Tom Horsey: “Si fracasas, te levantas y sigues jugando, no todos podemos ser campeones del mundo” Fermín Cabanillas

A Quino, con gratitud eterna.
El pacto migratorio que impulsa Europa
daría a Mafalda más asco que la sopa.
Hay quien quita hierro al actual contexto y es tentador creer su cuento de que la COVID es un resfriado y un día despertaremos y, no solo la economía se habrá reactivado, sino que habrá empleos y sueldos buenos, de los que ya no existían antes de la pandemia y en un planeta salvado del colapso medioambiental. Por más tentador que sea, es falso. Estamos, como comunidad humana, en un punto de inflexión. Nos la jugamos.
El ultracapitalismo ha llegado a que hoy en el Madrid de Ayuso, como ayer en los EEUU de Trump o la Gran Bretaña de Johnson, la presidenta justifique sacrificar a población para no parar la economía. En paralelo, hay un pulso del fascismo a las democracias. El documental El dilema de las redes evidencia cómo se somete ya hoy a la masa humana. El peligro se ve cuando Donald Trump, que ganó las elecciones hace cuatro años prometiendo un muro contra la migración, no se compromete a aceptar la votación de este noviembre. Pero, atención; en Europa, de forma más sigilosa también se abre paso el fascismo. La propuesta migratoria de la Comisión Europea es el horror.
Con ese aspecto y lenguaje no ya de aburridos burócratas de Bruselas sino de soporíferos cyborgs programados para que, aunque les escuchemos, no les oigamos (y amplificados por medios de comunicación que no cuestionan nada), la presidenta Ursula von der Leyen y el comisario de Migración Margaritis Schinas han tenido la desfachatez de pronunciar Moria en vano, referirse al campo de concentración de 13.000 personas en Lesbos (Grecia) para justificar un plan basado en:
Países como Hungría o Polonia, que según la UE están en tal deriva antidemocrática que pueden ser sancionados a no recibir fondos, se niegan desde 2015 a cuotas de reparto de migrantes entre los 500 millones de habitantes del continente. Así que, ¿con qué sistema busca la UE el consenso? Pues con uno basado en dos pasos:
El presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, al salir del Consejo Europeo extraordinario de la pasada semana en Bruselas dijo, a raíz del choque con Ayuso y Casado sobre las medidas COVID: “Aquellos partidos que no entiendan que la política está para dar soluciones y no para crear problemas, que utilicen la pandemia para polarizar a la ciudadanía, tienen que ser conscientes de que la consecuencia es la antipolítica, que solo beneficia a la ultraderecha”. La encuesta de ABC de este domingo le da la razón pues desde julio a hoy Vox sube 13 diputados y el PP pierde 18.
Pero también el racismo, los muros y las vallas suman votos y escaños al fascismo. El gobierno de PSOE-Unidas Podemos tiene que luchar en Europa contra una propuesta migratoria inmoral, ilegal e irreal.
La migración a España entra en menos de un 5% por patera desde África y un 65% por aeropuerto desde Latinoamérica. No sobran migrantes, faltan como prueba que busquemos bajo las piedras temporeros agrícolas, médicos extracomunitarios y cuidadores de niños y ancianos. Mientras el capitalismo se base en esquilmar África y América Latina (cuya renta per cápita va a retroceder por la COVID una década), todo el que pueda migrar, lo intentará.
Un Gobierno como el actual, que se autoproclama progresista, que encarna la frágil esperanza de una ciudadanía que sí vota progreso y solidaridad, tiene que luchar por los derechos humanos en Bruselas. Y, para ser creíble, abortar la actual ampliación de la valla de Ceuta. Una valla que están subiendo tres metros. Coronada por cilindros imposibles de trepar. Es el muro de Grande-Marlaska, el nuestro, no el de Trump.
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