“No hay país en el que se apoye menos la música que en España”
Un día perfecto. Equilibrio. Vivo. Con esas tres canciones comienza el último disco de Antonio Arco, ex alma máter del grupo granadino El Puchero del Hortelano. Dan una idea del estado de plenitud en el que se encuentra este arista andaluz, tras sacar su primer disco en solitario y haber girado por España, Argentina, Perú, Chile y Estados Unidos. Se toma un té verde, mientras disfruta de una mañana primaveral en la sevillana Alameda de Hércules. Acaba de llegar del festival norteamericano South by Southwest (Austin) y el jet lag no impide a este granadino (nacido en Loja, pero criado en Huétor-Tájar, ambas localidades granadinas) mostrarse amable y espontáneo.
Disfruta de su nueva etapa en solitario, descubre música con su mujer a la hora de la cena y se muestra orgulloso de la ciudad en la que reside desde hace una década, Málaga, donde cree que se cuida la cultura y es un hervidero de cine, teatro y música. La vida le sonríe y, aunque suene a tópico, él le sonríe de vuelta. Se salta todas las normas de la industria y hasta nos revela (“en exclusiva”) alguna canción y letra de su próximo disco.
¿Cómo ha sido la experiencia en South by Southwest, uno de los mayores festivales del mundo?
Tocamos en un lugar llamaba CU-29, un local muy bonito, alejado del jaleo de la calle principal. Eso terminó siendo un acierto, porque los que estaban allí, estaban porque querían estar. Tuvimos buenas críticas en radios y podcasts.
Lleva un año tocando en solitario, tras la disolución de El Puchero del Hortelano, una banda con 17 años a sus espaldas. ¿Qué tal está siendo la experiencia?
Personalmente estoy más tranquilo. Estar en una banda supone un consenso constante, o al menos así lo entendíamos en El Puchero del Hortelano, y eso agota bastante. Ahora las decisiones las tomo yo. Éramos seis y teníamos una discográfica independiente, de manera que gastábamos muchas energías buscando consenso y en funciones administrativas. Ahora estoy trabajando con Warner y eso repercute a la hora de componer canciones. Ha sido un paso necesario, sin nada negativo.
Ha quedado liberado para crear.
Totalmente. En cuanto he llegado de la gira, he cogido la guitarra y me he puesto a componer. Mola no tener que estar en otras cosas. Teníamos el estigma de que las multinacionales hacen lo que les da la gana con el artista, pero yo no veo que eso ocurra. El disco lo preparé para sacarlo por mi cuenta, pero ellos me dijeron que querían currar conmigo y no me hicieron retocar nada. Ya estamos trabajando en el siguiente: tanto ellos como yo estamos contentos.
¿Le interesan nuevos temas ahora que trabaja por su cuenta?
Tengo menos complejos. Todas las composiciones de El Puchero son mías, pero solo es una parte de lo que yo hacía. Ahora tengo una amplitud de miras mayor y hay temas, como Mamá, que no creo que hubieran pasado el filtro de El Puchero. Teníamos una forma de entender la música, el directo, la fiesta… que ahora no me limita. No es que me interesen otras cosas, es que ahora puedo desnudarme más frente al público.
¿Cree que sus canciones son ahora más íntimas?
Sí, son más autobiográficas. En cierta medida, cuando te ves expuesto a una criba, hay cosas que no te apetece enseñarlas, como hablar de mi madre. Que se descartaran temas autobiográficos sí puede doler. Haciendo una introspectiva, quizás por eso salen ahora esos temas que antes no salían.
Su discográfica define su estilo como rock con acento flamenco. ¿Está de acuerdo?
Yo creo que vengo de donde vengo. El deje, la voz, los melismas no los veo flamencos, pero cuando sales de Andalucía, todo el mundo lo asocia al flamenco. Para mí, en cambio, el flamenco es una cosa muy grande y con unas estructuras muy rígidas, de las que huyo. Resumiendo: las etiquetas me la sudan un poco.
¿Ha ganado en optimismo del “No me gusta” de El Puchero del Hortelano al “Hoy es un día perfecto” de su disco en solitario?
Me ha pillado en un momento pleno de mi vida, porque cambiar siempre es bueno. La vida es a veces muy dura, pero si sabes esperar el momento, siempre trae algo bueno. Profesionalmente ha sido un año maravilloso. Yo quería sacar mis canciones, vengo de presentarlas por medio mundo y ya estamos hablando de un disco nuevo. Personalmente, tengo una familia maravillosa, que me ha apoyado en este salto al vacío. Eso se refleja en mi manera de hacer las canciones, aunque siga habiendo cosas que quiera cambiar y mi próximo disco tenga una canción que se llama Harto.
¿Y de qué se declara harto?
Hay una frase en esa canción que dice: “Entre la pugna y la contienda del que no tiene piedad”. Quizás estoy harto de los enfrentamientos banales, que no llevan a ningún lado. He estado escuchando la sesión de control del Gobierno de esta mañana (en la que Pablo Iglesias soltaba aquello de: “Me la suda, me la pela, me la bufa”) y es de mearse de risa. En un debate de un colegio de primaria hay mayor nivel dialéctico y de respeto que en el Congreso de los Diputados. No pasan del insulto, la risa, la ironía constante… sufro una gran desilusión con la política en España.
¿Son ahora más certeros los dardos de Arco?
Lo tengo más claro, eso es algo que viene con la edad y la madurez. Cuarenta años para equivocarme y cuarenta para sufrir desengaños. Se aprende a bases de palos, llevo ya unos añitos en la música y sé lo que quiero y lo que no.
¿Y qué es lo que quiere?
Lo que quiero es salud y tranquilidad para los que quiero. Con salud me refiero a salud espiritual. Musicalmente tengo todo lo que quiero. Como digo en la canción Un día perfecto: “A veces no dudo un segundo lo que es importante y entonces comprendo que aquello que siempre busqué es lo que ahora tengo”. Lo cantaba por mi familia, pero es aplicable al momento personal. Musicalmente tengo lo que quiero: quiero seguir tocando, creciendo, pero no hay ninguna meta que me obsesione.
¿Ve innovación y diversidad en la música actual?
Sí, pero hoy el gran dilema es descubrir la música. En descubrir la música es donde está el pescado, aunque en la radio siempre suene lo mismo. Hace unos años, lo que había en las tiendas era los que había, pero con Spotify es una maravilla. Cuando ceno con mi mujer, acostumbramos a usar ese momento para descubrir música. Las playlists de Spotify son las cintas de varios que hacíamos de jóvenes. El problema es que nada escapa de las garras de la industria y está claro que muchos de los “descubrimientos semanales” están puestos ahí por alguien.
En los últimos meses ha tocado en Estados Unidos y en Latinoamérica. ¿Dónde ve que se apoye más la cultura?
Vengo de hacer una gira por varios países y no hay país en el que se apoye menos la música que en España. En Argentina, el rock forma parte de la vida social y se reconoce a los músicos su papel en la sociedad, que es mucho, ya que la música está presente en la vida social, afectiva y económica de cualquier persona. Da igual si estás en Buenos Aires, Lima o Santiago de Chile, la admiración hacia los músicos de rock es bastante mayor que en España y, por tanto, el gobierno apoya más. Hay un apoyo institucional y económico mayor.
¿Qué se debería hacer aquí para apoyar más la música?
El boom inmobiliario en España supuso que se construyeran auditorios para dos mil personas en pueblos de diez mil habitantes. Ya que están hechos, vamos a utilizarlos y darle programación, que no es tan caro. Quizás la cultura no es una necesidad básica, pero sí es una necesidad de desarrollo de la humanidad.
¿No es un poco perversa esa afirmación de que la cultura no es un bien básico y que se puede recortar por ahí?
Eso es lo que ha hecho este gobierno, de manera brutal, con el IVA. Por lo visto, a los toros sí se les puede bajar el IVA. Aun siendo músico, entiendo que hay cosas más importantes como la sanidad o la educación, pero la música es un pilar fundamental del desarrollo de la persona. No hace falta dejarse la mitad del presupuesto de un ayuntamiento en traer a artistas mainstream a las ferias del pueblo, como se hacía antes y que era una barbaridad. Creo que los espacios existentes no deberían estar cerrados, sino abiertos a los jóvenes, que en vez de estar todo el día en el botellón, se acostumbraran a gozar de música en directo. La iniciativa privada es la que está sosteniendo la música en Andalucía.