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Siete rutas de senderismo para principiantes que recorrer este verano al fresco

Saliencia (Asturias).

Jara B. Gavín

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Hace tiempo que la imagen mental de nuestro verano no la componen únicamente playas y chiringuitos. La pandemia también contribuyó a ello obligándonos a huir de las masificaciones de la costa y trayendo consigo un aumento del interés en el turismo de naturaleza que hoy, azuzado además por la crisis climática y las numerosas olas de calor, vive su época dorada.

Caminar entre árboles, ríos, lagos de montaña o al borde de escarpados acantilados es, sin duda, una de las maneras más efectivas y saludables de desconectar de la vida diaria, y en este artículo te proponemos hacerlo con siete rutas de trekking para principiantes que no deberías perderte si te estás iniciando en el senderismo.

Ordenadas de menor a mayor dificultad, todas ellas pueden realizarse en familia o con personas que estén dando sus primeros pasos de senderista, sin olvidar nunca la preparación previa a este tipo de actividades en el medio natural.

Ruta el Ventano del Diablo, en Cuenca

Si hay un adjetivo que describa mejor que cualquier otro a la provincia de Cuenca, ese es mágica.

Desde sus famosas casas colgantes hasta la conocida Ciudad Encantada, pasando por los paseos a orillas de la Hoz del Júcar y la Hoz de Huécar, cualquier actividad que podamos realizar en los límites de su provincia parecerá sacada de un cuento.

En este caso, recomendamos la menos conocida ruta el Ventano del Diablo, un impresionante mirador natural colgado sobre el desfiladero del río Júcar, desde donde tendremos una panorámica increíble del cauce del río, las enormes paredes que lo custodian y, con suerte, los buitres leonados que anidan aquí y allá.

El inicio de esta sencilla ruta se sitúa en la localidad de Villalba de la Sierra, desde donde, tras 4,5 kilómetros de fácil recorrido, llegaremos al Ventano del Diablo un curioso lugar en el que la leyenda cuenta que Belcebú realizaba sus sacrificios.

Ruta del Parrizal de Beceite, en Teruel

La comarca del Matarraña, en Teruel, es un paraíso para senderistas, amantes de la naturaleza y bon vivants en busca de retiros en los que abandonarse a unas vacaciones cargadas de belleza natural y paz mental.

De entre las numerosas opciones de rutas senderistas que se pueden encontrar en la comarca, la ruta del Parrizal de Beceite es una de las más recomendables para el verano.

Su recorrido remonta el cauce del río Matarraña, para lo cual se han instalado algunas pasarelas de madera sobre el propio río, lo que garantiza una temperatura agradable durante la mayor parte de la actividad.

Para llegar al paraje natural del Parrizal, a 5 kilómetros de Beceite, hay que seguir las indicaciones en las que, ya en la plaza mayor del pueblo, comenzaremos a leer “parrissal”, y que nos llevarán hasta el parking 3, donde comienza el recorrido a pie.

En los primeros 800 metros de recorrido, señalizados como ruta botánica, encontraremos las pinturas rupestres de La Fenellassa, Patrimonio de la Humanidad, que son de obligada visita.

La segunda parte de la ruta es la que nos adentrará en el propio río, que iremos remontando con la ayuda de sus pasarelas hasta llegar a la zona conocida como los Estrechos, dos paredes de más de 60 metros de altura en las que el río Matarraña se encajona dando lugar a un rincón de increíble belleza.

Para realizar esta ruta, de 6 kilómetros en total (ida y vuelta) es necesario adquirir un tíquet en la página web del Ayuntamiento de Beceite, una apuesta por la conservación de un paraje natural único en España.

Ruta al Nacedero del río Urederra, en Navarra

Desde el pequeño pueblo de Baquedano, nace esta ruta de un total de 7 kilómetros (ida y vuelta) plagada de pequeñas cascadas y pozas de agua cristalina en las que sus colores de ciencia ficción lo eclipsan absolutamente todo.

La del Nacedero del Urederra es una de las rutas de senderismo fáciles más bonitas y repetidas del país, por lo que su acceso está restringido a un cupo diario de 500 visitantes, regulado por medio de los tíquets accesibles en su sitio web.

Su relativa fama hace que, en los meses de verano y otoño, sea necesario adquirir los tíquets con semanas de antelación, por lo que, si estás pensando en incluirla en tus vacaciones, te recomendamos comprobar su disponibilidad cuanto antes.

El ecosistema milenario en el que nos moveremos, compuesto de hayas, robles, olmos y fresnos, es un delicioso paseo al borde de un río turquesa, el Urederra, —en euskera “aguas hermosas”— apto para toda la familia y que hará las delicias de pequeños y mayores.

Ruta de los lagos de Saliencia, en Asturias

Ubicada en el salvaje y escondido Parque Natural de Somiedo, la ruta de los lagos de Saliencia constituye un precioso paseo familiar que discurre entre una antigua mina de hierro ya abandonada, lagos de alta montaña y rebaños de vacas que pastan ajenas al senderista.

Esta ruta circular comienza en el llamado Alto de la Farrapona, muga natural entre Asturias y León, y a lo largo de sus 8 kilómetros y 350 metros de desnivel, permite disfrutar de hasta cuatro lagos de aguas turquesas rodeados de verdes praderas.

El Parque Natural de Somiedo es también interesante por ser uno de los pocos lugares en España en los que pueden avistarse osos pardos en libertad, para lo cual existe información de excursiones guiadas en la oficina de turismo de Pola de Somiedo.

Además, nadie debe perderse la visita a alguna de las típicas cabañas de teito de escoba; unas curiosas construcciones de piedra con tejados de cubierta vegetal que solo existen en la región de Somiedo y que, antaño, servían para dar cobijo tanto a animales como a las familias que se dedicaban a su cuidado y explotación.

Camino de ronda entre Cadaqués y el Cap de Creus, en Girona

Se conoce como caminos de ronda a los senderos que discurren paralelos al mar sobre los acantilados de la Costa Brava, entre las poblaciones de Blanes y Portbou, en la provincia de Girona.

Su función histórica era la de comunicar los diferentes pueblos, puertos y playas, sirviendo a los marineros y las gentes del mar como un retorno seguro a casa en caso de que sus embarcaciones naufragaran en algún punto de su accidentado litoral.

Pero, además, estos caminos eran el lugar desde el que las autoridades de la época controlaban el contrabando y el estraperlo, haciendo “rondas” de vigilancia que hoy dan nombre a este recorrido de casi 45 kilómetros.

Aunque en esa distancia existen innumerables divisiones que pueden recorrerse, en su mayoría, sin grandes dificultades, recomendamos los últimos (o primeros) 8 kilómetros que unen Cadaqués, uno de los pueblos más bonitos de Cataluña, con el Cap de Creus.

Por el camino, puede visitarse la casa-museo de Dalí, en Portlligat y, aunque el camino en sí termina debajo del faro del Cap de Creus, nadie debería dejar de subir al mismo porque las vistas desde arriba son espectaculares.

El camino es lineal y, en total, se necesitan unas cuatro o cinco horas para recorrerlo entre ida y vuelta.

Ruta de la Cola de Caballo, en Huesca

Aunque el premio final de esta ruta es disfrutar de la maravillosa cascada de la Cola de Caballo, este recorrido de 17,5 kilómetros y unos 500 metros de desnivel regala infinidad de paisajes de ensueño desde su salida, situada en la Pradera de Ordesa.

Para llegar a la Pradera de Ordesa en temporada estival es obligatorio hacerlo en uno de los autobuses del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Estos parten, desde las 6 de la mañana y con una frecuencia de 10 o 15 minutos, desde el parking público de Torla. Su precio es de 4,50€ ida y vuelta, y el último autobús regresa a las 22h.

Una vez en la pradera resulta sencillo encontrar el sendero señalizado que nos llevará hasta la gran cascada final, en el cual iremos descubriendo otras muchas cascadas secundarias y bien equipadas con plataformas valladas, desde las que contemplar el flujo incesante del agua.

Pese a ser una ruta larga, su recorrido bien señalizado y la ausencia de dificultades técnicas la convierten en una ruta ideal para realizar en familia ya que, además, puede finalizarse en cualquier punto intermedio.

Ruta a la Laguna Grande de Gredos, en Ávila

A menos de dos horas de la capital, la Sierra de Gredos es un paraíso de roca y agua que, a pesar de ser lugar de peregrinación obligada para experimentados alpinistas y escaladores, esconde también algunas rutas de senderismo asequibles que nos adentrarán en un emocionante entorno de alta montaña.

La más sencilla y repetida de sus rutas —aunque no por ello menos bonita— es la que conecta la Plataforma de Gredos, hasta donde se llega por carretera, con la Laguna Grande de Gredos; una inmensa masa de agua que ocupa la mayor parte de la planicie del Circo de Gredos.

Junto a ella, el pequeño refugio de la Laguna Grande es un buen lugar para reponer fuerzas en esta ruta que, si bien no tiene ninguna dificultad técnica, acumula 12 kilómetros (ida y vuelta) y cerca de 800 metros de desnivel.

Si se va justo de fuerzas, también es posible (y muy recomendable) detenerse a contemplar la laguna desde el mirador que se sitúa, más o menos, a mitad del recorrido. De esta forma nos ahorraremos una buena subida en el camino de vuelta y disminuiremos el tiempo total invertido, que suele rondar las cuatro horas.

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