Recomiéndenme un libro emocionante
“Las radios apostaron por música facilona, las editoriales por productos accesibles, los museos por hacer imanes para la nevera”, escribe Braulio Ortiz Poole en La fórmula Miralbes (Caballo de Troya) que retrata cómo una novelista experimental vende su alma al mercado para triunfar. Nuestra “Búsqueda de great books versus bestsellers” tenía que contar con el autor de poemarios como Hombre sin descendencia Hombre sin descendenciaque confiesa que escribió su última novela “preocupado al comprobar, por mi tarea de periodista cultural en Diario de Sevilla, cómo el criterio mercantilista se ha impuesto a la calidad literaria. ¡Tantas novedades son novelas de presentadores de TV y poemarios de cantantes para adolescentes!”.
“Lo que se ve en el escaparate es desalentador”, dice, “sin embargo no debemos caer en la desesperanza porque hay editoriales magníficas que editan obras buenísimas”. Destaca “libros confesionales” como El amor del revés de Luisgé Martín, “sobre el estigma de ser diferente, temer ser un monstruo y la aceptación de la homosexualidad”; La lección de anatomía de Marta Sanz, “acerca del rol social de la mujer”, y “obras de duelo” como Nada se opone a la noche, de Delphine De Vigan “sobre la huella de la locura de su madre muerta y el afán por seguir a flote”; El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince, “sin rencor sobre el asesinato de su padre” y Lo que no tiene nombre de Piedad Boned, “dedicada a su hijo, en precario equilibrio mental, hasta el suicidio”.
En paralelo, admira “literatura excéntrica y gamberra” como Hombre salmonela en el planeta porno de Yasutaka Tsutsui, o La sinagoga de los iconoclastas de Juan Rodolfo Wilcock, la poesía de Alejandra Pizarnik y “la musicalidad en prosa de Lobo Antúnez o Tomás Bernhard, despiadado y maravilloso, en El origen, El sótano, El aliento”. “Me gustan los autores con estilo poderoso -sintetiza- pero los que me estremecen son quienes transmiten experiencias emocionantes. Porque en este tiempo superficial y ajetreado en que apenas nos hacemos preguntas y tratamos todo con frivolidad, en que el entretenimiento ha podido con la cultura, las propuestas que meten el dedo en la llaga, escarban en el dolor y ponen un espejo a lo mejor de la naturaleza humana, son reconfortantes”.
La emoción es también la apuesta que hacen en su “quiniela de caballos ganadores” los cuatro libreros de La extravagante (Alameda de Hércules, 33). Creada hace siete años aplica esta receta: “Elegimos nuestros diez libros preferidos del año, pedimos grandes cantidades al distribuidor y nos lanzamos a muerte a recomendarlos. Corriendo riesgos, pero seguros del éxito porque confiamos en nuestro criterio”, explica Maite Aragón, una de las tres socias cooperativistas.
Sobresalen Diarios de bicicleta del cantante de Talking Heads, David Byrne, (Reservoir books) del que han hecho acopio de los 150 últimos ejemplares de la edición en tela, ¿Eres mi madre? de Alison Bechdel, segundo volumen de la novela gráfica Fun Home (Reservoir books), Stoner de John Williams (Baile del sol) y Los ensayos de Montaigne (Acantilado).
“Te estoy desgranando mi quiniela pero conozco la de mis compañeros Begoña Torres, Pedro Gozalbes o Joaquín Sovilla quien adora Después del invierno, de Guadalupe Nettel (Anagrama), explica Aragón en la librería, innovadora en su modelo solitario con 22 micromecenas, 43 socios consumidores y 15 socios colaboradores que reciben ejemplares según sus cuotas, descuentos y préstamos de su biblioteca de indispensables.
“El panorama es más diverso que nunca” -declara David González que acaba de crear la editorial El Paseo tras 15 años en Almuzara. “Yo soy positivo y lo seré siempre”, manifiesta. Y argumenta: “aunque es preocupante que las librerías de librero se estén reduciendo, hay un repunte de editoriales independientes. Logran colocar sus títulos en las grandes cadenas. Han descubierto un público lector nuevo hasta el punto de que los grupos fuertes han tenido que reaccionar y apostar por autores emergentes. Igual que en política los partidos clásicos intentan renovarse ante los nuevos: ahí tienes a Braulio Ortiz en Random, Pablo Carrasco y Mario Cuenca Sandoval en Seix Barral de Planeta, Anagrama y Tusquets dando a Sara Mesa y Daniel Ruiz apoyo y promoción mediática alucinantes”. Algo -analiza- “muy bueno porque lo que no es normal es que en España los grandes referentes literarios sean los mismos hace 30 años”.
González, convencido de que “de Despeñaperros para abajo hay más talento”, lamenta que la selección se haga en Barcelona y Madrid en vez de en Andalucía “donde falta potencia industrial editorial porque ser periférico sigue siendo un hándicap”. Como editor y lector ve “un exceso de regodeo letraherido en los nuevos autores” y echa de menos “peripecia, libros en que pasen cosas, con conflicto, que avancen” como Rojo y negro o La Cartuja de Parma de Stendhal, los de Stevenson, la saga del cura detective de El candor del padre Brown de Chesterton, un Javier Cercas, o un Patrimonio de Philip Roth “donde la aventura no es lanzarse al mar con una espada sino la decadencia del padre”. O novela negra tipo Mankel, John Banville, Markaris, el Vázquez Montalbán del detective Carvalho.
“Yo estoy orgulloso de haber editado en España a un Edward Abbey, autor estadounidense que en los 70 escribió La banda de la tenaza o El vaquero indomable, con carga social fortísima pero un lenguaje que quería llegar a muchos”. Aunque el 70 por ciento de lo que lee David González es no ficción, como Leyenda Negra de Antonio Sánchez Jiménez (Cátedra), en ficción le gusta “esa literatura popular de entretenimiento que alimenta a un público de lector medio”. En cambio, le “aburre el regodeo en el culturalismo, tantas novelas que cuentan lo que ha leído el autor, hechas para el mundillo, como la última de Elvira Navarro que, como denuncia Erice, usa la fotografía y nombre de Adelaida García Morales para explotar el morbo cultural, sin esforzarse en escribir una novela biográfica rigurosa”.
La editorial de González tiene desde una línea de obras poco conocidas de autores clásicos “como Vieja Navidad de Washington Irving que inspiró el Cuento de Navidad de Dickens” a otra, De 9 a 99, para promover el diálogo intergeneracional con títulos como Historias mágicas de Oz. Pasando por ensayos como Trump, el león del circo de Francisco Reyero previo a la elección del nuevo presidente de EEUU “porque todo el mundo decía que no iba a ganar pero el hecho de llegar a candidato ya merecía que no ocurriera como con Hitler de quien faltó bibliografía antes del desastre”. En El paseo local se publican títulos sobre Sevilla “porque no hay cosa que más me engolfe que hacer libros sobre esta ciudad que, contra el tópico, no es nada ombliguista, se da caña continua y por eso está tan viva” y en El paseo bizarro, “narrativa de humor, golfa, en la que destaca la nueva saga de Rancio Sevillano (Julio Muñoz), autor de la serie de bestsellers iniciada con El asesino de la regañá. ”De los cinco libros, que yo he editado en ambas editoriales, se han vendido 65.000 ejemplares, lo que me encanta porque el humor escrito es difícilísimo y hay más autenticidad contracultural ahí que en tantas cajas vacías que el sistema respalda porque no son nada, no hacen mella“.
“Por cierto” -añade el editor antes de acabar- “que si quieres una experiencia de literatura extrema, lee la obra del colombiano Fernando Vallejo, La virgen de los sicarios o Años de indulgencia, de los pocos autores que el sistema no ha logrado digerir, capaz siempre de buscar las esquinas para seguir criticándolo todo”.
Su consejo evoca el llamamiento escrito por Braulio Ortiz en La fórmula Miralbes:
“Hagánme un favor: hoy no sacien sus instintos más primarios. Defiendan el misterio, el silencio. Si tienen un parque cerca, lean un libro debajo de un árbol (...) Actúen como seres civilizados (…) Recuerden que tienen un espíritu. Mantengan ese fuego”.