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Viajar con mascota, una odisea que puede poner en riesgo la vida del animal

Norah murió en un vuelo de Air Europa y la compañía ha tenido que indemnizar a su dueña.

Marta Garijo

Coco falleció cuando viajaba en la bodega de un avión. Este bulldog francés murió en el verano de 2014 en el trayecto entre Palma de Mallorca y Sevilla, pero la compañía Air Berlin no se ha responsabilizado todavía de los hechos. Sí lo hizo Air Europa en el caso de Norah, pero tuvo que mediar una denuncia para que pagara una indemnización. Son dos casos extremos y trágicos para quienes deciden viajar con su perro, pero la falta de una normativa común en materia de transporte y alojamiento complica la organización de un viaje. Quienes quieren pasar las vacaciones con su can deben tener en cuenta desde cómo llegar al lugar en cuestión hasta dónde van a alojarse, así como cuestiones prácticas, como si la playa elegida permite pasear con un perro. Todo depende del destino que elijan.

“No me separo de mi perro y a veces es difícil encontrar hoteles que admiten animales”, dice Juana, usuaria de una página web que ofrece información sobre cómo viajar con animales. Tourespaña, el organismo estatal de promoción de España como destino en el extranjero, no dispone de ninguna guía para viajar con mascotas. La entidad explica que la normativa respecto a alojamientos depende de las propias comunidades autónomas. Lo mismo ocurre con la legislación aplicable en las playas, que depende de cada territorio.

¿Cómo viajar con ellos?

A la hora de elegir transporte, lo más sencillo es utilizar el propio vehículo. Pero a veces no es posible, por la ruta o por no disponer de coche. En el caso del transporte, no existe una normativa común sobre cómo hay que llevar a los animales, sino que depende de cada compañía. El Convenio de Montreal, que regula las condiciones sobre el transporte de animales, los equipara con maletas. “Pedimos una regulación internacional sobre las condiciones”, apunta Pablo Rabanal, consejero delegado de Reclamador.es, que promovido las denuncias contra las compañías aéreas en las que se han dado casos de muertes de animales.

Esta plataforma pide una normativa en la que no se “trate a los perros como una maleta”, apunta Rabanal. Entre las normas adicionales que suelen establecer las aerolíneas se encuentra, por ejemplo, no poder dejar agua a los perros en el transportín donde viajan por si esta se derrama y mancha la bodega. En ella suelen tener que viajar los animales más grandes, explica Rabanal. El problema se agrava en rutas entre ciudades con altas temperaturas, y más en verano, cuando los perros pueden pasar minutos al sol y acabar deshidratados, una situación que se agrava debido a la falta de climatización de las bodegas de los aviones.

En el caso de Renfe, para los trayectos de larga distancia los perros pueden viajar en su transportín si pesan menos de diez kilos. “El problema llega si tienes, por ejemplo, un labrador. Entonces o buscas un Blablacar, que muchas veces no aceptan perros, o tienes que viajar en tu coche”, cuenta Micaela Maza, que lleva la página www.srperro.com, una guía para animales urbanos que recoge establecimientos donde se puede ir con perro. En las ciudades, la casuística se multiplica por el número de localidades. Por ejemplo, en Madrid no está permitido viajar en metro con perros -a excepción de los lazarillo-, mientras que en Barcelona sí es posible hacerlo siguiendo unas normas horarias y especificaciones, como que viaje solo un perro por persona o que estos vayan con bozal.

¿Dónde alojarse?

En los últimos tiempos ha aumentado el número de alojamientos que permiten que se alojen personas con perro. Para buscar aquellos establecimientos dog friendly -anglicismo que se refiere a que aceptan a perros- cada vez hay más buscadores y agencias especializados en este tema. “Aunque vamos a paso de tortuga en comparación con el resto de países europeos, sí es verdad que, por la crisis o porque el hostelero español se está dando cuenta poco a poco de la importancia de los animales en nuestras vidas, hemos notado un aumento en los alojamientos que admiten animales. La oferta está creciendo”, explica un portavoz de la web www.viajarcontumascota.com, que lamenta que algunos de estos establecimientos no acepten perros grandes: “No entendemos el motivo, pues pueden comportarse igual o hasta mejor que los pequeños”.

A este incremento de la oferta se está sumando un aumento de los servicios que prestan este tipo de alojamientos, como establecimientos que ofrecen servicio de canguro o paseador. “Esto permite ampliar la cartera de servicios”, señala Maza, que apunta que lo que se busca es “integrar el ocio con la vida cotidiana”.

La normativa que hay que tener en cuenta también afecta a los lugares de ocio como museos, parques o playas. En un la web SrPerro recuerdan que no se puede acceder a todas las playas y que la regulación depende de las ordenanzas de la propia localidad, salvo en Andalucía, donde una normativa autonómica prohibe las “playas perrunas”.

El pasado verano, la Junta rescató un decreto de 1998 por el que se prohíbe el acceso de los perros a estas y echó por tierra los cambios de ordenanzas de Fuengirola o Casares, que habían habilitado playas para estos animales. En el caso de los museos o edificios de patrimonio, es necesario consultar cada caso antes de visitarlo. La mayoría de los museos no permiten la entrada a animales, aunque cada vez más lugares de ocio, como bares o restaurantes, permiten el acceso.

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