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El negocio de la explotación laboral de los inmigrantes: cae en Málaga una trama dedicada a blanquear los beneficios

Foto de archivo de varios agentes de la Policía Nacional.

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Málaga —

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Pagaban un salario ínfimo y en metálico por extenuantes jornadas de trabajo en la construcción a extranjeros, casi siempre subsaharianos sin permiso de trabajo y en situación de vulnerabilidad, captados a través de una asociación de ayuda al inmigrante. El reverso de esta explotación laboral estaba en el rédito económico que obtenían: pingües beneficios que blanqueaban a través de una estructura de empresas pantalla y testaferros.

La Policía Nacional ha desarticulado este entramado societario creado para blanquear, presuntamente, el dinero obtenido de la explotación laboral de extranjeros. Las operaciones bancarias analizadas suman más de 4.000.000 de euros, según una nota distribuida por la Policía Nacional. 

El pasado mes de julio se dio el primer paso de la operación, cuando fueron detenidas 18 personas por un presunto delito de trata de seres humanos con fines de explotación laboral. Ahora, y como consecuencia de la investigación patrimonial, los agentes han detenido a otras cinco personas en la ciudad de Málaga, han imputado a cinco personas jurídicas y han bloqueado 18 cuentas bancarias con un saldo de casi 92.000 euros.

Abusos y explotación laboral

Las primeras pesquisas de esta operación, denominada Togo II, parten de Málaga, donde los agentes detectaron una red que, bajo la apariencia de una estructura empresarial, utilizaba la imagen de asociación de ayuda al inmigrante para captar víctimas potenciales para explotarlas en el sector de la construcción. La gama de abusos era variada: las víctimas tenían que comer y dormir en el interior de vehículos y realizaban servicios de peón o de seguridad de obras en jornadas que continuaban más allá de 24 horas.

El operativo policial, que se realizó en julio del pasado año, culminó con 18 detenidos (17 en la ciudad de Málaga y uno en Madrid), y cuatro registros en Málaga donde se intervinieron 30.000 euros en efectivo, un vehículo de alta gama, varios teléfonos móviles y documentación relacionada con la investigación.

Pagos en metálico de cantidades “ínfimas”

La investigación no se detuvo ahí, sino que tenía una pata económica. Se trataba de poner la lupa sobre la estructura societaria de la organización criminal desarticulada. Estaba compuesta por siete personas jurídicas (algunas de ellas a nombre de testaferros): estarían actuando ilícitamente al explotar laboralmente a extranjeros irregulares mediante subcontratas realizadas a las sociedades mercantiles controladas por los miembros del entramado.

Estas empresas hacían pasar a los inmigrantes (en su mayoría subsaharianos, sin permiso de trabajo y en situación de vulnerabilidad) por terceras personas dadas de alta en la Seguridad Social. A su vez, ejercían un control exhaustivo de las horas que trabajaban y les pagaban en metálico in situ cantidades de dinero “ínfimas”, muy por debajo de los salarios mínimos estipulados. De esta forma, lograban beneficios extraordinarios de la explotación laboral.

Adquisiciones de vehículos con los beneficios

Las operaciones bancarias analizadas por los investigadores suman 4.185.397,80 de euros. Los investigadores detectaron actividades “inusuales” para una sociedad mercantil, por la elevada cantidad de dinero, la dinámica de las transmisiones, y el hecho de tratarse de dinero en metálico.

Según la Policía, la trama funcionaba por el criterio o principio de “caja única”: los ingresos y gastos del entramado societario se centralizaban en una tesorería única con todos los recursos financieros a su cargo, sin que cada sociedad o asociación pueda disponer del mismo con autonomía, coexistiendo en este caso los ingresos lícitos con los ilícitos.

Los agentes también comprobaron que parte de los ingresos obtenidos con la actividad ilícita se destinaban a la adquisición de bienes muebles (vehículos) a nombre de las dos asociaciones creadas expresamente para ello, sin ingresos recurrentes ni actividad económica alguna. Mientras tanto, otra parte de las ganancias se utilizaban para hacer frente a los pagos en efectivo de los inmigrantes explotados.

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