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“Se multiplicó el personal médico habitual por dos o tres de forma espontánea”

Julio Pascual, Director del Área Asistencial del Hospital del Mar

Sònia Calvó

Trece personas fueron asesinadas en un atentado terrorista en Barcelona el 17 de agosto, cuando una furgoneta se abalanzó sobre la zona peatonal de la Rambla para arrollar al mayor número posible de peatones. A partir de ese momento, un amplio dispositivo de profesionales de la salud se activó. Hablamos con Julio Pascual, director del Área Asistencial y Médica del Hospital del Mar de Barcelona. Este hospital, por su cercanía al lugar del atentado, fue el que recibió el mayor número de pacientes.

¿Cómo llega el primer aviso?

A las 17:10 h de la tarde, el doctor Luis Molina, el jefe de sección de cardiología, que estaba de jefe de guardia ese día, recibe una llamada del Sistema de Emergencias Médicas (SEM). Es cuando los equipos del SEM llegan a la Rambla. Nos anunciaban que había habido un atentado en la zona y que en breve empezarían a enviar gente al hospital. A partir de ese momento, los responsables médicos y de enfermería van a Urgencias y avisan a todo el personal del hospital para que se concentre ahí. Por suerte esa área se había inaugurado antes del verano con el doble de extensión, eso nos ha facilitado las cosas. Con las antiguas habría sido mucho más duro.

A las 17:40 h llega el primer paciente al Hospital del Mar. Hay todo un dispositivo esperándolo. Como no sabíamos qué volumen de pacientes llegaría, todo el personal estaba multiplicado. Se suspenden dos quirófanos programados con cuestiones que podían esperar. En total se preparan cinco quirófanos. En una guardia convencional de agosto tenemos un quirófano activo, dos en una punta de patología.

¿Tuvieron que llamar al personal del hospital para que viniese de refuerzo?

Prácticamente no hizo falta porque empezaron a acudir médicos y enfermeras que viven en Barcelona que ese día no trabajaban porque estaban de vacaciones o porque habían acabado el turno. Vinieron cirujanos, traumatólogos, intensivistas... Se multiplicó la dotación habitual por dos o tres de manera espontánea. Avisamos a un neurocirujano de refuerzo porque hubo que operar a dos pacientes de neurocirugía con traumatismo craneal grave. Además de cuatro de traumatología por múltiples fracturas y patologías muy graves. Llegamos a operar incluso a doble equipo en un mismo quirófano. Llegó un momento dado en el que tuvimos que mandar a casa a muchos profesionales porque se acumulaban y había más médicos que pacientes.

¿Cómo se decide a qué hospital van los heridos?

El SEM es quien decide. Conoce perfectamente los dispositivos de cada centro de Barcelona, porque trabajan todos los días en colaboración con los equipos de los hospitales. En el centro coordinador se decide a qué hospital se lleva al paciente, en función de la proximidad, la rapidez, la capacitación del centro, etc. Para la inmensa mayoría de patologías, los cuatro grandes centros, Vall Hebrón, Clínic, Sant Pau y Mar están capacitados para casi todo indistintamente. Si fuesen todos al mismo sitio, por criterio de proximidad, habría un problema de logística. Al repartirlos puedes trabajar de manera mucho más organizada. Cabe destacar también el trabajo que hizo el CUAP Perecamps, que asumió muchos pacientes y tuvo un trabajo de primera línea de fuego muy intensa.

Ha pasado una semana y no ha aumentado numero de muertos, de momento.

Hemos llegado a tener entre todos los centros a 15 pacientes muy críticos. Esa cifra ha ido bajando de críticos a graves. El jueves por la tarde quedaban siete personas críticas. Todavía no podemos descartar que fallezca alguno. No obstante, se ha hecho un buen trabajo. Las personas que fallecieron lo hicieron en la misma Rambla o a las pocas horas del atentado. Durante esta primera semana hemos podido sacar de la situación a varios pacientes graves. Nos podemos felicitar del trabajo de todos y de un dispositivo que ha funcionado.

Cuando llegaron a la Rambla ahí había heridos físicos pero también muchas personas impactadas por lo que habían vivido.

Desde el primer día nos están goteando pacientes que acuden a urgencias con cuadros de ansiedad, de angustia y de depresión. Hay un dispositivo de psicólogos, médicos de familia, enfermería, servicios sociales, pero también un dispositivo concreto que ha puesto en marcha el Departament de Salut que está atendiendo este tipo de patologías. De hecho, no paran de acudir poco a poco pacientes que pensaban que estaban bien y de repente sienten mucha angustia.

Y para los profesionales, ¿qué impacto supone?

Nuestro trabajo todos los días está en medio de la patología, el sufrimiento, la enfermedad, etc. En momentos como el del atentado, tienes que tener la cabeza fría y asumir un rol de cuidado de la población. Esto luego pasa factura y tienes que digerir tantas emociones. Las situaciones que vives, las familias rotas que conoces, tanta angustia y dolor innecesario e inmerecido es duro de metabolizar. Intentas descansar, relajarte… Tratamos de no perder el ánimo, de sacarle el punto de satisfacción por el deber cumplido, de esperanza, por ver tanta potencia humana y profesional en el hospital. Pero, obviamente, algunos profesionales tendrán un cierto síndrome postraumático. Pero luego se nos pasa y estamos preparado para lo siguiente que pueda venir. Es como los bomberos para los incendios, nosotros para los heridos.

¿Estaban preparados para algo así?

Hay un protocolo de incidentes de múltiples víctimas. Es un protocolo sencillo que se basa fundamentalmente en concentrar la potencia del hospital y de los dispositivos de la zona donde acudirán los pacientes, olvidarnos de lo programado hasta las siguientes horas o días, y poner todos los recursos necesarios. Eso funciona. En el fondo nunca estas preparado para algo así, pero en el momento que ocurre un hecho de estas características te pones manos a la obra. Los profesionales que tienen muchos años de experiencia lideran el trabajo de los más nuevos, otros te miran y te preguntan qué hacer. Lo importante es que sale la mejor versión de cada uno. La gente no mira horarios ni turnos. Nuestra vocación es de servicio.

Un servicio que se verá agradecido el sábado, en la manifestación de Barcelona. La primera fila está reservada para profesionales de emergencias, como personal sanitario y policial.está reservada para profesionales de emergencias

Eso es bonito y se agradece, nos parece perfecto. Además irán uniformados con la bata. Cualquier agradecimiento o reconocimiento lo agradece todo el mundo. Buena parte de nuestro sueldo es ese.

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