El sexo es una tómbola…
Y en la red es una tómbola infinita, una lotería borgiana, una ruleta rusa. El azar te puede deparar una tómbola “de luz y de color” o de tenebrosos claroscuros a lo Rembrandt. Internet respecto al porno es un campo minado: existen millones de páginas con sus convencionales tetonas y/o musculitos. También blogs y vídeos de gente corriente. Hay artísticas fotos porno vintage. No falta el porno intelectual como para hacer un coloquio en cama redonda (http://pornogafapasta.blogspot.com.es/). Incluso hay porno para gente que le gusta el porno sin sexo (http://www.jamesgunn.com). Lo que yo he encontrado más interesante son las páginas que reflexionan sobre la sexualidad falocéntrica, centrada en el coito, que se impone en nuestra sociedad; son páginas que se proponen diluir los roles de masculinidad/feminidad, y jugar con ambos. Es el movimiento postporno, muy activo en la red (http://www.girlswholikesex.com).
Hace poco más de un par de años surgió http://chatroulette.com y ha tenido un éxito y un crecimiento apabullante. De manera que ese es el pez gordo del que hablaré hoy. Se trata de una aplicación –diseñada por un jovencísimo estudiante ruso- que te conecta aleatoriamente, mediante videoconferencia, con gente de todo el mundo. Obviamente, de chatear a quedarte en bolas hay un paso, pero en la red este es un paso mínimo, y de ahí el boom de esta aplicación, que se utiliza para encuentros sexuales sin transcendencia, para pasar un buen rato. A diferencia de las citas en vivo, aquí tienes una amigable y eficaz tecla NEXT que, en cuanto no te satisface el interlocutor del momento, le hace desaparecer limpiamente, ofreciéndote otro (sin duda esta es realmente la clave de su éxito). Eso en la vida real no pasa, hay que reconocerlo: en Chatroulette se rechaza o se elige el producto sin miramientos, en el mundo real uno tiene que pasar por ciertos trámites.
En fin, confieso que yo entré en Chatroulette con cierto reparo, la verdad, temiendo encontrarme gente agresiva sexo en mano. No fue así. Sí es cierto que en efecto lo peor del sitio es el exceso de penes en primer plano, pero ahí está nuestra tecla amiga: NEXT, NEXT, NEXT. De repente un chico tipo nórdico sentado en su escritorio con las manos quietas sobre el teclado me mira. No pulso el NEXT, me quedo quieta. También le miro. Nos quedamos mirándonos unos cuantos minutos. Es bastante extraño. Solo intercambiamos un par de saludos: -Hi. –Hi. Seguimos observándonos fijamente en silencio. Ninguno hacemos nada. Pienso que quizás sea también su primera vez. O que está jugando a ponerme nerviosa. No sé. Al final me aburro y le doy al NEXT. El siguiente chico que aparece en la pantalla tiene aspecto de nazi y le paso enseguida. Le sustituye un tipo normal, moreno, que sonríe continuamente y tiene cara agradable. Me quedo unos segundos. Me pregunta, en inglés, si sé alemán. No. Me pregunta si sé turco. No. Sigue sonriendo, parece muy simpático. Me intriga por qué tanto interés en mi habilidad con los idiomas, ¿será un intelectual? ¿O se tratará del nuevo francés y el nuevo griego? Me dice que espere un momento. Su pantalla se tapa con algo. Tengo curiosidad, pero esta ruleta impone un ritmo más ágil, de manera que me enfado un poco con el simpático por no darme explicaciones y a los cinco segundos pulso NEXT. Dos adolescentes pretenden un libro de anatomía en vivo y en directo. NEXT. Un chico guapito y sonriente aparece en la pantalla cuando me sale un aviso de que mi IP ha sido bloqueada a causa de una denuncia por comportamiento inadecuado O_O. Hombre, yo tenía un lápiz y una libreta entre las manos, aparatos que en estos momentos que vivimos pueden resultar subversivos, pero no ofenden a nadie. Será que todavía no conozco los mecanismos internos del asunto. Lo único que sentí es que me echaran de allí antes de tener la oportunidad de cruzarme con Rafael Reig sentado ante su ordenador en Cercedilla, con camiseta imperio y whisky en mano ;)
