El paro y el Movimiento

El PP ha conseguido por fin, no sin esfuerzo, que el número de parados españoles llegue a cinco millones, aunque los expertos en estas materias auguran que la reforma laboral tendrá éxito y la cifra aumentará a lo largo de 2013. Lejos de desanimarse, las autoridades competentes (y perdonen la extravagante conjunción de palabras) nos auguran un futuro esplendoroso una vez purgados los vicios que tenía el sistema, proclive a permitir que obreros y campesinos tuvieran vacaciones y hasta casa en el pueblo. Así, una vez corregidos los defectos, España seguirá con paso firme por el Imperio hacia Dios, demostrando lo que parecía imposible: la compatibilidad del paro y del Movimiento (nacional, por supuesto).

Y es que para el PP los cinco millones de parados nos son personitas humanas, sino partes de una unidad de destino en lo universal, y miembros imprescindibles, ya que son ejemplo de lo que les ocurre a las malas cabezas que tienden a vivir por encima de sus posibilidades. Y un aviso para los pensionistas, que ya están casi convencidos de que la rebaja de la paga es paso ineludible para afianzar la recuperación patria.

Ante esta preocupante situación (sobre todo para los parados) los andaluces -no todos, también hay que decirlo- miramos esperanzados al frente popular (del pueblo, no del PP) que nos gobierna, que la izquierda siempre ha mirado más por las criaturitas que por las patrias, aunque no siempre. Baste recordar aquel funesto mayo de 2010 en el que Zapatero fue abducido por los mercados y nos confundió con datos macroeconómicos.

Es por ello que el millón largo de parados aborígenes estamos atentos a las decisiones que puedan tomar nuestros gobernantes, aunque a veces somos pesimistas cuando los vemos enredados en discusiones como la consulta catalana o la reproducción de las almejas machas en Chile, muy lejos del principal problema que tenemos, que no es otro que la desesperación de quienes no tienen trabajo, ni esperanza, ni futuro. Y como parece que necesitan un poco de ayuda, nos atrevemos a sugerirles que relean a Keynes (lo de Marx ni se nos ocurre), se monten un ‘new deal’ andaluz y comiencen a construir o reconstruir todo lo que sea necesario para reiniciar la actividad. Es sabido que el dinero no cae del cielo y mucho menos de las arcas del Movimiento Nacional, muy pendiente de lo que diga Alemania, por lo que el primer paso sería reivindicar la autonomía fiscal, que si la tiene Navarra y la va a tener Cataluña (el que no llora no mama) bien la podríamos tener nosotros.

E incluso sin ella, habría que sacar el dinero de donde lo hay, que es en los bancos, las grandes empresas e inversores y la Iglesia católica, exenta de pagar impuestos, al contrario que todos los demás, que pagamos hasta por no ir a misa. Tampoco estaría de más una reformilla agraria, con la confiscación temporal de las tierras improductivas hasta que sus dueños las pongan a trabajar. Tengan la seguridad de que cuando paguen los ricos, los pobres también estaremos dispuestos a apoquinar lo que corresponde y admitiremos de buen grado que aumenten los impuestos del tabaco, las cañas o la gasolina.

Pero sobre todo lo que habría que hacer es suprimir la intercesión de la Virgen del Rocío para asuntos laborales y rezar a la Virgen de Begoña, que tiene bastante controlada la tasa de paro en Euskadi. O en su defecto, echar a la ministra de Trabajo que dice estas memeces. A lo mejor no encontramos curro, pero al menos no pasamos vergüenza ajena.