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El padre de Chaves Nogales también era periodista… y tan bueno como su hijo

Chaves Rey, padre de Manuel Chaves Nogales

Alejandro Luque

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Han debido pasar algunos años para que la figura de Manuel Chaves Nogales se coloque en el lugar que merece, entre los grandes del periodismo español y un nombre fundamental para las letras del siglo XX. Una de las mayores responsables de este rescate, María Isabel Cintas, catedrática de Lengua castellana y Literatura, se propone ahora llamar la atención sobre el padre de Chaves Nogales, Manuel Chaves Rey. Según la estudiosa, tan buen periodista como su hijo, y sin duda una influencia determinante para el autor de A sangre y fuego.  

“Cuando he trabajado la figura de Chaves Nogales, el padre aparecía continuamente, sobre todo en Sevilla”, explica Cintas, que acaba de publicar Chaves Rey, el cronista de Sevilla (Editorial Universidad de Sevilla). “Fue el maestro de Chaves Nogales, estuvieron muy unidos, y Chaves Nogales le acompañaba desde muy joven a la redacción de El Liberal, donde trabajaba, o a las tertulias del Ateneo y de la Academia de Buenas Letras. También iba con él al Archivo Municipal, donde aprendió a bucear en el pasado y se nutrió para toda su producción”.

Nacido en 1870, masón, Chaves Rey destacó como rescatador de leyendas y episodios históricos sevillanos, con especial atención hacia las costumbres, curiosidades y tradiciones en trance de perderse en el olvido. “Su formación primera es como pintor, y de hecho dejó numerosos dibujos. Pero se vuelve un gran admirador de Mariano José de Larra, empezó a imitar su forma de vestir y hasta de hablar, y se mimetizó incluso en el peinado”, comenta la estudiosa. Comienza así una obra que comprende títulos como Bocetos de una época (1892) o Pro Patria. Homenaje a los heroicos hijos de Sevilla don José González Cuadrado y don Bernardo Palacios Malaver (1893).

Documentación exhaustiva

De la misma forma que su hijo se interesaría por un torero como Juan Belmonte, al que dedicó una biografía memorable, Chaves Rey se sintió atraído por Pepe Hillo, matador que inmortalizaría también con su prosa. Sus Páginas sevillanas (1894), Historia y bibliografía de la prensa sevillana (1896),​ Sevilla en la guerra de África (1859-1860)​ y Cosas nuevas y viejas (1904) lo consagrarán como cronista oficial de la capital hispalense. “Además”, agrega María Isabel Cintas, “escribirá sobre fotografía, un poemario titulado Perder el tiempo o una vida de Larra documentadísima. Esa será sin duda una de las características de su obra, que heredará su hijo: se documenta extraordinariamente para todo lo que escribe, es minucioso tanto en el texto como en las notas al pie”.       

De hecho, esta circunstancia llegó a ser un hándicap para él. “Tuvo el problema de que entonces el periodismo era algo que hacían los que sabían escribir bien. Y estar documentado, como él hacía siempre, era algo que parecía muy fácil. Hoy hay que reivindicar también ese comportamiento, el modo exhaustivo en que estudiaba sus temas”, apunta Cintas. 

En lo político, Chaves Rey “es un heterodoxo que posee todos los rasgos de la Revolución Francesa, un defensor a ultranza de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Un librepensador, afín al liberalismo decimonónico, que como masón defenderá los principios de tolerancia y de diálogo que se oponían a aquella sociedad sevillana que proclamaba ‘vivan las caenas’. Chaves Rey es muy duro con aquella gente que habría querido seguir sometida a la dictadura de Fernando VII, llamado El Deseado y el Felón. Recordaba el tiempo en que las ejecuciones a garrote se sucedían casi a diario en la Plaza de San Francisco, y se muestra muy duro con esa sociedad obediente”.

Esencia sevillana

“He podido comprobar todo el poso que el padre dejó en el hijo”, prosigue la estudiosa. “Toda esta información ha podido extraerla Cintas buceando, entre otras fuentes, en el fondo Soto Molina de la Biblioteca Pública de Jerez. ”Soto Molina recogió mucha información en un montón de cuadernos que eran algo así como la era pre-Google. Eran cuadernos de recortes donde los periodistas pegaban noticias de interés que iban a usar luego“, asevera.

Ahora que ha salido a la luz una nueva edición de las obras completas de Manuel Chaves Nogales en una lujosa edición de Libros del Asteroide, ¿cree María Isabel Cintas que la producción de Chaves Rey debería correr la misma suerte? “Abogo por ello”, dice la catedrática. “Quizá la poesía no merece tanto la pena, es quizá muy becqueriana. Pero en el teatro, por ejemplo, escribió varias obras como ¡Vivan las caenas! o El candilejo, con temas históricos y jugosos cuadros costumbristas. Llegó a sacar incluso caballos en escena para hablar de Riego, con un éxito enorme. Cuando Sevilla lo descubra, va a descubrir parte de su esencia”.       

Chaves Rey muere en 1914 con 44 años, otro dato que lo equipara a su hijo, que fallece con 46. “La lápida del Cementerio de San Fernando que cubre sus restos está en la más absoluta ruina, con un nicho pequeño y destrozado del que nadie se ha vuelto a ocupar”, concluye Cintas. “Y lo mismo sucede con su obra, que es interesantísima”. 

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