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Andalucía da cuatro años más al PSOE y el efecto Podemos queda en el aire

Susana Díaz se dirige a la rueda de prensa tras la victoria socialista en las urnas. / Foto: Luis Serrano

Lucrecia Hevia

Bailaban los porcentajes de voto y el reparto de escaños, pero todos los pronósticos auguraban la llegada de la negociación y los acuerdos, más que nunca, al Parlamento andaluz.

Gana el PSOE de Susana Díaz, igualando los resultados de Griñán en 2012 y quedándose con 47 escaños (apenas 120.000 votos menos); una mayoría “suficiente”, como ella quería, pero no absoluta (los 55).

Se hunde el PP, que con 33 escaños (17 menos) queda como segunda fuerza pero perdiendo el importante capital político que obtuvieron en 2012 cuando lograron ganar pero no gobernar; deja tocados a Moreno Bonilla y a Rajoy, su valedor dentro y fuera de campaña.

E irrumpe Podemos, con cierto músculo pero no tanto como el esperado (15 escaños). Coloca así en stand by o suspenso el pronosticado y arrollador efecto Podemos hasta los próximos comicios. El que entra para fragmentar y erosionar a la derecha es Ciudadanos, que irrumpe con 9 escaños, cuando hace un mes no se les mencionaba. Y el título de gran damnificado de la cita electoral queda sin duda para IU.

Cinco fuerzas son las que se instalan en el Parlamento andaluz. Ya en otras ocasiones hubo hasta cuatro; sin embargo, sí es la primera vez que las proporciones varían, sin mayorías absolutas, sin oposiciones absolutas. La noche electoral no trajo demasiadas sorpresas en realidad y las encuestas de días atrás no fallaron. Como se veía venir, va a ser laboriosa y complicada la negociación para los ganadores, cuyo Gobierno se prevé en solitario pero que necesitará del resto de las fuerzas para sacar iniciativas adelante sin correr el riesgo de parálisis.

Y va a ser dura la tarea de la oposición: para tumbar iniciativas, también necesitarán pactar. De hecho, los movimientos que realicen en Andalucía les obligarán a retratarse en muchos aspectos y les pasarán factura (o no) en el año intensamente electoral que se avecina. El diálogo está servido a partir del 16 de abril, día de la constitución del Parlamento autonómico, y empieza una oportunidad para demostrar la madurez democrática de la clase política regional.

En cualquier caso, las votaciones andaluzas dejan varios mensajes a los partidos:

Primer mensaje: la sociedad, desde el punto de vista ideológico y político, es más compleja que hasta ahora y lo ha reflejado en el arco parlamentario. Ya no valen solo los partidos tradicionales. Hace falta más representación, más diálogo, más acuerdo.

Mensaje para el PSOE: el PSOE revalida respaldo y Susana Díaz se sale con la suya.Susana Díaz se sale con la suya 33 años después de gobernar en Andalucía logra de nuevo el voto de una mayoría de los andaluces. La candidata ha superado por primera vez unas elecciones como cabeza de cartel y se convierte en la primera presidenta electa de la región.

Este escenario, no obstante, no propiciaría el salto nacional que algunos le auguran. No se entendería con claridad por parte de los ciudadanos que Díaz dejase Andalucía en una situación de permanente diálogo parlamentario y no mantuviese su palabra mil veces repetida de quedarse “en su tierra”. En cualquier caso, los socialistas no deberían quedarse en la superficie de la victoria. Cuando se lleva tantos años gobernando es más difícil reflejar renovación, cambio e ideas nuevas, y no deberían acomodarse en su robusto suelo electoral.

Mensaje para el PP: el PP tiene que cambiar de estrategia. El PP no ha convencido. Si a Susana Díaz el resultado le ha dado tranquilidad, a Moreno le ha abierto un montón de interrogantes sobre su futuro. En su caso, tras 33 años en la oposición, no solo no tiene opciones de gobernar, sino que sus resultados no encuentran similar derrota más que en 1990.

El voto de castigo al Gobierno de Rajoy y su inestabilidad interna a la hora de encontrar un relevo adecuado para el omnipresente Arenas han lastrado el camino del PP hasta estas elecciones. A pesar del tramo final, en el que la imagen de Moreno ha mejorado y se ha ganado cierto espacio en su partido, habrá que ver la lectura interna y si esa ascensión en campaña le ha valido el respaldo como para ganarse el derecho a hacer oposición o los alcaldes que se la juegan en las municipales están pensando ya en un relevo.

Mensaje para Podemos. No es lo mismo enfrentarse al PSOE que al PP. Está claro que los ciudadanos han lanzado un mensaje de cambio. Los partidos que había no bastan. Es un éxito para Podemos, sin duda, porque han logrado triplicar en Andalucía los votos obtenidos en las europeas. No obstante, el efecto Podemos no ha sido tan arrollador como le hubiera gustado a la formación, que no quería desgastarse hasta su cita con las urnas frente Rajoy pero que no ha tenido más remedio ante la convocatoria por sorpresa de las andaluzas.

Aun así, en la inesperada cita electoral andaluza, habrá que valorar qué ha convencido más si Teresa Rodríguez o la marca Podemos en sí para medir la fuerza de ambos en la región. En cualquier caso, sin duda, irrumpir de nuevas con 15 diputados es un importante logro. Han sido vistos como el voto útil frente a IU y han conseguido movilizar. Sobre ellos recaen las mayores expectativas y ahora tendrán que demostrar cómo gestionan esta responsabilidad.

Mensaje para IU: IU se desfonda. Hace un año se veían con posibilidades de lograr 20 escaños e IU aguantaba mejor en Andalucía que en ningún sitio, incluso gobernando en coalición. Pero han llegado las elecciones y se han quedado con 5.

Argumentan, tanto Maíllo como Garzón, que les ha pasado factura la coalición de gobierno con el PSOE. Aunque puede que no haya ayudado tampoco no rentabilizar sus logros de gobierno lo suficiente y no haber gestionado con acierto el difícil escenario que les ha pintado la irrupción de Podemos en el panorama político, fuerza que les ha estado disputando una parte importante de su electorado fiel. 

Mensaje para Ciudadanos: hay alternativa al PP en el ala conservadora. En una tierra como Andalucía, donde en precampaña ni se les mencionaba, han logrado 9 escaños, prácticamente el medio millón de votantes que ha perdido el Partido Popular. Han conseguido quebrar a los populares fuera de las fronteras catalanas. A pesar de que han asegurado que no pactarán ni quieren sillones, también han afirmado esta noche: “No estamos contra ningún partido”, preparando el camino para el diálogo que se avecina.

Durante estos días de campaña, todos han mantenido distintas posiciones: el PSOE-A descartaba al PP-A y Podemos como compañeros de pacto (“No vamos a pactar ni con PP ni con Podemos”). El PP-A no se veía amigo de nadie (“Somos la única alternativa”). IU, dolida, veía “difícil pactar con Susana Díaz” y hablaba de la posibilidad de “conversaciones multilaterales”. Mientras, Podemos renegaba de la derecha especialmente y Ciudadanos mantenía que, si no ganaban, no habría pactos, pero se dejaba querer mientras ganaba puntos como llave de gobierno.

Ahora se verá cómo son de firmes las afirmaciones vertidas en estos quince días ante la realidad, tozuda, que se empeña en imponer su propio escenario.

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