No hemos votado bien

Queridos electores. No hemos votado bien. No habéis votado bien. No os habíais dado cuenta pero eso es lo que ha pasado. Al menos así lo ha dicho el presidente en funciones Pedro Sánchez: “Pediremos a los ciudadanos que lo digan más claro”. Lo que no ha añadido es “y que digan lo que yo quiero”. Pero no es el único que lo piensa, estoy segura. Porque esa es la cuestión. A ningún partido le ha parecido demasiado bien lo votado.

No habéis votado bien para Vox, porque, aunque entraron en el Congreso con un número significativo, no fueron tantos los diputados colocados como ellos esperaban. Y además, al no sumar a la derecha, su papel quedaba difuminado y poco influyente. Qué vergüenza. La progresía movilizada ha evitado la recuperación de España. Menos mal que les queda Madrid.

Que no, que no habéis votado bien porque Pablo Casado no es presidente, y además, los electores del bloque de la derecha han fragmentado el voto. Intolerable. No habéis entendido que el PP es la casa de toda la derecha, incluida la extrema, y os habéis ido a buscar otras opciones. Con lo bien que ha funcionado hasta ahora el bipartidismo.

A Ciudadanos no le ha gustado lo que habéis votado tampoco. Rivera venía a dar el sorpasso. A convertirse en el líder de la oposición, y se ha quedado en el secundario necesario para Casado. No quiere ser un partido bisagra, dice, aunque lo haya sido en las comunidades donde está tocando poder. Será que quiere ser el PP, pero claro, PP ya hay. Y sus votantes buscaban otra cosa. Y encima algunos pidiendo que se abstengan para darle la investidura a Sánchez. Inexplicable.

Desde luego que no habéis votado bien para Unidas Podemos. Esperaban más fuerza para poder negociar condiciones y coaliciones. Sólo que no les habéis dado el número de diputados suficientes para que, sólo con Podemos, el Gobierno no necesitase más apoyos. Hubiera estado mejor otro equilibrio.

Y por supuesto, Sánchez, que lo ha visto nítido. Los votantes no lo habéis dicho lo suficientemente claro. Quiere más claridad. Negociar apurando plazos y la lucha de egos sobre la mesa no ha tenido nada que ver en este final con punto y seguido. Imagino que más claridad será más votos para el PSOE. Si no, no se entiende. ¿Pero cuántos? Nadie ha explicado a los protagonistas de esta obra, cuando recibieron los votos de los españoles y españolas, que negociar implica horas, sudor, voluntad, un poquito de tragarse el orgullo, otro poquito de modestia, otro poco de pensar a largo plazo. Pero no.

Así que asumidlo. Hemos votado mal. Y nos mandan a votar otra vez. Los más contentos (por decir algo) son el PSOE y PP, a los que las encuestas les dicen que les va a ir un poquito mejor.

Ya tenemos fecha para mejorar lo votado, por lo visto. Como si ahora nos tocase a nosotros estar en el rincón de pensar y no a nuestra clase política que, en absoluto ha estado a la altura de sus conciudadanos. Y a la que podremos escuchar desde ya buscando culpables y no soluciones ni propuestas.

Pero pueden pasar muchas cosas, porque, digan lo que digan las encuestas, el voto es de las decisiones más personales que existen. Y puede ser, sólo puede ser, que esta vez tampoco les guste lo votado. Y entonces ¿qué?

Lo que es seguro es que nos han faltado al respeto, y que la desafección y la desilusión (sobre todo a la izquierda) por la política ha sumado enteros este martes. Y ese crédito, desgraciadamente, no se gana convocando elecciones.