un centenar de metros de longitud y contiene un gran claustro marmóreo y casi 300 capiteles historiados, siendo en su momento una de las catedrales románicas más imponentes de la península Ibérica, de ahí que sea de visita obligada para los amantes del Románico.
Sin embargo, este verano hay un aliciente más para visitar esta joya de la arquitectura. Y es que, igual que ocurre con el claustro del Monasterio de Pedralbes, en la capital catalana, los responsables de la catedral tarraconense han decidido ofrecer una actividad cuando decae el día y tanto la luz natural como el calor van menguando. Se trata en este caso de toda una experiencia sensorial, inmersiva y, como decíamos, nocturna, que se puede llevar a cabo durante este verano por el interior de la catedral
Rosetón, órgano y retablo mayor
La experiencia lleva por nombre “El camino de la luz” y es toda una propuesta cultural que invita al público a vivir el monumento desde una perspectiva inédita y cautivadora. Y es que a partir de las seis de la tarde el interior de la catedral se transforma en un escenario de proyecciones, música y mucha emoción. El itinerario visual y sonoro empieza en el rosetón, continúa por el órgano y culmina en el retablo mayor, en una combinación de simbología, arquitectura y una selección musical escogida cuidadosamente para reforzar el impacto emocional de cada espacio.
El rosetón, por cierto, es el más grande de todos los que hay localizados en tierras catalanas. La gran vidriera circular de once metros de diámetro que preside la fachada principal gótica está decorada con un sol rodeado de estrellas, representando la luz divina que ilumina a los feligreses. El órgano, situado en un lateral de la nave central de la basílica, fue construido en el siglo XVI, en pleno Renacimiento, y está decorado con medallones y una gran cantidad de putti o angelotes. Destacan las sargas, las puertas del órgano, decoradas con unos enormes lienzos manieristas del pintor italiano Pietro Paolo da Montalbergo. En cuanto al claustro, se empezó a construir a mediados del siglo XII en estilo tardorrománico con ciertas influencias del arte andalusí, especialmente en las tracerías de los óculos y el friso de arcos polilobulados. Los capiteles están repletos de iconografía, pensada para transmitir el conocimiento a una población analfabeta.
Todo el recorrido que realizan los que se adentren en este exuberante ejemplo del Románico durante los meses de más luz del año se ha diseñado para hacer vivir y disfrutar a los visitantes de un diálogo entre patrimonio, luz y sonido en un entorno único. Una experiencia para vivir con todos los sentidos, incluido el del gusto. Y es que la visita termina con una copa de cava en el claustro, a la que acompaña un juego de luces sugestivas pensado para poner el punto final a una propuesta cultural que quiere emocionar, sorprender y dejar huella.
Levantada a caballo entre el románico y el gótico, la catedral se encuentra situada en la Part Alta, el barrio antiguo de la ciudad, encima de los restos del templo de Augusto, la sede del culto imperial romano. Más tarde el espacio fue convertido en catedral visigoda y, después de un paréntesis en época islámica, recuperó el culto cristiano a principios del siglo XII. Por lo tanto, ha sido testigo y protagonista de la historia de Tarragona y de Catalunya desde hace más de 2.000 años, lo que ha dejado en sus muros huellas romanas, visigodas, románicas, góticas, renacentistas, barrocas y neoclásicas.
Con una duración aproximada de 60 minutos, “El camino de la luz” ha sido pensada y elaborada como toda una experiencia apta para todos los públicos, para que se disfrute de manera individual, en pareja, con amigos o en familia. Una apuesta para que quien no lo conoce aún o quien sí lo conoce pero quiere descubrir otra manera de hacerlo, se lleve una grata sorpresa con una ajustada combinación de patrimonio, innovación y emoción por los recovecos de uno de los monumentos más emblemáticos de Catalunya. La experiencia estará disponible, de jueves a domingo, hasta el próximo 7 de septiembre.
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