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La infancia, la cara vulnerable del coronavirus más invisible: confinamiento, brecha educativa y familias en crisis

Imagen cedida por Unicef Comité Andalucía

Javier Ramajo

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Las personas mayores se han llevado los más desgraciados titulares de la crisis provocada por la pandemia. La muerte, en la crudez de la soledad, se adelantó para milles de ellos a causa del coronavirus. Pero otro colectivo de especial vulnerabilidad, la infancia, también resulta dañado de forma colateral, principalmente aquellos niños y niñas cuyas familias siguen pasando por dificultades económicas, acrecentadas con la nueva crisis. El no poder salir de casa por el confinamiento decretado y la brecha educativa ante las tareas escolares telemáticas tampoco ayuda.

Organizaciones que trabajan por la protección de los derechos de la infancia han tenido que adaptar sus programas y proyectos a la nueva situación, centrándose en nuevas medidas para la protección de los más pequeños en el contexto actual. “Está muy bien eso de enseñar por las redes pero, claro, hay muchas familias que no tienen conexión a internet”, apunta Maribel Martínez, coordinadora de Unicef Comité Andalucía. Para Javier Cuenca, responsable de Save the Children en Andalucía, “hay muchas familias que antes de la crisis no estaban recibiendo ninguna ayuda y ahora tampoco”.

“Lo primero que hicimos cuando empezamos a diseñar la intervención, junto a las llamadas de seguimiento a las familias, fue ir recopilando información de cómo estaban viviendo el confinamiento las familias más vulnerables. En Sevilla, por ejemplo, casi el 70% nos decía que su situación laboral se había visto afectada y que los niños estaban peor, más nerviosos. En cuanto a la convivencia, habían aumentado los niveles de estrés y de problemas en las relaciones familiares”, explica Cuenca.

En Save the Children Andalucía tuvieron constancia del cierre previo de la actividad escolar en Madrid o en País Vasco y, pese a suponer “un auténtico shock”, trataron de ir adaptando sus actividades al modelo telemático, la intervención con la infancia en riesgo de exclusión, el apoyo educativo, la atención familiar y psicosocial, desarrollando sus programas presenciales con la iniciativa 'A tu lado' para atender con urgencia a las familias más vulnerables.

Organización económica familiar

Los proyectos de ayuda alimentaria, educativa y psicológica a las familias que más lo necesitan debían seguir pero de manera telemática, con especial hincapié en la dotación de alimentos, con “las tarjetas monedero de CaixaProinfancia y a través de donaciones recaudando fondos”. También, señala Cuenca, “estamos poniendo en marcha una línea de transferencia de efectivo, habitual en los programas de cooperación al desarrollo, que es lo más seguro para que las familias se organicen económicamente”.

Según el resposable autonómico de la organización, “hay muchas familias que antes de la crisis no estaban recibiendo ninguna ayuda y ahora tampoco, porque de los decretos de ayuda del Gobierno central tienen aún que transferirse los fondos a las comunidades autónomas”. En plano andaluz, “lo que se ha hecho es garantizar desde la Junta las tres comidas diarias para alumnado en riesgo de exclusión a través del Plan Syga, que ha sido ampliado hasta 20.000 alumnos. Le hemos pedido a la Consejería que amplíe a todos los niños beneficiarios de becas de comedor, que aquí serían 145.000 niños con familias en dificultades”, señala.

Otra de las dificultades está la imposibilidad de conexión a internet por parte de mucho alumnado andaluz. En el ámbito de acompañamiento educativo, Save the Children acordó con Samsung para la donación de cientos de tablets. Fue “un paso” al comienzo de la crisis, pero la organización contactó con las familias con las que habitualmente trabaja y ayuda para ver en qué situación estaban para poder seguir los contenidos educativos y las clases.

En ese sentido, Cuenca comenta que “la Consejería de Educación ha dado libertad a los centros educativos para que se organizaran. Nosotros pensamos que está muy bien pero que suponía un reto pasar de un sistema presencial a otro a distancia, y que la Consejería debería liderar todo eso porque para muchas familias está siendo un problema si tienen un nivel cultural bajo, o si no tienen un dispositivo móvil o conectividad”. “La Junta debería centrarse en identificar qué alumnos no están siguiendo los contenidos porque lo más probable es que no tengan medios”, advierte.

Peor situación

Según Cuenca, se continúa “la atención familiar y psicoterapéutica a través del teléfono, dentro de las posibilidades actuales y con los problemas habitacionales de muchas de estas familias, en cuyas casas no se pueden desarrollar esas tareas de ayudas grupales o individuales”.

“Seguimos manteniendo esa comunicación de apoyo de acuerdo a las posibilidades actuales, porque seguro que gran parte de esas familias estén ahora en peor situación a la que estaban en las primeras semanas de confinamiento y con ellas y sus hijos estamos interviniendo”, comenta, aludiendo a que también se detectaron algunos casos de violencia de género y de violencia contra la infancia “que reportamos a las autoridades policiales”. “Muchas familias nos decían entonces que no los había llamado nadie, ni los servicios sociales”, lamenta.

Cuenca también se refiere al acompañamiento de la organización a niños, niñas y adolescentes migrantes, así como el apoyo a los profesionales o mayores a su cargo en los centros de protección, habiendo ampliado su servicio de atención telefónica denominado #Helpline. “Muchos tienen la incertidumbre y el agobio de no tener la documentación resuelta y estar próximos a cumplir la mayoría de edad”, indica Cuenca, que adelanta que están trabajando en mejor esa “interacción” con la infancia migrante a través de “redes sociales en grupos cerrados” para tengan “acceso a necesidades básicas o dudas administrativas o sanitarias”, para que sepan “cómo manejar la incertidumbre” y dispongan de “material útil” en esta crisis.

Maribel Martínez señala que Unicef ha elaborado manuales, guías y recomendaciones orientadas a la infancia, centradas en niños y niñas en familias en riesgo de pobreza y/o exclusión social, educación, sistema de protección y reforma, niños y niñas en situación de calle, violencia contra la infancia, salud mental y el derecho a recibir información adecuada sobre la situación actual. 

Acompañar la educación

Su responsable en Andalucía destaca que ha estado en coordinación con todas las autoridades y ha realizado contactos “para conocer de forma directa cómo ha sido la situación desde el punto de vista educativo, con una primera encuesta a profesores y equipos educativos para ver a qué se estaban enfrentando”. Unicef, desde el área de educación, realizó una encuesta para conocer las propuestas e ideas de centros educativos y docentes para hacer frente a la emergencia de modo que sirviera como base de conocimiento para otros centros.

“Una cosa muy importante para nosotros es la brecha digital, la brecha educativa. Está muy bien esto de enseñar por las redes pero, claro, hay muchas familias que no tienen conexión a internet. O familias vulnerables que tienen la capacidad para acompañar a sus hijos en ese tipo de educación”, señala.

En ese sentido, Unicef también ha considerado que la dedicación, eficacia y mucha creatividad con la que han afrontado la situación los centros educarivos podría aportar ideas y estrategias para vencer las dificultades que están encontrando y prepararse para situaciones similares a partir de buenas iniciativas. Martínez destaca las acciones del CEIP Pedro Ximón Abril de La Línea, “el cole de las emociones, donde se trabaja todo el año la inteligencia emocional de los niños y que ahora está extendiendo el proyecto a la situación actual tan estresante que están pudiendo vivir las familias con situaciones más complicadas”.

Otro ejemplo que cita es el CEIP Manuel Altolaguirre del barrio Palma Palmilla de Málaga, donde les cuentan que “el obletivo principal no es tanto la cuestión docente sino que los niños no pierdan los hábitos, que sigan leyendo y escribiendo, y no sobrecargarles con tareas porque eso les generaría más estrés. El mayor reto de estas familias era simplemente comer y, durante el reparto de alimentos, les entregaban hojas de atividades en papel también. Otras cuestiones como compartir wifi, como en Aljaraque (Huelva), ”está pasando en otros sitios“.

Centros de protección

En Unicef también preocupan los niños y niñas que están en centros de protección y reforma, porque “ya detectamos que había una necesidad de atención a la salud mental de estos menores, acentuada en este momento del confinamiento, por lo que hemos puesto en marcha una plataforma de apoyo de atención técnica a los profesionales que trabajan con estos niños, proporcionándoles guías para el cuidado de la salud mental, con dudas y consultas también para los niños, para quienes el confinamiento les hace mucho más vulnerables”.

“Desde el inicio de la crisis nuestra preocupación ha sido garantizar que los niños y las familias recibieran toda la infomacion, aportando recursos educativos, compartiendos propuestas con las administraciones y proporcionando plataformas para que se expresen”, apunta, aludiendo en ese sentido al Clip Club TV, un proyecto de participación y expresión junto a la Alcántara Family Foundation, con vídeos específicos hechos por niños y niñas, y donde los menores andaluces copan el 30% de las aportaciones a nivel nacional.

Para Martínez, los menores no son los más afectados por la pandemia pero sí por el confinamiento, asumiendo una gran “presión psicológica” pero en la que la mayoría “nos está dando una lección de entender lo que está pasando, de animar a la gente, de ser solidarios, que la sociedad tiene que tenerlo en cuenta y no debe dejar de invertir en nuestros niños y niñas”.

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