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Feijóo recupera la fiesta de toma de posesión que suprimió en 2012 por la crisis

Feijóo, en su celebración de 2009 ante miembros de la Real Banda de Gaitas de Ourense

David Lombao

“Con la situación económica que está viviendo España y que estamos viviendo en Galicia” procede “sustituir un acto multitudinario por uno más comedido y más proporcional”. En otoño de 2012 Alberto Núñez Feijóo resumía de este modo su decisión de suprimir la tradicional fiesta de celebración de las tomas de posesión de los presidentes de la Xunta en la compostelana Praza do Obradoiro. La crisis económica, explicaba, hacía necesario ser “conscientes” y optar por un acto “íntimo” en el que se aplicase la consabida “austeridad”. Cuatro años y otra victoria electoral después Feijóo se dispone a ser invertido por tercera vez y también a recuperar la fiesta de celebración que él incluso protagonizó en 2009, igual que antes habían hecho el socialista Emilio Pérez Touriño y, sobre todo, Manuel Fraga.

Según ha podido confirmar eldiario.es el equipo del ahora presidente en funciones ultima los detalles para organizar un evento de celebración de su toma de posesión en la emblemática plaza santiaguesa para el próximo día 12, justo después de asumir el cargo por tercera vez. Las fuentes consultadas por este diario confirman que el gabinete del líder popular tiene ya previsto poder disponer del espacio de O Obradoiro en esa jornada para organizar allí un evento festivo que irá mucho más allá de 2012, cuando Feijóo se limitó a pronunciar un discurso en una sala del Parlamento. Será, entonces, más semejante al de hace siete años, cuando el PP llenó la plaza de cargos y simpatizantes para aclamar a Feijóo .

El propio Feijóo había presentado como una “excepción” la supresión de una fiesta que, había explicado, cabría recuperar cuando la “situación económica” lo permitiera. En aquel momento, había asegurado, el “sentir general de la ciudadanía” impedía realizarlo. El líder popular da, entonces, por superadas las estrecheces para retomar un acto que se convirtió en tradición durante las mayorías absolutas del fraguismo. El patrón de la derecha española escenificó su desembarco en la Xunta en febrero de 1990 con una comitiva desde el Pazo do Hórreo, sede del Parlamento, hasta la Praza do Obradoiro, donde protagonizó una entrada triunfal acompañado por 1.200 gaiteiros.

La gaiteirada fue aumentando en las celebraciones de sus siguientes mayorías absolutas de 1993 y 1997 hasta alcanzar su particular apoteosis en 2001, con unos 5.000 gaiteiros tocando. El paseo del vencedor por las calles de la capital gallega fue impedido en aquella ocasión por protestas de funcionarios y estudiantes reprimidas con dureza por los antidisturbios. “Quien siembra vientos, recoge las consecuencias”, había sentenciado Fraga.

Cuatro años después, en 2005, el cambio político propiciado por la pérdida de la mayoría absoluta del PP dio lugar a un cambio en este acto, pero no a su desaparición. El socialista Emilio Pérez Touriño celebró su llegada a la Presidencia del Gobierno de coalición de PSdeG y BNG con un evento también en la Praza do Obradoiro en el que el número de gaiteiros pasó de 5.000 a sólo uno, y el protagonismo musical recayó en la Real Filarmonía de Galicia. En los años siguientes los populares atacaron al socialista por el coste de la fiesta, que había incluido el montaje de un escenario y el despliegue de moquetas de colores en la plaza.

Las elecciones de 2009 impidieron que socialistas y nacionalistas repitiesen en el poder. Regresó el PP encabezado por Feijóo, que tras una dura campaña con constantes promesas de “austeridad” hizo también fiesta en el Obradoiro. Alrededor de 5.000 personas encabezadas por Mariano Rajoy y cargos del PP como Esperanza Aguirre atestaron la plaza en un evento al que volvió la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, símbolo del poder de los Baltar. Aquel acto había dejado también para las hemerotecas el intenso abrazo del nuevo titular de la Xunta con el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que la izquierda le reprochó a Feijóo durante años en duros debates sobre el sector eólico.

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