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Rajoy, elogio de sí mismo

Rajoy aplaude tras su discurso en el congreso del PP

José María Calleja

Hemos resuelto la crisis económica más grave de la Historia de España, hemos impedido la independencia de Catalunya y hemos derrotado a ETA. Lejos de expresar la más leve autocrítica, Mariano Rajoy ha dedicado su discurso de despedida al autoelogio de la gestión de Gobierno del PP y a la alabanza de sí mismo, desde que entró en política hace cuarenta años, pegando carteles de noche en Galicia, hasta llegar a la Moncloa.

Ha sido un discurso intensamente emotivo, plagado de ditirambos y aplausos intensos. Tienen los aplausos en los cónclaves del PP un valor añadido: cuanto más intensos, antes se produce la salida del aplaudido. Aquí Rajoy ya había dicho que se iba y las palmas eran el homenaje al que se va.

Ha mostrado Rajoy un orgullo de país, somos una gran nación, jamás ha existido una España mejor; un orgullo de partido, una de las mejores formas de ser español, ganamos elección tras elección, y los ha vinculado a un orgullo de sí mismo, conocedor de España y sus gentes a ras de tierra, como se ha autodefinido.

Con referencias costumbristas, conocí los trenes de carbonilla, entreveradas con la solemnidad de la defensa del orgullo del país, España, frente a quienes quieren romperla, y con un elogio de la política, aunque solo sea por la cantidad de buena gente que le ha permitido conocer.

Rajoy no ha dicho ni una palabra de los contendientes que aspiran a sustituirle, se ha limitado a decir seré leal y ha conseguido ahí uno de los aplausos más largos, posiblemente porque su enunciado era también una crítica elidida a Aznar, para el que los organizadores del congreso no encontraron butaca.

Me aparto, pero no me voy, ha dicho Mariano, que ha besado a Soraya al acabar su intervención, pero no nos han dado un plano en el que saludara a Casado, al que Celia Villalobos ha situado en la extrema derecha.

Este sábado sabremos si habrá presidenta o presidente del PP. Son muchos los compromisarios que les han dicho a los dos candidatos que les votarán, cosa imposible, pero que habla de cómo se producen estas situaciones. Lo compromisarios acudirán en socorro del ganador.

El destrozo dentro del PP ha quedado certificado en este proceso. En unas semanas han pasado de controlar el BOE a sacar las facas en un proceso de primarias inéditas que no proclamarán al candidato definitivo.

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