Hacerse la pinza un lío

La verdad es que el PP y Convèrgencia Democràtica de Catalunya son dos consumados magos que nos tienen entretenidos con la presunta secesión y mientras miramos la mano con la que nos escamotean las pelotas, con la otra nos hurgan en el bolsillo, y no precisamente con ánimo concupiscente, que lo suyo es más bien ánimo crematístico. En este caso cifrado en un tres por ciento, como ya ha sido acreditado por los jueces en el caso de CDC y por este diario.es en el caso del PP tras la confesión de don Vito’ Correone, il capo de tutti caPPi.

Tanto es así que yo sigo sin descartar que haya un pacto tácito entre Mas y Rajoy para ayudarse a ganar las elecciones. Rajoy cumplió su parte haciendo que Mas ganara por los pelos los comicios catalanes a fuerza de torpezas centralistas y ahora Mas se apresura a devolverle el favor iniciando el proceso soberanista, invistiendo a Rajoy con la capa del Capitán Trueno, defensor de la unidad de España que él mismo quebró y azote de rojos y separatistas. O eso, o hay una explicación más sencilla: son los dos gobernantes más zoquetes y más soberbios de la historia, que tampoco hay que descartarlo.

Así, mientras nosotros discutimos sobre si son galgos o podencos o si la bandera debe llevar tres u ocho barras rojigualdas (en realidad son perros y son trapos), ellos siguen a lo suyo, recortando servicios y derechos, bajando sueldos, congelando pensiones y propiciando el aumento de los beneficios empresariales. Menos el tres por ciento.

Izquierdas unidas

Lo malo de todo ello no es que las derechas peninsulares hagan lo que hacen, que está en su naturaleza, como en la de los perros lamerse sus partes, sino que las izquierdas siguen mirando embobadas la mano de las pelotas a la par que discuten sobre perros y banderas. Que si éramos pocos, parió la abuela, además de ocho primas carnales. A la ya tradicional división entre socialistas y comunistas, se añaden ahora dos docenas de organizaciones, todas nacidas con ánimo de converger. Hacia la irrelevancia.

Así, tenemos a Podemos, Ahora, En Común, Izquierda Unida, Somos, Compromís, Anova, Convergencia por la Izquierda, Unidad Popular y Convocatoria Cívica y perdonen la inexactitud, que entre que yo escribo esto y ustedes me hacen el favor de leerlo, es posible que hayan florecido algunas iniciativas más. Hasta tal punto llega la cosa, que cuando el ex juez Baltasar Garzón ha creado su partido, le ha puesto de nombre La Izquierda, no por simplificar, sino porque todos los adjetivos calificativos ya estaban pillados.

Pero con ser esto confuso, todavía lo es más que algunas de estas organizaciones tienen súper claro que ellos están para servir al pueblo, que es variopinto, como ellos mismos. Es lo que sucedió en el Parlament catalán cuando Podemos-Sí que Spok (son de Vulcano) ha votado una cosa y su contraria, para facilitar el diálogo y expresar su rechazo, ambas cosas a la vez e incluso al unísono.

Que es lo mismo que les pasa a los vulcanos en el Parlamento de Andalucía, donde han votado 20 veces con el PP y 35 con el PSOE, que dirán lo que quieran, pero eso de coincidir en 20 ocasiones con el PP yo me lo haría mirar. Verdad es que en la última trifulca a cuenta de la petición del PP de fiscalizar externamente a la Junta podrían llevar razón, que nunca está de más, pero también tendrían que pedirlo en las ocho capitales andaluzas, gobernadas todas hasta este año por el partido de Bárcenas y Correa, que a lo mejor hacía más falta, dadas sus amistades peligrosas.

Como sigamos así, y si el pueblo soberano no lo remedia con su voto, el día 20 de diciembre tendremos a Rajoy de nuevo en la Moncloa, mientras la mitad de los diputados podemitas, comunitas o ahoritas votan a favor para facilitar el diálogo y la otra mitad votan en contra para dejar de dialogar. Es lo que el pueblo llano llama hacerse la pinza un lío. Nosotros ladramos y ellos cabalgan. Sobre nuestros lomos.