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Zoido: fuera de sus casillas
Siempre me había parecido que Juan Ignacio Zoido era un personaje difícil de encasillar, ya que a su desempeño como alcalde de Sevilla suma su actividad como parlamentario en las Cinco Llagas y jefe de la oposición, sin descuidar las labores propias de su condición de presidente del PP andaluz; de forma que nunca sé si cuando habla lo hace en su condición de doctor Jekyll o como míster Hyde, que sus apariciones públicas son tan liosas como las películas de Eddy Murphy. Ahora, el Ayuntamiento capitalino viene a darme la razón, ya que a la hora de pagar parte de los emolumentos de tan ubicuo líder no ha encontrado casilla en el formulario correspondiente.
El problema surge porque super Zoido cobra lo grueso de sus variopintos salarios del Parlamento andaluz, eximiendo a las arcas municipales de ese desembolso, extremo que un vecino de Sevilla podría aplaudir, aunque dudo mucho que piense lo mismo un paisano de Guarromán o la Puebla de don Fadrique. Pero como tan ilustre y pluriempleada persona es merecedora de que su hacienda no se vea mermada por tener el honor de representarnos, su partido, el PP, le pasa (o le pasaba) un sobresueldo, hasta sumar 149.000 euros en cinco años, no sé si en diferido o en forma de simulación, que diría la gran economista y comunicadora María de los Dolores de Cospedal. Y como es juez en excedencia (y en excelencia), también ha venido a ingresar otros 27.000 euros por trienios atrasados, que el que fue a Sevilla no perdió su silla.
Pero cuando por fin se quita el mono de diputado peleón, el uniforme de defensor de las esencias patrias y las puñetas de magistrado y se acerca al Ayuntamiento a echarle un rato, tiene que ser compensado, ya que el ejercicio del cargo es agotador. No en vano tiene que soportar la Feria de Abril y alguna que otra corrida en la Maestranza. Así, por el concepto ‘ingresos de explotación’ -no se precisa si es explotación del propio interfecto o de las cuentas municipales- nuestro sufrido multi representante se embolsa otros 24.800 euros. El secretario municipal, para quitar hierro al asunto, ha declarado que el pago obedece a “gastos de representación y otras colaboraciones”, pero que no existe casilla al respecto en el modelo de declaración de actividades donde tiene que consignarse esta partida.
Y que Zoido esté fuera de sus casillas no debe alarmarnos en demasía, que peor es lo de sus conmilitones Arenas Bocanegra y Gonzalez Pons, que no tienen un problema de casillas; que lo suyo son unos problemas como unas casas, las que se construyen a bajo precio o las que no pagan porque corren a nuestra cuenta, sufragadas desde el fondo de reptiles que maneja el PP.
Además, una vez comenzada la partida no queda más remedio que jugarla, aunque nos ocupe todas las casillas. Lo verdaderamente peligroso sería que le dejáramos de nuevo los dados para hacer otra tirada, que a nada que nos descuidemos nos comerá todas las fichas, empezando por las rojas, y además se contará 20, o 20.000, que es la media de lo que nos cobra por representarnos. Eso, si no cae en la oca y tira porque le toca, que seguro que nos cuesta otro pastón.
Para evitarlo, rogaría al señor Zoido que encontrara por fin su casilla, que bien podría ser la de un juzgado de instrucción, a ser posible que no esté en Cuba, que allí una casilla es un artilugio para cazar pájaros, dicho sea sin ánimo de ofender y sin señalar a nadie.
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