De la conversación del presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, con diez ciudadanos bien seleccionados por “El Periódico” retengo dos afirmaciones. Una es la propensión a usar el plural mayestático que, de pequeños, aprendimos que era la forma de hablar del Papa. El de Roma. Espero que el Papa Francisco, en su línea innovadora, lo cambie pero, tradicionalmente, el Papa no hablaba en su nombre sino en el de toda la comunidad cristiana. No dice “yo” sino “nosotros” (“nos”).
Junqueras, como tantos otros, habla en nombre de todos los catalanes. De aquí que el titular “No nos rendiremos” se interpreta como que quien no se rendirá será Catalunya. No él, o los suyos. Supongo que nadie se rendirá de sus principios ideológicos, salvo los numerosos que en los últimos tiempos anuncian su voluntad de irse de Catalunya, no por motivos económicos sino porque no soportan la presión mediática y política independentista. A estos hay que advertirles que el destino a elegir en esta huida puede ser complicado ya que hay muchos lugares donde cojean del mismo pie, desde Venecia a Kiev, pasando per Flandes, Córcega o Baviera.
El pecado de Junqueras está muy extendido. Los socialistas aún cantan en sus actos aquello de “Viva, viva, viva, Cataluña socialista”, que no se aviene con el respeto a la pluralidad de opciones, y los sectores más a la izquierda continúan hablando de “el pueblo” como si elles fuesen sus únicos y verdaderos intérpretes.
La otra reflexión del líder de ERC que me llamó la atención es: “Soy independentista. Mi objetivo en este ámbito es dejar de serlo”. Entiendo que Junqueras dejará de ser independentista el día que Cataluña sea independiente, no el día que España trate mejor a Cataluña y deje de “robarle”.
Cuando en Cataluña todavía funcionaban muchas ONG solidarias con el Tercer Mundo, era habitual que sus dirigentes dijesen que su objetivo era desaparecer porque significaría que se habían resuelto los desequilibrios entre el Primer Mundo y el Tercer Mundo, que se había ganado la batalla contra el hambre, la pobreza, la injusticia y la violencia en el mundo. Las ONG solidarias van desapareciendo pero no porque el mundo sea ya perfecto sino porque el Gobierno de la Generalitat, entre otros, les debe mucho dinero y hace años que no reparte subvenciones para la cooperación al desarrollo.
Es decir, que, más pronto o más tarde, independentistas y no independentistas coincidiremos. Porque Cataluña ya sea independiente y, por tanto, ja no venga a cuento discutir sobre esta cuestión, o porque España nos bombardee, no con las armas que insinúan el obispo Rouco Varela o el asesor de la CEOE Clemente Polo, sino con montañas de dinero que entierren para siempre el clásico “España nos roba”“.
Mi padre solía decia dir “un Baiges nunca se rinde”. Lo decía en castellano. No sé porqué, pero le suelo hacer caso. Lo cual no quiere decir que coincida con Junqueras cuando se resiste a rendirse en mi nombre.
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