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Descalzos por el atómico mundo de Daito Manabe y otros espacios inmersivos del Sónar+D

Sónar presenta Phosphere, la gran instalación inmersiva de Daito Manabe

Marta Peirano

Daito Manabe, el genio más aclamado del New Media, ya había venido a Sónar con una pieza de danza para dos bailarinas, tres drones con capas de videomapping. Era una versión reducida de 24 drones, una de sus obras más características en colaboración con la compañía de danza japonesa Eleven Play. Claramente quedó con ganas de volver porque este año lo hace por cuadruplicado.

Manabe se presenta en Sónar+D con 1) una una conferencia sobre Rhizomatiks, el mítico taller de producción que dirige junto al diseñador Motoi Ishibashi; 2) una ambiciosa instalación en sónarPLANTA; 3) un nuevo musical llamado Border, donde cambia bailarinas por Realidad Aumentada y Virtual y 4) un combo con el productor norteamericano Nosaj Thing de algo que podrían parecer visuales, pero que es un despiporre de scanners tridimensionales en tiempo real, videomapping y algorítmos generativos. Como aperitivo para la sesión, estos son los videoclips que ha hecho para sus dos singles: Eclipse/Blue y Cold Stares.

Phosphere, la tercera instalación de SónarPlanta

La instalación en SónarPlanta es posiblemente la más ambiciosa de las tres Plantas comisionadas por el festival en colaboración con la Fundación Sorigué. Se trata de un drama coral inmersivo protagonizado por Mikiko, Saya y Eriasa, las tres bailarinas de ElevenPlay, y un ejército de espejos sincronizados, máquinas de humo y hasta 24 proyectores de vídeo de muchos lúmenes. Se llama Phosphere.

Aunque no hay un segundo de vídeo, los focos no valían porque Manabe quería una proyección tramada en la que la superposición de los haces de luz construye determinadas estructuras que no le saldrían con el chorro lumínico de un foco normal. El resultado es como entrar en TRON, pero con un fondo de armario mucho más elegante. Sería interesante ver su factura de la luz.

La instalación tendrá tres sesiones-performance con las bailarinas y el resto del tiempo habrá pases con un número limitado de cinco personas por sesión. Como explicó esta mañana el propio Manabe en rueda de prensa, la inmersión no requiere más interfaz que “el propio cuerpo, sin necesidad de gafas, drones ni artilugios”. Eso sí, los visitantes entrarán descalzos como si fueran a una fiesta berlinesa y tendrán cinco esferas de luz con las que podrán tontear a sus anchas “siempre que no las tiren muy fuerte”.

Recuerden: cinco personas cada vez. No lo dejen para el último minuto.

Bajo la cúpula del trueno electrónico

Podría decirse que Sonar360º es como el Planetario de Sónar+D, una cúpula mágica donde se proyectará una selección de piezas de vídeo y audio 360º producidas en la Sociedad de las Artes Tecnológicas de Montreal. La programación incluye trabajos de artistas como Joanie Lemercier, cuyo brutalismo cósmico ya pasó por Sonar en forma de monolito relampagueante; pero también el microorganismo en evolución de Can Buyukberber con banda sonora del arquitecto e ingeniero de sonido Yagmur Uyanik, la abrasadora búsqueda de Nicolas Noël Jodoin y el viaje casi verniano de Mary Franck & Kadet Kuhne.

Como casi todas las propuestas, la oferta incluye dos talleres: Introducción al lenguaje inmersivo y Producción de imagen esférica. Los dos serán impartidos por investigadores de la SAT.

VR: Todos los mundos que caben en este mundo

Al mando del siempre interesante Jeremy Boxer hay toda una programación en torno a la Realidad Virtual, incluyendo la mesa del jueves Una mirada a un mundo virtual con tres personas que están inventando el lenguaje VR: Jessica Brillhart del laboratorio VR Google, Jess Engel directora de contenidos de la compañía VR de Chris Milk y Aaron Koblin y Gabo Arora de UNVR.

Boxer ha comisariado también las 20 piezas de la muestra Realities+D, donde podrán encontrar las propuestas más innovadoras para las plataformas más innovadoras que existen en este momento. Incluyendo la muy inquietante Zero Days, “la historia de una misión clandestina perpetrada por los Estados Unidos e Israel con el fin de sabotear una central nuclear, explicada desde la perspectiva de Stuxnet”. El típico narrador poco fiable de la era de la Nueva Estética.

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