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Los frenos del AVE
Todo el año es Carnaval. Cuarenta por ciento de ruinazo, veinte por cierto de mentiras a medias. Cuarto y mitad de puente y un sol de primera. Oh, Cádiz, cuna de la libertad condicional y de la economía submarina, tumba de la gloria, tres mil años y pico de rimas imposibles. La regeneración democrática del cazón en adobo, refugio de poetas y rufianes, piratas honestos y prebostes incompetentes.
Vamos al turrón. Al sur del sur conocemos a la señora Corrupción de largo. Y la risa bajo cuerda. La ayuda familiar y el vámonos que nos vamos. Ya lo cantaba el célebre cuarteto carnavalesco Tres Notas Musicales: “Vamos a llevarnos bien; vamos a llevarnos lo que haga falta”. Dicho y hecho. Cuidao con las apariencias.
La resaca trae a la Pepa medio loca en el corazón de la freedom ambulante. Bonito ejemplo dio un nutrido grupo de personas disfrazadas de policía a las puertas del esdrújulo 2012. Libertad abrió la puerta de los fastos iberoamericanos y constitucionales con una entrada triunfal en la Universidad de Cádiz. Hubo carreras y palos. Buscaban peligrosos okupas del albedrío gratuito, violencia oficial y tate quieto ya con el 15-M y sucesivos.
Un año después, otros mendas lerendas disfrazados de policía cortaron el punto a una chirigota rebelde, Los Recortaos, que pretendía callejear, y sin más miramientos cachearon a currelantes sospechosos y penetraron en el teatro de las coplas del pueblo gaditano para imponer la ley y el orden y acusar a todo quisque de manifestación ilegal. En Cádiz gustan mucho las chirigotas ilegales. Y hay gente que vive en partiditos de mala muerte. Nada que ver con la financiación traviesa. Cuidao con lo que cantamos.
Curiosas maneras gastan las señoras Censura e Inmaculada Corrupción. La Poli busca bultos sospechosos entre guitarras, bombos y platillos. Como si no supiéramos ya por dónde navegan a su antojo los barandas que escurren el bulto estos días, los sospechosos de veras, a quienes nunca ficharán esas personas disfrazadas. Cuidao con los gatopardos. Piano, piano.
A propósito de travestismo político, la costa gaditana fue pionera internacional en pactos antinatura, hasta la derrota final de la gran coalición Pp-psoe. A mediados de los años ochenta, ambos dos desalojaron de las alcaldías de El Puerto y Sanlúcar a los pérfidos comunistas que ponían puertas al mar del progreso, o así. Puertos deportivos, campos de golf, parques temáticos, cuentas corrientes, coches de lujo, sopa de siglas, bajo standing, presuntos alzamientos de males, emociones de censura, regatas reales, gente mayormente fullera, salvapatrias de la parte baja, puntos suspensivos …
Este año, los poetas populares de Cádiz han dejado escasos títeres con cabeza. Los banqueros del Selu, por ejemplo, sintetizaron de aquella manera la situación de los mercados, al rescate de la vergüenza ajena y el humor propio. Indignación tornada en guasa para ir tirando. “Yo no tengo ná mío, tó lo que tengo es tuyo y tuyo y tuyo”.
Ni que decir tiene que el cacareado tren del progreso (eso, eso) ha pasado dos o tres veces de largo por este rincón del mundo, aunque algunas personas disfrazadas de magnates del verso libre han progresado una “jartá”. Ya se sabe que el AVE llegará a Cádiz cuando se le rompan los frenos.