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Luis Miguel Jurado, presidente de FAECTA: “Al cooperativismo no se le da el cariño suficiente”

Luis Miguel Jurado /foto: FAECTA

Lucrecia Hevia

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Luis Miguel Jurado, malagueño, miembro de la consultora social y cooperativa Pandora, lleva dos años como presidente del Consejo Rector de Faecta (Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo) y cuando se le pregunta por qué se ha metido en esto rebusca en sus antecedentes (“pues no tengo familiares empresarios, ni nada... ) y encuentra el origen en su adolescencia, ”metido en movimientos sociales desde los 15 años“. En realidad, dice, ”creo que me gustan los charcos, la política y la participación“. Así que, después de cuatro años presidiendo Faecta Málaga, se metió en la dirección andaluza, en cuya sede sevillana recibe a eldiario.es/andalucia, y ahora ha liderado, junto a cooperativa agroalimentaria, AndalucíaEsCoop, que quierehacer lobby del sector.

¿Cómo surge AndalucíaEsCoop?

Surge de una necesidad manifiesta de las diferentes organizaciones cooperativas y de economía social en Andalucía donde entendíamos que la filosofía de unirnos para ser más potentes teníamos que llevarla al ámbito institucional. En ese sentido, las dos organizaciones con más realidad asociativa, cooperativa agroalimentaria y faecta, empezamos hace año y medio reuniones para realizar una hoja de ruta que nos llevara a lo que se constituyó la semana pasada, que fue AndalucíaEsCoop.

Defina la nueva organización

Es una plataforma con carácter integrador donde entendemos que tienen que ir integrándose el resto de cooperativas y empresas de economía social. esta plataforma tiene tres grandes palancas. La primera tiene que ver con una voz única para los elementos que tengan que ver con el cooperativismo y la economía social. Hay muchos elementos confluyentes. No tiene sentido que se defiendan por separado. Queremos ser lobby de presión en Andalucía con el gobierno, partidos, sociedad, mercado. Desde la participación en la concertación hasta las cláusulas sociales.

La segunda palanca tiene que ver con que Andalucía es la región con más empresas cooperativas y que más empleo genera. No tiene sentido que no tenga representación a nivel nacional, en CEPES España. Ya hemos tenido reuniones con Juan Antonio Pedreño y el primer paso sería la petición de solicitud de entrada en CEPES España para defender los intereses comunes de Andalucía a nivel estatal.

La tercera palanca tiene que ver con generar negocio común, intercooperar para ir a proyectos comunes. Para eso la escuela de economía social es importante. 

¿Se sienten herederos de la malograda Cepes Andalucía? ¿Son punto y seguido o punto aparte?

Es un punto y aparte. Eso no significa que no hicieran un desarrollo fundamental para el cooperativismo y la economía social. Yo no me siento heredero de nada, pero es como la historia. Está ahí. De hecho no tienen nada que ver los socios fundadores de la hoy AndalucíaEscoop donde no van a entrar actores que no estén dentro de la Ley de economía social o centros especiales de empleo, cofradías de pescadores... etc. Con Cepes tomamos nota de los bien hecho y de lo mal hecho.  

¿Se está escuchando a las cooperativas en Andalucía?

Se puede escuchar mucho más. Tengo la sensación de que si pusiéramos encima de la mesa el 10% del PIB que aporta el cooperativismo sólo frente al 13 % que aporta el turismo, se le da sin duda más empaque a lo segundo, más refuerzo. Al cooperativismo no se le da el cariño suficiente.

Luego pasa que hay una nueva realidad y nosotros tenemos mucho que aportar en una concertación social que está obsoleta, por ejemplo. Los dos sindicatos mayoritarios y la CEA no representan todo lo que hay en la sociedad. 

¿Cómo es su relación con los sindicatos?

En esta misma mesa nos hemos reunido con ellos. Es una relación que, bebiendo de la misma fuente ideológica, la visión de que la explotación no se puede permitir, que los trabajadores son los dueños de los medios de producción…Entonces los sindicatos decidieron estar en frente de los dueños de la producción y nosotros cogimos los medios de producción. Como somos cooperativa y dueños, la fórmula sindical clásica no tiene ese encaje. Lo ven como una limitación de su público objetivo. Entienden que filosóficamente están cercanos a nosotros pero hay un distanciamiento cuando hablamos de la acción sindical dentro de las cooperativas o hablamos de representación. 

¿No quieren perder la tarta de la concertación?

No van a facilitarnos que estemos en la concertación social. Ellos quieren que nosotros estemos dentro de la CEA y a nosotros no nos representa la CEA y hasta que no tengamos el 30% del PIB no vamos a poder influir en las políticas económicas de verdad, según los economistas. Pero sí queremos participar, aportar, poder influir en un modelo con más participación de trabajadores, redistribución de la riqueza, más sostenible, más inteligente, más igualitario.

¿La Junta les da espacio en esa representación, les abre las puertas?

Hubo un momento después de la concertación social que estaban algo más abiertos. Pero por el contexto de crisis se ha retrotraído todo. Ahora no entienden que tenemos un espacio. Aún así intentamos estar en donde nos dejan, por ejemplo, la guía de cláusulas sociales de contratación en Anddalucía. En la elaboración aportamos pero lo presentan la CEA y los sindicatos. No tiene sentido que no estemos.

¿Hay voluntad clara de dar espacio a las cooperativas?

No. En el diálogo social, no.

Hay una nueva consejera como interlocutora...

La nueva consejera me parece que tiene más sensibilidad a estas realidades. Espero que tengamos interlocución. Espero que a partir de ahora sea más fácil. Gálvez sabe de lo que estamos hablando pero hace falta que nos lo demuestre.

Buscan representatividad en España, pero ¿qué se encuentran cuando salen? ¿qué imagen de Andalucía?

Andalucía ha sido pionera en muchas cuestiones en el ámbito cooperativo y de economía social. Hay una visión de que las políticas del gobierno andaluz junto al sector han estado a años luz del resto de España, como se ha ligado al municipalismo, al desarrollo local. Pero en los últimos años con todo lo que ha pasado, incluida la crisis de Cepes Andalucía, ha bajado mucho. Mi sensación en estos dos últimos años es que estamos recuperando este liderazgo, y esa visión que siempre hemos tenido. Y que el gobierno en el ultimo año ha hecho las cosas bastante mejor. Las piezas van encajando.

¿Cuáles son las amenazas de su sector?

Desde Andalucía podemos quedarnos atrás en elementos legislativos, de recursos (de proyectos que gestiona CEPES España), todo lo que tiene que ver con posicionamientos ideológicos porque aportamos otra visión. Modragón, por ejemplo, tiene una visión más economicista de la economía social. Pero nosotros damos más peso a la parte social, a la implicación con el entorno.

Aporte cifras.

Andalucía tiene el 20% del empleo de la economía social a nivel estatal, cuenta con 4000 cooperativas que dan 66.000 empleos directos. Hay más 350.000 personas que la actividad de las cooperativas repercute de forma directa o indirecta en su renta (un socio de una cooperativa agroalimentaria que lleva sus productos a la cooperativa; no es trabajador pero sí le aporta a su renta). Hay mucha gente que está en paro y gracias a la redistribución del movimiento cooperativo se sostienen. El presidente de la Alianza Cooperativa Internacional decía que el cooperativismo aporta paz en el mundo y lleva parte de razón. 

¿Algún modelo en concreto que les inspire?

El Andaluz. Miramos hacia fuera y aprendemos pero hay más gente que nos mira a nosotros que al revés. Hemos tenido gente de Latinoamerica, Corea, puede parecer prepotencia pero nos miran. 

¿Qué demandan más allá del diálogo social?

Nos gustaría tener una sociedad más justa, más redistributiva más participada y más sostenible, el modelo que mejor encaja es la economía social y las cooperativas, aunque no es el único modelo. Los valores  cooperativisitas son internacionales. El modelo cooperativo se basa en que un grupo de personas se unen para tener una vida mejor. En una cooperativa lo que queda al final de año se redistribuye como decidamos los tres al final de año en asamblea. El trabajo pesa más que el capital en un mundo más justo.

Eso suena a largo plazo, como objetivo global pero ¿Y a corto plazo?

Meter en vena nuestra filosofía en cualquier proyecto que se desarrolle. Las tres banderas prioritarias son la concertación , la contratación pública responsable (una directiva europea le dice al Estado español pide medidas que propicien la accesiblilidad a las pymes a los contratos públicos). Desde el 9 de marzo hay una ley nueva.

¿Evitará que grandes tiburones empresariales se queden con los contratos públicos?

No porque no hay valor político para hacerlo. Aunque hay cosas que han cambiado. La ley te permite establecer limitaciones o incluir cláusulas sociales y medioambientales en los contratos del sector público. Si hay voluntad política.

¿No la hay?

Me lo tienen que demostrar. En las diferentes administraciones. La ley puede pedir que haya más participación de los trabajadores en la empresa, puedes meter prácticas distintas. Un ejemplo es la comunidad valenciana que no va a licitar con empresas que tengan su CIF en paraísos fiscales. Eso es política. Con defraudadores no quiero hacer negocio.

¿Aún así, hay ayuntamientos que plantean contratos a precio en el 100%?

Desde 2006 el ratio proyecto precio ha ido aumentando al precio. Ahora deberíamos volver a la “normalidad”. Dicen que el precio es algo objetivo pero nosotros hemos visto concursos que son imposibles de ejecutar con los precios que plantean.

¿Les afectaría en algo la convocatoria de elecciones?

Me surge la posibilidad de que no se acuerde el presupuesto, genera incertidumbre, cambio de interlocutores, partido…

 

 

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