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ENTREVISTA
Suárez Japón se enrola en la expedición de los samuráis desde Sendai hasta Sevilla en el siglo XVII

Mapa del recorrido en Europa de la misión Keicho (1613-1620)

Alejandro Luque

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Cuenta Juan Manuel Suárez Japón que cuando Caballero Bonald visitó la estatua de Hasekura Tsunenaga en Coria del Río, a orillas del Guadalquivir, murmuró: “Más que historia, lo que aquí se contiene es mucha literatura”. Las palabras del escritor quedaron rondando al político y catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide, que muchos años después ha convertido la historia de los samuráis que visitaron Sevilla en el siglo XVII en una novela histórica, La katana perdida, recientemente publicada por Renacimiento.   

“Me jubilé en el 2015 y en el 2016 publiqué un libro de relatos, Aquello era Doñana, donde hablaba de la transformación en la marisma, la desaparición de la pesca, el papel que el propio río jugaba en la sociedad en mis años juveniles”, recuerda Suárez Japón, coriano de 1945. “El profesor José Manuel Rubio Recio, el catedrático con el que me formé, me lo presentó junto a Manolo Sanlúcar, y me dijo: ‘No sé si te va a gustar lo que voy a decirte, pero este es el mejor libro de Geografía Humana que tú has hecho’. Luego escribí una novela con carácter histórico, Los caminos de la orilla, sobre la emigración. Y finalmente, me metí con esto porque el mundo de lo japonés se ha ido metiendo en mi vida y ocupando la mayor parte de los espacios”.

En efecto, las conexiones histórico-culturales entre Japón y las tierras del sur español, y la comunidad de los apellidados Japón en Coria del Río han atraído en los últimos años el interés del escritor, autor de libros de referencia como Japones y japoneses a orillas del Guadalquivir (2007), De Sendai a Coria del Río: historias de japoneses y japones (2014), o La trastienda de Virginio (Memoria Gráfica) (2018). Asimismo, ha participado como autor invitado en la magna obra Japón archipiélago de cultura (2021), es fundador y vicepresidente Ejecutivo de la Asociación de Amistad Hispano Japonesa Hasekura y en 2016 el Gobierno de Japón, en nombre del Emperador, le otorgó la Orden del Sol Naciente, “la distinción más alta que ellos dan a extranjeros que ayudan a la amistad hispano-japonesa”.

Verdad y verosimilitud

Pero la ficción narrativa era un reto muy diferente a todo lo hecho antes: ahora se trataba de contar el viaje del noble japonés Hasekura Tsunenaga desde el puerto de Sendai hasta España en 1613, acompañado del monje franciscano español Luis Sotelo y de un nutrido séquito de samurais y comerciantes nipones, con el objetivo de establecer relaciones políticas y comerciales con la corona española y solicitar su apoyo para, entre otras cosas, acrecentar el cristianismo en su país.

“Cuando Hasekura viene a Sevilla, el presente de amistad que le entrega al Asistente de Sevilla es una carta que desaparece y no se encuentra hasta bien entrado el siglo XIX, y una katana, el arma síntesis de la lucha de los samuráis pero que, según descubrí entre las miles de lecturas que hice y sigo haciendo sobre Japón, había un tipo de katana que no tenía tanto carácter de arma como de pieza de orfebrería, y que los japoneses entregaban en las recepciones oficiales”, explica. “Esa katana llega a Sevilla, desaparece también, y nunca vuelve a encontrarse. Ese es el punto de partida de una trama en la que he mezclado tiempo pasado y presente, de la mano de un investigador español que trabaja en Japón y viene a indagar este asunto”.

En ella, el escritor ha tenido que combinar rigor científico e imaginación. “La novela es un producto de ficción, pero si es histórica tiene que ser respetuosa con los hechos, incluso añado un apéndice bibliográfico con los textos fundamentales sobre los cuales me he basado”, agrega Suárez Japón. “Leí hace algún tiempo, quizá en Juan Eslava Galán, que el concepto de novela histórica es complicado, porque novela es cualquier estudio al que puedes llamar como tal, e histórica significa no tanto la búsqueda de la verdad, como de la verosimilitud. La fabulación no puede ir contra los hechos reales”.

Un apellido inequívoco

¿Y por qué Coria? “Esta gente viene a Coria en un momento bueno, en que el pueblo es el antepuerto de Sevilla, aquí se completaban las cargas y se descargaban para que el barco pudiera entrar a puerto. Debió de haber una actividad muy grande”, comenta el autor. “El primer pueblo era Sanlúcar la Mayor, y el segundo era Coria. El hecho de que partieran de aquí y también regresaran fue determinante. Nadie sabe cuántos se quedaron ni dónde, pero como los propios japoneses han afirmado, nuestro apellido Japón solo puede tener un origen, y es la conexión de aquella época”.

“Eso hace que una parte de la trama la centre en el eje Sevilla-Coria”, concluye. “Pero para que el lector sepa quiénes son Hasekura, Luis Sotelo o Sebastián Vizcaíno, todo está filtrado a través de la figura de Eikichi Hayashiya, embajador japonés que estuvo aquí del 81 al 84, y volvió a Sevilla como jefe de la delegación que acompañó al príncipe Naruhito en el año 1992, con motivo de la Expo”.

Elogiado por autores de reconocido prestigio como José Calvo Poyatos o Fernando Iwasaki, Suárez Japón no tiene dudas de que La katana perdida no será su última novela. “Escribo sobre todo porque estoy jubilado, he tenido un accidente aórtico del que me he recuperado por suerte, pero necesito tener una actividad creativa e intelectual”, apostilla. “Decidí cerrar la maleta de la Geografía Humana, me jubilé en 2015 y me dedico ahora a leer y a escribir lo que me gusta. Necesito tener una tarea por delante que me anime a salir de la cama por la mañana y mantenerme activo. Estoy trabajando en algunos relatos, pero sin plazo y sin prisa. Lo que quiero es tener tareas por hacer”.    

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