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Los sindicatos denuncian deterioro en zonas verdes de Madrid desde que Botella privatizó su gestión

Ramas caídas en la plaza de Conde de Barajas, en Madrid./EFE

Carmen Moraga

Árboles recién plantados muertos por falta de riego, otros enfermos y sin podar y con riesgo de caída de ramas, zonas ajardinadas abandonadas, praderas que hasta hace poco lucían un bonito césped y ahora están llenas de calvas, maleza sin desbrozar –con el consiguiente peligro de incendio– e incluso áreas infantiles en mal estado. Ese es el panorama que describen fuentes del sindicato CCOO de Medio Ambiente desde que el Ayuntamiento de Madrid decidió pasar el mantenimiento de espacios verdes a empresas privadas.

Hace un año la alcadesa Ana Botella (PP) tomaba la determinación, como adelantó el diario.es, de privatizar la gestión de parques y jardines. Y lo hizo adjudicando los servicios hasta 2021 a varias empresas en contratos integrales. Es decir, agrupando en menos contratos las actividades que se venían realizando hasta ahora por separado.

Por ejemplo, sumando en el mismo 'lote' el servicio público de limpieza, la conservación de los espacios públicos y zonas verdes, la limpieza viaria, el mantenimiento de mobiliario urbano, de parques.. Esta modalidad permite, según la propia explicación de la regidora “ahorrar costes” a la Administración. Para los sindicatos, la consecuencia de esta práctica se traduce en despidos y recortes de presupuesto y de sueldos. “Algunas de ellas ni siquiera cumplen bien su cometido”, afirman sin concretar nombres.

“Pero lo peor es el deterioro de las calles y espacios verdes que sufren desde entonces muchos barrios” de Madrid y que, según las mismas fuentes sindicales, “es cada día más palpable”. Eso sí, aclaran, la situación no es igual en toda la ciudad. Y acusan a Botella de haber dividido la capital en barrios pobres y barrios ricos'“.

Para apoyar esa afirmación los representantes de los trabajadores invitan a quien tenga dudas a visitar los parques y jardines de, por ejemplo, Villaverde, Usera, Vallecas, San Blas-Canillejas, Fuencarral o cualquier zona de la periferia de Madrid, para observar las diferencias en cuanto a cuidados y mantenimiento con lo que consideran zonas 'acomodadas' de la capital, como Retiro, El Viso o el barrio de Salamanca.

“Comprendemos que la almendra central de Madrid, el eje Prado-Recoletos, Cibeles, Sol o el Parque de Madrid Río se cuiden especialmente porque es el área más transitada y turística, pero no por ello se tienen que abandonar los parques y jardines de otros distritos cuyos vecinos pagan también sus impuestos”, insisten.

Quejas vecinales

Quejas vecinalesMuchos de los casos de este denunciado abandono los han ido conociendo los sindicatos por avisos y quejas de los ciudadanos, que están recogiendo con el fin de elaborar un dossier. Según cuentan, en un colegio público de Fuencarral hubo recientemente una plaga de procesionarias (orugas del pino) que fue exterminada cuando ya había provocado urticaria a un grupo de alumnos.

“Se tardó en atender las llamadas del centro porque el personal que debía encargarse del asunto estaba afectado por el ERTE”, explican. También denuncian que hay descampados con maleza sin desbrozar en zonas muy cercanas a la carretera o a viviendas, con el consiguiente riesgo de incendios en época de altas temperaturas.

Esto ocurre, por ejemplo, en Las Rosas, donde los vecinos se quejan de que la plazoleta está “bastante abandonada” y su fuente sin agua. “En determinados distritos pueden pasar meses sin plantar macizos de flores o sin que se siegue la hierba. Y en otros se practica 'jardinería de escaparate', es decir, arreglar únicamente lo que pueden ver los transeúntes”, reconocen los jardineros.

Los agentes mediambientales están también preocupados por el mal estado de parte de la arboleda madrileña pese a que este año, como es habitual, se han hecho las podas preceptivas. Según señalan, hay ramas que pueden romperse por el peso del agua y por exceso de floración, sobre todo después de una tormenta o de fuertes vientos a los que siguen altas temperaturas.

Esa ha sido, al parecer, la causa de que el pasado 21 de junio se cayera una rama –nada menos que de 400 kilos de peso– de un árbol del parque del Retiro matando a un hombre de 38 años que paseaba con sus hijos. El informe de los técnicos del Ayuntamiento, adelantado por el periódico ABC, asegura que se trató de un “puntual accidente” originado por el “colapso estructural” de la rama. La propia Ana Botella ha querido quitar hierro al asunto y ha asegurado que no hay en marcha ningún “plan de choque” para realizar nuevas podas o talas, aunque ha reconocido que Madrid está “en estado de alerta” por tomentas y viento, lo “que hace que mucho ramaje caiga a la vía pública”.

“Si aquí no ocurren cosas más graves es porque dios no quiere”, sentencian los trabajadores. Y explican que aún siendo verdad que hay accidentes “inevitables”, se deberían realizar más “acciones preventivas” e intensificar el trabajo de los equipos verificadores, porque hay desperdigados muchísimos ejemplares enfermos o carcomidos por los años que suponen un peligro para los viandantes, “y ahí siguen”.

Lo cierto es que días después del suceso del Retiro, el susto se lo llevaron los ciudadanos que se encontraban en la Plaza de Conde de Barajas, muy cercana a la Plaza Mayor, al ver cómo una pesada rama de un árbol se desplomaba, afortunadamente sin causar daños físicos a nadie. Al ser fin de semana, fueron los bomberos quienes se encargaron de retirar el ramaje.

Hay más. El martes pasado en pleno centro comercial de La Vaguada otra rama de un árbol se quebró, sin mayores consecuencias. “Podía haber sido otra tragedia”, asegura uno de los testigos del suceso, que se preguntaba: “¿Cúal será el siguiente?

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