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Miles de migrantes están bloqueados en el norte de Italia por controles en las fronteras

Varios inmigrantes esperan sentados en la plaza Duca d'Aosta en el centro de Milán, norte de Italia, hoy 10 de agosto de 2016.

Efe

Miles de migrantes permanecen bloqueados en ciudades del norte italiano como Milán o Ventimiglia por el endurecimiento de los controles fronterizos en los países vecinos, que impiden a estas personas proseguir su viaje hacia Europa. 

Italia continúa recibiendo un elevado flujo migratorio desde las costas norteafricanas y en lo que va de año han desembarcado en el país 100.328 personas según datos del Ministerio del Interior, actualizados a fecha del 9 de agosto. Los principales países de procedencia de los refugiados y migrantes que alcanzan Italia son Nigeria, Eritrea, Gambia y Costa de Marfil. 

La mayor parte de las personas que alcanzan el país no desea permanecer en él sino que pretenden llegar a la Europa septentrional, lo que ahora se ve imposibilitado por el aumento de los controles fronterizos en las colindantes Francia y Suiza. Ventimiglia se encuentra entre Francia e Italia y acoge actualmente a un millar de refugiados e inmigrantes a quienes Francia mantiene cerrada su frontera desde el verano del pasado año.

La Cruz Roja ha habilitado un centro de acogida desde mediados de julio en el que anoche durmieron alrededor de 600 migrantes, según ha explicado a Efe la portavoz Fiammetta Cogliolo, quien ha apuntado que la cifra aumenta durante el día, cuando llegan más para comer.

El jefe de la Policía italiana, Franco Gabrielli, visitó este miércoles la localidad y anunció que próximamente comenzarán los traslados de migrantes que no hayan solicitado el permiso de residencia, que serán enviados a centros de las vecinas regiones de Piamonte y Lombardía.

Cogliolo opinó que esta no es la solución porque los migrantes, tras su traslado, regresan al lugar porque “no quieren estar en centros de acogida sino llegar a otros países”.

Una opinión que comparte el párroco de la localidad, el colombiano Rito Julio Álvarez, quien acoge en su iglesia a cerca de 80 personas, entre ellos 20 niños, que reciben cama y comida.

“La gente está preocupada”

En las calles, dice, se respira otro ambiente: “La gente está preocupada y se escuchan muchos lamentos. Ventimiglia ya no es una meta preferida”, ha destacado el sacerdote, en referencia a que este pueblo a orillas del Mediterráneo vive esencialmente del turismo.

Una situación similar se vive en la idílica Como, a orillas del lago homónimo, habitual residencia de famosos y donde actualmente acampan en torno a quinientos inmigrantes que han sido rechazados por Suiza.

Pero la situación que más preocupa es la de Milán, que según datos del Ayuntamiento acoge a alrededor de 3.200 inmigrantes, muchos de los cuales campan en torno a la estación central de ferrocarril a causa del cierre de la frontera suiza, a unos 60 kilómetros.

La capital lombarda afronta un flujo migratorio elevado proveniente del sur, dada su condición de ciudad importante y encrucijada en el norte.

El alcalde milanés, Giuseppe Sala, ha informado de que está estudiando con el Ministerio de la Defensa dónde alojar “dignamente” a todas estas personas y ha avanzado a los medios que “probablemente” se habilitará un viejo cuartel.

Dado el aumento de las llegadas, el alcalde ha pedido la colaboración de las organizaciones que asisten a los migrantes, cuya red de centros se encuentra saturada.

Es el caso de “Proyecto Arca”, cuya portavoz, Elena Frasio, señaló a Efe que en su centro reciben cobijo 400 personas y alertó de que el sistema de acogida de la ciudad “está muy lleno” en comparación con el verano de 2015, también agitado en materia migratoria.

La diferencia reside, tal y como explicó Frasio, en que mientras que el año pasado los migrantes lograban pasar la frontera alpina, este año son rechazados por los países colindantes y obligados a retroceder a Milán u otras ciudades próximas.

“El año pasado permanecían en Milán durante tres o cuatro días pero este año no es así, ya que se quedan mucho tiempo”, agregó.

El alcalde de Milán ha afirmado que “se puede hablar de emergencia”, pues esta es “una situación estructural” que no cambiará en dos semanas y ha pedido fondos e inversión al Gobierno central para hacer frente a ella.

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