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IMPLICADOS

Un año de naufragios, muertes y devoluciones forzosas: por qué MSF vuelve a rescatar en el Mediterráneo central

El Oyvon, el nuevo barco de MSF para las operaciones de salvamento en el Mediterráneo.

Juan Matías Gil

Responsable de las operaciones de búsqueda y rescate de Médicos Sin Fronteras —
13 de noviembre de 2025 22:38 h

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Un año de salidas, llegadas, devoluciones forzosas a Libia, naufragios, muertos y desaparecidos. Un año en el que hemos estado en tierra y no en el mar porque nos hemos visto obligados a dejar el Geo Barents, un barco al que, debido a su gran tamaño, se le asignaban puertos lejanos, como Génova o Rávena, en lugar de más rescates, en un intento continuo de los gobiernos por obstaculizar la acción humanitaria en el Mediterráneo y reducir las llegadas a toda costa. 

¿A cuántos náufragos podríamos haber ayudado en un año? No hay respuesta. Lo que es seguro es que más de 25.000 personas han muerto en el Mediterráneo central en 10 años cuando trataban de alcanzar las puertas de Europa. Vidas perdidas en el fondo del mar que deberían indignar a cualquiera y empujar a cualquier gobierno a actuar, tal y como prescribe el derecho internacional en la obligación de prestar socorro.

La criminalización de las ONG no es un episodio aislado, sino parte de una estrategia más amplia de desmantelamiento de los derechos fundamentales de las personas migrantes

En un año, las muertes en el mar han sido cada vez menos noticia, mientras que lo que ha aumentado es la deshumanización de las personas en movimiento. El marco legislativo italiano y europeo permanecen inalterados, perpetuando políticas vergonzosas de devolución y detención a costa de las personas. Los obstáculos y restricciones en materia de rescate en el mar y acogida son, sobre todo, un castigo para todas aquellas personas que, a falta de vías seguras, buscan protección, libertad y oportunidades a través del Mediterráneo central, exponiéndose a más sufrimiento, violencia y muerte. 

“Isla de la esperanza”

La criminalización de las ONG no es un episodio aislado, sino parte de una estrategia más amplia de desmantelamiento de los derechos fundamentales de las personas migrantes, que también incluye el protocolo entre Italia y Albania y el acuerdo entre Italia y Libia. Si el primero pone en peligro la salud física y psicológica de las personas migrantes, el segundo no es más que una colaboración criminal con la Guardia Costera libia, entrenada y financiada para llevar a cabo devoluciones ilegales, incluso disparando contra embarcaciones en peligro y equipos de rescate. 

La vuelta al Mediterráneo con el Oyvon, el nombre del nuevo barco de Médicos Sin Fronteras que literalmente significa “isla de la esperanza”, es nuestra respuesta a todo esto. Como hemos hecho durante una década, rescatando a más de 94.000 personas, seguiremos prestando asistencia en una de las rutas migratorias más mortíferas del mundo y denunciando las violaciones cometidas contra las personas migrantes por Italia y otros Estados miembros de la Unión Europea. Como organización humanitaria independiente activa en las emergencias del planeta, no estamos dispuestos a normalizar la indiferencia y la inacción de los Estados.

Buen viento a Oyvon, que sea un puerto seguro para todas las personas que encuentre.

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