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The Guardian en español

Los vertidos de petróleo matan bebés en Nigeria antes de ser concebidos

Los derrames de petróleo en el delta del Níger se producen de manera regular

Kate Hodal

Los bebés de madres próximas a un vertido de petróleo tienen el doble de probabilidades de morir en el primer mes de vida, según investigadores.

Un nuevo estudio, el primero en relacionar la contaminación medioambiental con recién nacidos y las tasas mortalidad infantil en el delta del río Níger, muestra que los vertidos de petróleo en un radio de 10 kilómetros del lugar de residencia de la madre doblan las tasas de mortalidad infantil y afectan la salud de los niños que logran sobrevivir.

Es significativo que los vertidos ocurridos mientras que la madre estaba todavía embarazada no tuvieron efecto en la mortalidad infantil o de recién nacidos. Sin embargo, vertidos ocurridos incluso cinco años antes de la concepción doblan la tasa de mortalidad de 38 a 76 muertes por cada 1.000 nacimientos, según ha descubierto el estudio.

“Los resultados del estudio son totalmente impactantes”, dice Rolan Hodler, profesor de economía de la Universidad de St. Gallen en Suiza, director del estudio. “No esperaba ver este efecto en la preconcepción. Todavía no tenemos del todo claro por qué no hay un efecto mayor [en el feto] durante el embarazo –puede que se deba a la acumulación de contaminación por el petróleo en el agua y en el suelo, que aumenta con el tiempo– pero esto no explica el efecto por completo.

“Es una tragedia. Un derrame de petróleo influye incluso cuando ha tenido lugar cuatro o cinco años antes de la concepción. Creo que esto debería verse como un problema del primer mundo para que se hiciera algo”.

Derrames de petróleo: una normalidad en el Níger

Los vertidos de petróleo regulares y descontrolados son un rasgo destacado de la industria petrolera nigeriana –la principal fuente de ingresos de su PIB– desde que se descubrió el crudo hace más de 50 años. Cada año se derraman alrededor de 240.000 barriles de petróleo en el delta del Níger, contaminando las vías fluviales, los cultivos y liberando químicos tóxicos a la atmósfera.

Un informe de 2011 del Programa de Medioambiente de la ONU calculó que, tras décadas de vertidos de petróleo recurrentes en Oganiland, se necesitan 30 años para revertir el daño a la salud pública y al ecosistema regional.

El estudio ha detectado que los más vulnerables a la contaminación derivada de los derrames de petróleo son los fetos y los recién nacidos al no tener desarrolladas defensas básicas como la barrera hematoencefálica, que ayuda a protegerse contra los químicos tóxicos. Los investigadores han descubierto que incluso dosis bajas de contaminación pueden ser grandes en comparación con el peso de un recién nacido, mientras que las madres que ingieren comida o agua contaminada están expuestas a un mayor riesgo de malnutrición y de enfermar, aumentando potencialmente el riesgo de mortalidad infantil.

Una relación peso-estatura menor

Comparando datos con localizaciones geográficas del Monitor de Derrames de Petróleo en Nigeria –que registró la ubicación de más de 6.600 derrames entre 2005 y 2015– con los datos de la encuesta demográfica nacional y de salud de 2013, Hodler y su compañera de trabajo Anna Bruederle trazaron la localización de derrames petroleros en relación con la tasa de mortalidad infantil de las poblaciones cercanas. El resultado fue un análisis de alrededor de 5.040 niños nacidos de 2.700 madres en 130 grupos, todos en un radio de 10 kilómetros del vertido más cercano.

Los investigadores compararon el historial de salud de los hermanos, contrastando la tasa de mortalidad de los niños concebidos o nacidos antes del primer vertido de petróleo  con el historial de los nacidos o concebidos después.

Los datos demostraron que la mortalidad de los neonatos era mayor cuanto más cerca estaba la madre de los derrames de petróleo antes de la concepción y que también aumenta de manera notable durante el primer año de vida la incidencia de relaciones bajas entre el peso y el tamaño de los niños.

El gobierno nigeriano no respondió a múltiples solicitudes de información al respecto.

Los activistas han denominado los hallazgos “preocupantes y desalentadores”.

“Impacta pensar la cantidad de niños que pueden haber muerto en los últimos 50 años –desde que comenzaron las prospecciones petrolíferas en el delta del Níger– como resultado directo de vertidos regulares y sin control”, dice Debbie Ariyo de Africans Unidos Contra el Abuso de Menores (Africans Unite Against Child Abuse), una organización benéfica en apoyo de los derechos y el bienestar de los niños africanos.

“El daño medioambiental en curso significa que más niños están expuestos a químicos perjudiciales en el agua, la comida y el aire contaminados. Dicho de manera sencilla, mientras que los derrames de petróleo sigan siendo constantes y se siga retrasando la limpieza de la región, más niños se verán impactados perjudicialmente”.

Información adicional de Emmanuel Akinwotu.

Traducido por Marina Leiva

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