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Sonría, señor Rato, va a salir en la tele

Rato, justo antes de entrar en el coche donde le llevaron detenido.

Iñigo Sáenz de Ugarte

Fue un día excepcional el jueves. Rodrigo Rato sale de su domicilio detenido, rodeado de policías, y uno de ellos le pone la mano en la cabeza antes de que entre en el coche en ese gesto que supongo que los policías hacen por costumbre (en fin, quiero pensar que es así) porque sólo tiene sentido si el preso lleva las manos esposadas a la espalda, lo que no era el caso.

El vicepresidente económico durante los ocho años de Gobierno de Aznar. El hombre que controlaba el PP de Madrid. El Elvis Presley económico del PP durante casi una década (o el Mick Jagger, porque en realidad los que le gustaban eran los Rolling Stones). El hombre al que Aznar debería haber nombrado sucesor si no fuera porque Rato había dejado claro que la aventura de Irak suponía un riesgo absurdo, o quizá porque su divorcio había causado la cólera de la presidenta Botella, o quizá porque Aznar veía a Rajoy como un tipo simpático y sin luces al que se podría marcar el camino. El director del FMI. El presidente de Bankia, y por tanto artífice de la mayor estafa económica de la España reciente.

Vaya símbolo del hundimiento de la España de la Transición y del milagro económico que se fue años después por el retrete.

Rato salía detenido justo antes del prime time televisivo después de una tarde de incertidumbre sobre su situación. ¿A estas alturas estaban registrando su vivienda? ¿Dos años después de la amnistía fiscal de 2012 a la que se apuntó? ¿Varios meses después de que se conocieran sus viajes a Suiza donde podía estar esquiando, comprando relojes de cuco o reuniéndose con abogados para intentar que los tribunales de ese país no respondieran a las comisiones rogatorias que pudieran llegar de España?

Como siempre en estos casos, Esperanza Aguirre es la que más prisa se ha dado. Ella no necesita que le llegue por email el argumentario del PP. Ya lleva mucha mili encima y unos cuantos colaboradores y subalternos que han pasado por prisión o ante el juez. En caso de tormenta, ella está acostumbrada a llevar el paraguas encima. La candidata del PP a a la alcaldía de Madrid ha dicho que “la corrupción está siendo perseguida” cuando le han preguntado en la tarde del jueves en el momento en que la casa de Rato estaba siendo registrada por la policía. “Hoy lo tenemos claro en todas las televisiones”, ha comentado después.

Tanto el ministro de Justicia, Rafael Catalá, como el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, difundieron un mensaje similar en el Congreso, también a preguntas de los periodistas. El registro de la vivienda demostraba que el Gobierno es “implacable” en la lucha contra el fraude y que la garantía de la ley es “igual para todos”. No dijeron lo de las televisiones porque el estilo patada de kung-fu es más propio de Aguirre.

Como cuenta hoy en eldiario.es Pedro Águeda, esta ha sido una operación promovida por el Ministerio de Hacienda, no por la Fiscalía Anticorrupción, no por un juez de la Audiencia Nacional (que es la competente en los casos de blanqueo de capitales si como suele ser habitual se realizan a través de entidades financieras situadas en el extranjero), no por la Policía o la Guardia Civil. Las cámaras de televisión estaban allí (*) antes de que aparecieran los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera, dependiente de la Agencia Tributaria, a su vez dependiente del Ministerio de Hacienda. Cuando llamaron al portero automático de la vivienda para decir “abra, por favor, es la policía”, esas cámaras ya estaban grabando.

La primera explicación ofrecida es que la Agencia Tributaria ha encontrado “contradicciones” entre la información aportada por Rato en la amnistía fiscal y declaraciones posteriores sobre su patrimonio, según El Mundo. Eso le colocó automáticamente en la lista PEP (personas con exposición política), que cuenta al menos con 705 nombres. ¿Quién ha sido el primero en recibir la muy publicitada visita de los agentes de la ley? Efectivamente, Rodrigo Rato Figaredo.

No nos engañemos. Rato está muerto políticamente. Nadie va a salir en su auxilio. Es más, supone una carga indudable para la reputación del Partido Popular en este año electoral en el que las elecciones municipales y autonómicas están a un mes y una semana de celebrarse. Sigan atentos a sus pantallas y no pierdan de vista la mano que un agente puso sobre la cabeza del exvicepresidente. Como dijo Aguirre, “está en todas las televisiones”.

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(*): Eso no quiere decir que fueran avisadas por alguien. Es probable que estuvieran allí haciendo guardia desde que apareció la información de Voz Pópuli sobre Rato. Lo que es algo que en el Ministerio de Hacienda sabían perfectamente.

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